Drogas

Me convertí en narcomenudista durante la pandemia para sobrevivir

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Mandy es diseñadora gráfica independiente y una madre soltera de 35 años de Londres. Cuando se anunció el confinamiento en marzo, comenzó a quedarse sin trabajo y necesitaba una forma de ganar dinero para poder mantenerse y a sus dos hijas. Decidió iniciar un negocio de distribución de comestibles infusionados con hachís y cannabis: el “Servicio Nacional de Hachís” (NHS).

Oye, ¿estás ahí?
Mandy: Sí, hola.

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Eres diseñadora gráfica. ¿Cómo es que empezaste a vender cannabis?
En marzo, cuando nadie sabía lo que significaba el confinamiento, o si se cerrarían las fronteras, terminé comprándole una gran cantidad de hachís de alta calidad a un amigo, para lo cual usé una buena parte de mis ahorros. Fue un poco impulsivo, pero pensé que sería una buena inversión, sobre todo porque yo lo fumo.

Entonces, estabas confinada en casa con una gran cantidad de hachís…
Sí, después de comprarlo, empecé a fumar mucho más de lo normal. Prácticamente, todos los días. ¡Despertaba y fumaba! ¡Comía panqués de hachís por la noche! Soy una madre soltera con dos niñas y estaba educándolas en casa. De ninguna manera podía hacerlo sobria.

¿Cuándo empezaste a venderlo?
Empecé a tener cada vez menos encargos de trabajo. Entonces, como tenía mucho hachís, decidí venderlo a un precio bajo, en lugar de sacarle una gran ganancia. Podría haber duplicado mi dinero. En broma, llamé a mi pequeño negocio, el “Servicio Nacional de Hachís”. Iba a diseñar un logo e imprimirlo, pero me puse paranoica pensando que podrían rastrearlo hasta mí.

¿El Servicio Nacional de Hachís?
Si. Tenía una misión, enviarle cannabis a las personas que lo necesitaban durante el confinamiento. Quería demostrar que ganar dinero es menos importante que cuidarnos unos a otros.

Les envié mis productos sin costo alguno a las personas que sabía que estaban pasando apuros durante el confinamiento o que habían perdido sus empleos. Envié piezas gratuitas a mis viejos compañeros solo como una sorpresa o para animarlos. Se convirtió en una especie de pasatiempo. Fue extraño el confinamiento, ¿cierto?

Muy extraño. ¿Te resultó fácil vender el cannabis mediante correo postal?
Nunca he comprado en la web oscura y no tenía ni idea de cómo publicar de manera segura, así que improvisé con cinta adhesiva, plástico y viejas cajas de cereal. Estaba drogada, sudando y completamente paranoica la primera vez que fui al buzón para dejar los paquetes.

Para la segunda ocasión, me levanté temprano, me puse mis licras y un casco de ciclismo, y fui en bicicleta hasta buzones de correos que estuvieran lejos de mi casa. La ciudad estaba completamente vacía entonces. Todo salió bien. Vendí la mitad de ese lote y el resto lo regalé en el Servicio Nacional de Hachís.

¿Qué pasó después?
Para entonces, como le sucedió a mucha gente, ya no tenía ningún encargo de diseño; pero los conocidos de mis conocidos en todo el Reino Unido me dijeron que estarían felices de comprarme más cannabis. Y necesitaba el dinero. Lo que obtuve de la venta de la mitad del lote de hachís me ayudó a pagar los gastos y la comida. Una parte también la invertí en comprar otro lote y en esta ocasión sí fijé un precio adecuado, pues realmente no estaba obteniendo ganancias. Logré obtener 2500 dólares.

A finales de mayo, seguía sin tener trabajo de diseño de forma regular. Entonces, volví a gastar mis ganancias en hachís. No estaba haciendo otra cosa que estar con los niños, ver Netflix, tomar el sol, empacar y enviar cannabis.

¿Cómo empezaste a vender alimentos infusionados?
Conocí a alguien que elabora principalmente comestibles infusionados con THC, como brownies y dulces. Es un buen hombre y tiene clientes que consumen de manera medicinal y dependen de él. El alquiler y las deudas se acumulaban después de que perdí a un cliente importante, así que necesitaba dinero. No pude obtener ninguna ayuda del gobierno; estaba paralizada por la ansiedad.

El fabricante de comestibles infusionados me dio un precio increíble por una gran cantidad de comestibles, fue tan bueno que pude seguir vendiendo a un precio bastante bajo y aun así ganar dinero.

¿Cuántos clientes tienes?
Tengo entre 20 y 30 compradores regulares y hay unas seis personas a las que les doy los productos gratis o por muy poco dinero porque no tienen empleo. Mis clientes están contentos porque pudieron drogarse todos los días durante el confinamiento, y que yo fuera su vendedora fue seguro y fácil.

Mis compradores gastan en promedio 120 dólares al mes. Así que obtuve alrededor de 1900 dólares mensuales de ganancias libres de impuestos.

¿No te preocupaba un poco que te descubrieran y te acusaran de tráfico de drogas?
Estaba más preocupada por ser desalojada. Para ser honesta, no era del todo nueva en la venta de marihuana. Vendí un poco en la universidad, una onza o dos por mes, y luego de nuevo después de graduarme para lograr cubrir por completo mis gastos. Siempre he intercambiado cosas, desde ventas de garage hasta antigüedades y artículos en eBay. Tenía un poco de miedo de que la policía me detuviera, pero solo la primera vez que lo hice.

¿Te molestó, como madre, tener que infringir la ley?
No hay nada de malo en lo que hago. Es una droga segura. Es un servicio público. ¿Bebiste durante el confinamiento? ¿Alguien cuestionó la moral del dueño de la tienda donde compraste el alcohol? ¿Eso lo puso en tela de juicio “como padre”?

Para ser honesta, me preocupaba qué le pasaría a mis hijas si me atrapaban, pero mantuve un perfil bajo. Mis proveedores son tranquilos, hombres de familia. Además, no tenía otra opción. Tenía que ganar dinero. Las niñas no saben nada, les diré cuando tengan 21 años.

¿La demanda de tu trabajo como diseñadora gráfica ya volvió a la normalidad?
Si, bueno, mas o menos. Todavía es muy poca, no como antes. ¿Alguien volverá a la oficina este año? Simplemente no parece que vaya a suceder. Trabajaré para cualquiera que me contrate, pero seguiré vendiendo comestibles infusionados. Es genial, una labor social, rentable y positiva. Mucha gente que usa mis productos me dice que ahora bebe mucho menos alcohol.

Conseguí una buena cantidad de trabajo de diseño en agosto, por lo que ahora la venta de cannabis es solo una actividad secundaria para mí. No tengo presión. Estoy a flote. Las madres solteras deberían gobernar este país, no los padres ausentes.