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Ella es Doaa Yasseen. Tiene 11 años y vive en la ciudad de Gaza, en el territorio de Palestina. Ella perdió el brazo derecho el 6 de mayo de 2015. Doaa salió de la escuela e iba caminando a su casa cuando vio algo, que pensó, era un juguete y lo recogió. Resultó ser una munición sin explotar. El doctor le dijo a su familia que era urgente que la llevaran a un hospital en Nablus, en la Ribera Occidental, a más de 100 km de Gaza. Ahí operaron a Doaa ocho veces en los 52 días que estuvo hospitalizada. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
Doaa era una estudiante estrella antes de la explosión. Su rendimiento se vio afectado desde entonces, aunque sigue siendo una buena alumna. "Escribir con la mano izquierda ha sido una de las cosas más difíciles que he hecho", dijo Doaa, sentada en su escritorio. "Las heridas también tuvieron consecuencias psicológicas. Afectó en su autoestima; ella cubre su mano derecha con una venda la mayoría del tiempo mientras está en el salón", aseguró Noha, director de la escuela. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
"Cuando regresé a la escuela, no quería jugar con mis compañeros. Pero ellos me han apoyado mucho y nos seguimos divirtiendo juntos como antes", dijo Doaa. Cuando ella salió del hospital, ya había terminado el periodo de exámenes en la escuela. La institución organizó un comité especial para que ella pudiera hacer las pruebas y, después de aprobar todo, pasó al quinto año. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
"Hay veces que Doaa se siente vulnerable y abrumada" aseguró Fadwa, la madre de Doaa. "Ella me pregunta que por qué le pasó a ella, y cuando tenemos visitas se esconde en su cuarto. Tiene el apoyo de toda la familia. Nosotros no tenemos dinero ahorrado y no ganamos mucho tampoco. Pero le compramos una tablet cuando salió del hospital. Su hermano entendió que Doaa necesita nuestra atención más que él". (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
Doaa recibió una mano artificial semanas después de que miembros de la Cruz Roja Internacional la conocieron en su escuela, cuando fueron a dar una plática sobre las bombas que no han explotado en territorio de conflicto. "¿Le puedo poner esmalte de uñas?", fue lo primero que le preguntó al doctor cuando se la dio. Más de un año después del incidente, Doaa se sigue adaptando a su condición. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
Doaa tiene nueve hermanos —seis niños y tres niñas—. El mayor, Tamer, fue el que encontró a Doaa en el piso cubierta en sangre después de la explosión. Él, junto con su esposa y sus dos hijos, sigue viviendo en casa de Doaa. Alaa Yaseen, el papá de Doaa, tiene 40 años y perdió su trabajo en una construcción por las restricciones que se le impusieron a la Franja de Gaza para importar materiales básicos para la construcción. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
La abuela de Doaa, que la acompañó durante los 52 días que estuvo hospitalizada en Nablus, le pinta las uñas. Una vez que salió del hospital, Doaa tuvo que faltar a la escuela por unos meses para recibir rehabilitación física y así poder aprender a escribir con la mano izquierda. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
En imágenes: los palestinos que cruzan a Israel para ver a sus familiares en prisión. Leer más aquí.
Doaa va a terapia con otros niños que sufrieron una experiencia parecida. Las sesiones le han ayudado para mantener una actitud positiva para lo que le pueda traer el futuro. Fadwa, la mamá de Doaa, admite que toda esta experiencia ha sido muy emotiva para toda la familia. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
Aunque ya han pasado casi dos años desde que terminó el último conflicto en la Franja de Gaza, la población se sigue viendo afectada. Doaa es sólo una de muchas niñas y niños que han sido marcados de por vida por un artefacto explosivo que quedó después de la guerra. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja)
Doaa juega con su tablet en un parque en la ciudad de Gaza después de su sesión. Gaza tiene uno de los índices de natalidad más altos del mundo. La gente sigue teniendo esperanza de que algún día sus hijos podrán salir a jugar sin miedo. (Imagen vía J. Serrano Redondo/Comité Internacional de la Cruz Roja).