Abraham Chavelas.
Acapulco, un día caluroso. Bajo un árbol gigante me encuentro con Abraham Chavelas, promotor cultural radicado este puerto. Agua de jamaica en mano, platicamos sobre Más música, menos balas, proyecto que desde 2011 busca esquivar el azote de la violencia en Guerrero y salvar espacios para la fiesta y todos los beneficios que ésta trae consigo.
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Todo comenzó con un “menos bla bla bla y más acción”, opinión que tuvo Abraham en Acapulco tras unas fiestas navideñas que ya ni merecieron ese nombre. Fiestas había pocas en esos tiempos por la guerra contra el narco y el miedo. En el Bar del Puerto, uno de los bares más viejos de esta ciudad del Pacífico, a Chavelas se le ocurrió hacer un llamado a la no violencia, lo cual era dedicado a los amigos diciendo que precisamente en los tiempos de crisis hay que celebrar contra el miedo y a favor de la acción.
Rank, graffitera mexicana.
Entonces, organizaron una pequeña fiesta para llenarse de energía, dejar de quejarse y comenzar a hacer algo. A Chavelas le quedó claro que no bastaba con esa fiesta. Por eso lanzó el grito “Más música, menos balas”, que devino en una valiente ong bajo el mismo nombre. Primero el mensaje fue transmitido de boca en boca y por redes sociales, donde rápido se sumaron más personas. Después de Acapulco siguió Monterrey tras la balacera en el Café Iguana, el 21 de mayo 2011. Hoy en día ya se festeja contra las balas en Guadalajara y Xalapa, y se siguen sumando más gente, todos voluntarios, con ganas de hacer algo por la situación que ocurre en el país.
El objetivo principal de Más música, menos balas es mezclar el arte con la fiesta y motivar a la gente a salir de sus casas y convertirse en protagonistas de más acciones: “Ya no podemos esperar que el gobierno solucione las cosas. Tiene una obligación, pero no lo esta haciendo, así que lo tenemos que hacer nosotros”, opina Abraham.
Aunque este proyecto acoge a muchas disciplinas artísticas, la favorita de Más música, menos balas se ve en el nombre. “¿Por qué?” le pregunto a Abraham mientras seguimos bebiendo aguas frescas para atacar el calor. Él responde que es mucho más rápido organizar un concierto que una obra de teatro (dependiendo de la obra, ¡por supuesto!). “Aparte de eso, la música es el arte más inmediato y más combinable con cualquier otro tipo de performance”, señala.
Intervención callejera en Acapulco.
Pues… mejor educación, ¿no?
En vez de solo presentar arte en espacios dedicados a tales fines como las galerías, ha sido importante para el proyecto intervenir espacios públicos como un bar o la calle, para acercarse más a la gente de diferentes barrios.
Para Chavelas está claro que la educación y el arte son dos de los medios más potentes para generar cambios, y por eso debe de ser accesible no solo para un grupo privilegiado sino para todos. Además de llevar Más música menos balas a lugares públicos, era necesario englobarlo en un concepto a favor de una causa: no solamente promocionar el arte, sino usarlo para contrarrestar los efectos de la violencia, formar nuevos ciudadanos y sensibilizar a la gente. Sin embargo queda mucho por hacer. Según Abraham a estas alturas del proyecto ya se ha generado la convocatoria y ha recibido una gran respuesta a nivel nacional e internacional, y eso habla de lo bien que están haciendo las cosas.
Elis Paprika, foto por Diego Rodríguez en Photostage3.
Tan simple: creatividad a partir de la crisis
Fuera de su desafortunado origen (una lucha perdida contra el narcotráfico), Más música, menos balas no llegó en un mal momento. El tiempo de crisis que está viviendo México ahora debe de ser aprovechado creativamente. “Si se aplica la regla de que en los tiempos de crisis surgen los mejores artistas, pues deberíamos aprovechar nuestro tiempo de crisis”, opina Abraham sobre su ciudad.
El puerto ya debería ser una ciudad con mayor movimiento cultural, pero no lo es. “Por descuido, por apatía, por falta de interés, por falta de apoyo”, añade. “El acapulqueño parece vivir en una isla sin revistas, sin internet”. Sin embargo hay una cantidad notable de buenos artistas en Acapulco.
“Toda esta catarsis que pueden vivir a través de lo que esta ocurriendo en Acapulco, de la violencia, puede ser importante”, continúa Abraham. “En los momentos de crisis surgen las grandes obras y ya estamos esperando que exploten”. Más música, menos balas contribuyó para vincular la obra de artistas emergentes al nuevo público. El paso está dado, solo hay que levantar ese culo perezoso de la silla Acapulco.
Conoce más sobre este proyecto en su página oficial de Facebook.