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opinión y análisis

Las sorprendentes similitudes entre las ballenas y los primates

La ciudad de Chicago celebra una cumbre que reúne a grandes primatólogos del mundo. Destaca la presencia del experto en cachalotes Shane Gero, quien constata grandes similitudes entre dos de los mamíferos más inteligentes del reino animal.
Imagen por The Dominica Sperm Whale Project

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Este artículo fue publicado originalmente en Motherboard.

Esta semana se celebra en Chicago una muy nutrida cumbre de primatólogos que reúne a los miembros de la Sociedad Internacional de Primatólogos y la Sociedad de Primatólogos de Estados Unidos. Parece que todo científico que trabaja a día de hoy con monos y con simios estará presente, incluida Jane Goodall, la legendaria activista, antropóloga, primatóloga y etóloga.

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Hasta hoy, cada jornada ha transcurrido plagada de conferencias sobre grandes cuestiones que han abordado temas tan diversos como los vínculos afectivos y la colaboración entre primates, o la conservación de las especies y de sus hábitats naturales. Las noches de las jornadas están siendo consagradas a eventos sociales, en las que los científicos bromean y disponen de un público que hasta se ríe de lo que dicen. A fin de cuentas son todos científicos.

El problema, obviamente, es que a no ser que seas primatólogo, no vas a entender ninguna de las bromas. Ni siquiera basta con ser científico. Yo trabajo como biólogo especializado en cachalotes. Y por mucho que nadie lo sospeche, lo cierto es que los cetáceos y los primates tienen muchas más cosas en común de lo que se piensa la gente. Y, precisamente, tal es el motivo que me ha traído a Chicago esta semana.

El biólogo especializado en cachalote Shane Gero. (Imagen por The Dominica Sperm Whale Project)

A lo largo de la última década he liderado la investigación del Dominica Sperm Whale Project, un estudio basado en el comportamiento y la comunicación entre los cachalotes. Gracias a haber pasado miles de horas en compañía de toda suerte de ballenas y de cachalotes he aprendido a conocerlas casi como a personas, como a hermanos y a hermanas, o como a madres y a niñeras.

En realidad, sobre todo las he conocido como a una comunidad de familias que viven juntas en el mar del Caribe. Mi trabajo ha abierto el camino para ayudar a reconocer a las ballenas, a las familias de cetáceos y a la cultura de los cetáceos en general, por los sonidos que emplean para comunicarse entre ellos. A día de hoy sabemos que la identidad individual y cultural es fundamental para los cachalotes y para las ballenas. Por desgracia, muchas de esas comunicaciones ancestrales están muriendo a día de hoy.

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Claro que yo soy un outsider aquí en Chicago, una especie de ballena fuera del agua, para entendernos. O sea, que en Chicago estoy rodeado de las grandes eminencias mundiales en toda clase primates, desde los lémures hasta los monos y pasando por nuestros parientes más cercanos, los simios.

En realidad, el estudio de ballenas y delfines, la llamada cetología, vendría a ser como la hermana pequeña de la primatología. Los once años que llevó viviendo entre ballenas palidecen tristemente cuando se los compara con las múltiples décadas de investigación de la vida y hábitos de los primates, muchas de las cuales han conseguido rastrear e investigar a familias enteras durante generaciones.

Sin embargo, durante estos siete días de conferencias, estamos teniendo la oportunidad de poner en común nuestros conocimientos y de descubrir hasta qué punto las similitudes entre las sociedades de ballenas y las de primates pueden llegar a ser extremadamente parecidas.

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Chimpancés orientales en la parque nacional de Gombe Stream, en Tanzania. (Imagen por Wikimedia Commons).

Las ballenas y los simios llevan vidas socialmente muy complejas. Aprenden los unos de las otros, colaboran entre ellos, comparten comida, se transmiten las tradiciones, defienden a los más jóvenes y se comunican a través de un sistema vocálico igualmente alambicado. Obviamente también les separan grandes diferencias. El océano es un lugar profundo, oscuro, inmenso y húmedo.

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Ello explica que las ballenas interactúen mayormente por sonidos cuando no se ven las unas a las otras, que es algo que sucede muy a menudo. Además, los cetáceos se desplazan por superficies mucho más vastas que cualquiera de las áreas protegidas en las que los primates salvajes son estudiados. [Se sabe que algunos cachalotes surcan con frecuencia la kilométrica inmensidad oceánica].

La investigación sobre delfines, cachalotes y ballenas se ha concentrado en las interacciones registradas en sus núcleos sociales, mientras que los primatólogos han podido observar a sus ejemplares individualmente. Ellos han logrado descifrar las dinámicas sociales que explican las relaciones entre simios o monos específicos, durante largos periodos de tiempo.

Como consecuencia de ello los primatólogos se encuentran a años luz de los cetólogos en su entendimiento de cómo las madres educan a sus pequeños, en los mecanismos que laten bajo su toma de decisiones — tanto individual como colectivamente —, en su manera de resolver conflictos, en la investigación de los mecanismos fisiológicos, psicológicos o neurológicos que rigen su comportamiento, además de en el estudio de las capacidades de los primates para detectar la desigualdades y su concepto de justicia.

Las sociedades de primates más poderosas están construidas sobre la reconciliación; es decir, sus estructuras más complejas quedan apuntaladas después de que se haya registrado alguna suerte de desencuentro. El primatólogo Frans de Waal, que estudia la inteligencia social de los primates, ha sugerido en su conferencia que los chimpancés revelan cinco comportamientos integradores y positivos por cada comportamiento negativo que muestran.

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Es decir, que su actitud es eminentemente positiva lo que apuntala la fortaleza de sus vínculos. Y respecto a los cetáceos, todavía no existe un trabajo extensivo sobre la cooperación de los individuos en situaciones de conflicto. Lo que sí sabemos es que mantienen vínculos afectivos a través de un sistema de "comunicación vocálica", en el que mantienen conversaciones de a dos.

La vida, según parece, se basa en la calidad de las relaciones que establecemos con quienes nos rodean, sin perjuicio de que unos hayamos nacido en el océano y los otros lo hayan hecho en la selva o en Chicago.

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Imagen por Amanda Cotton/The Dominica Sperm Whale Project.

Los avances empleados en la construcción de drones y en los dispositivos portátiles que se implantan en los animales cambiará en grado sumo la manera en que estudiamos a los cetáceos y a los primates. Claro que es muy posible, que la mayor afinidad entre primatólogos y los expertos en cetáceos sea la profunda pasión que ambos compartimos por proteger las vidas de los animales con los que trabajamos. Es imposible no pasar miles de horas en compañía de estos animales sin sentir la necesidad de defenderles y de hablar por ellos.

Durante mi estancia en Chicago, me ha quedado muy claro que tanto los primatólogos como nosotros nos llevaremos a casa el mismo mensaje. Sin perjuicio que venga de la jungla o del fondo del mar. Estos animales viven vidas auténticamente sofisticadas, que nada tienen que envidiarle a la nuestra. Si no actuamos deprisa para protegerles, nos exponemos a perder una fuente de sabiduría incalculable.

Shane Gero es un investigador marítimo de la universidad de Aarhus, en Dinamarca En 2005 fundo el proyecto Dominica para la investigación del Cachalote, un estudio a largo plazo sobre la estructura social del cachalote y su comunicación. Puedes seguirle en Twitter a través de su perfil personal @sgero, o del profesional @DomWhale.

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