Brasil tiene más McDonald’s que cualquier otro lugar en el hemisferio occidental, después de Estados Unidos. Hace poco, la policía federal brasileña anunció que llevaba los últimos meses investigando a McDonald’s por una serie de denuncia sobre las “condiciones esclavizadoras” en las que trabajaban sus empleados. El caso se anunció la semana pasada, en respuesta a la queja que emitió en octubre una chica de 17 años, denunciando que había trabajado durante ocho meses en un McDonald’s en São Paulo sin recibir un solo pago.
La chica testificó que cuando empezó a trabajar en McDonald’s, le pidieron que abriera una cuenta de banco para recibir su salario a través de depósitos. Cuando le entregó la información de su cuenta de ahorros, el gerente le dijo que abriera una cuenta de cheques. La chica abrió la cuenta de cheques, pero asegura que la gerencia continuó inventando excusas para no pagarle. Al principio, su madre, Maria das Graças Nonato, pensó que su hija le estaba mintiendo sobre sus ganancias, pero eventualmente la llevó a una reunión con los representantes del sindicato, quienes llevaron las acusaciones a la policía federal.
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Antonio Carlos Lacerda, abogado del Sindicato de Trabajadores de Restaurantes y Hoteles, dice: “La policía se está enfocando en este caso en particular porque la chica accedió a testificar, pero no se trata de un incidente aislado. Sabemos de muchos en situaciones similares, y es por eso que decidimos actuar. Creo que cuando concluya la investigación, quedará demostrado que existe un patrón sistemático de este tipo de comportamiento en todo el sistema de McDonald’s”.
Este incidente es un contratiempo más en la larga lista de problemas laborales que enfrenta McDonald’s en Brasil. El año pasado, hubo 1,790 casos contra la compañía únicamente en el estado de São Paulo, con acusaciones que iban desde el despido de una mujer embarazada para evitar pagar por su licencia de maternidad, hasta horarios laborales excesivos y no pagar el salario mínimo. Según la revista Brasil de Fato, una de las razones por las que McDonald’s se ha salido con la suya con tantos crímenes laborales es porque contratan adolescentes pobres y sin experiencia que no conocen sus derechos.
McDonald’s abrió su primera sucursal en Sudamérica en Rio de Janeiro en 1979. Conforme la cadena se ha expandido, también lo han hecho el número de casos laborales. McDonald’s ha sido acusado en repetidas ocasiones por no proveer comida saludable a sus empelados. Conforme a la ley brasileña, los empleadores deben ofrece una comida “saludable y variada” a sus trabajadores. Esto por lo general se logra a través de vales de comida que se pueden cambiar en restaurantes y supermercados, lo que da a los empleados la opción de llevar comida o comer fuera. El años pasado una tribunal de trabajo del estado en Pernambuco ordenó a la compañía pagar 15 millones de dólares en daños a empleados a quienes no se les permitió llevar su propia comida al trabajo y eran obligados a comer McDonald’s. En São Paulo una empleada embarazada cuyo doctor le ordenó dejar de comer comida de McDonald’s, presentó cargos cuando su jefe se rehusó a cooperar.
Michelle Miranda, residente de la favela Jardim Fontalis en las afuera de São Paulo, fue contratada por McDonald’s después de salir de la prepa. “McDonald’s es un ejemplo básico de la manera jodida en la que las grandes corporaciones tratan a sus empleados”, comenta. “Contratan a gente pobre y no les dan una descripción clara de su trabajo. El empleado llega y es entrenado para hacer todo el trabajo en el lugar por el mismo salario. Yo trabajé en todo: preparaba hamburguesas, freía carne, atendía la caja, tomaba órdenes, limpiaba baños, trapeaba el piso, almacenaba comida, y siempre ganaba 1.15 dólares la hora. Me fui porque después de cuatro meses seguía sin ganar el salario mínimo”.
El año pasado, el sindicato y McDonald’s llegaron a un acuerdo en São Paulo, donde el costo de vida es superior al de Nueva York, para establecer turnos dijos y descripciones claras de trabajo para sus empleados, y establecer un salario mínimo de 384.63 dólares por una semana de 44 horas. Aunque McDonald’s no es conocido por sus altos salarios en Estados Unidos, en Brasil la compañía parece violar las leyes laborales de forma sistemática para mantener bajos sus costos de operación, a pesar de cobrar 35 por ciento más por una Big Mac.