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Música

Las dos Españas: C. Tangana y Yung Beef

En realidad nos están haciendo reflexionar sobre el sistema, chavales.
C. Tangana por Alberto La Cruz vía Noisey ES/Yung Beef por Anna Álvarez Ortega vía VICE

"En realidad, yo creo que la gente lo único que se está planteando es si se refiere a Rosalía y qué pasó con ella". Me lo dice una amiga cuando le mando por WhatsApp el beef que Yung Beef le ha tirado a C. Tangana junto a un mensaje que dice algo así como "Tía, estoy muy emocionada porque estos dos están consiguiendo que mucha gente reflexione sobre el sistema sin ser tan evidentes ni tan pollas viejas como Los Chikos del Maíz", comiéndome letras y con emojis de corazones al final.

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Pero mi amiga me dice que no, que en realidad nos quedamos en el highlighter y en su brillo. Me echa por tierra la teoría y puede que tenga razón. Pero me da igual. Me niego a creer que no haya en este momento cientos de chavales dándose cuenta de que, detrás del "yo soy de Yung Beef" y detrás del "yo soy de Tangana" hay una cuestión ideológica.

Porque tras la rueda de prensa que dieron en el Primavera, en la que Puchito invitó a doña Sofía a comerle los cojones y dijo que el Rey era un gilipollas, España se dividió. España se divide cada semana, ahora tenemos a Lopetegui y a Hierro, pero esa es otra movida más mundana todavía.

El caso es que España se dividió entre chavales que creen en abogar por la autogestión y en no seguir las normas del sistema (los de Yung Beef) y entre los que piensan que lo más inteligente es combatir al establishment con sus propias armas (los de Tangana, que opta por el aceleracionismo).

Es decir, enfangarse en él, meterse hasta lo más hondo para destruirlo, o para adquirir poder a su costa. España se dividió entre los que confían en que se puede vivir al margen del sistema y parasitar y los que creen en instrumentalizarlo desde dentro. La superioridad moral de la izquierda de la que habla Ignacio Sánchez Cuenca en su último ensayo vs. la superioridad intelectual y práctica de la derecha (por muy anarquista que se diga la derecha).

A mí, llamadme loca, me recordó un poco al 15M. A esas últimas noches de asambleas en las que además olía mucho a cerveza y se debatía sobre si había que optar por la vía institucional o seguir operando al margen de ella, en las calles y en las plazas. Me da igual si esto es un beef orquestado —que probablemente lo sea— o una herramienta de marketing.

Me da igual si esto es el preámbulo de un tema juntos —que probablemente lo sea— o quién gana. El caso es que me recordó al 15M y a jóvenes pensando y hablando de ideas desde la sencillez discursiva. No es casualidad que Ernesto Casto eligiera a estos dos para entrevistarlos en su canal de YouTube.

En la última fiesta de VICE, Kaixo, amigo de la casa, me dijo que se iba a volver a poner de moda el discurso. Asentí y pensé que ojalá, pero no confié nada en su predicción. Pero este beef, el debate del Primavera o C. Tangana insultando a la monarquía con su contrato firmado me hacen pensar que quizá tenga razón. Que ya no nos quedamos solo con el brillo del highlighter. Diga lo que diga mi colega.

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