Dinero

Así ven el juego los adolescentes con los que hablé en la puerta de varias casas de apuestas

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“¿Qué vais hacer este fin de semana? Yo creo que iré a jugar unos 5 euros, seguro que gano y me compro un móvil nuevo” comentaba mientras pasaba por mi lado un chico de unos 15 años a la salida de un instituto madrileño. Cuando di dos pasos más, vi un casa de apuestas. Estas son las las nuevas preguntas que se hacen entre los menores, para planear su tiempo libre, ya no son qué película nuevas hay en cartelera o dónde pueden ir a comer.

“La gente de mi clase comenta al salir del instituto cuánto apostarán en la casa de juego que tenemos a menos de 200 metros” relata Alicia, de 16 años. “La nueva forma de ocio entre mis compañeros y amigos es apostar la paga de sus padres para tener más dinero. Hay mucha facilidad para poder entrar en estos sitios en el centro de Madrid”, explica la joven que continúa diciendo que muchos de sus compañeros tienen “conductas de futuros ludópatas”.

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Rubén*, de 21 años, lleva más de un año en terapia. Empezó a los 14 años jugando a la máquina tragaperras que había en el bar frente su casa y con el paso de los años acabó “totalmente enganchado, podía estar jugando todo el día, era lo único que quería hacer”.

En el caso de Vanesa, de 16 años, su adicción empezó con el juego online “me podía gastar más de 100 euros. Al final tuve que robar a mi familia para poder seguir jugando, es de lo que más me arrepiento”. En el caso de José, también de 16 años, se repite el mismo patrón: fueron las apuestas online las que le engancharon al juego. “Desde mi móvil estaba apostando a cualquier hora y en cualquier lugar, hasta en clase. La publicidad en la televisión me incitaba a jugar”.

“La nueva forma de ocio entre mis compañeros y amigos es apostar la paga de sus padres para tener más dinero”

La mayoría de casos de jóvenes que caen en la ludopatía comparten las dos mismas características: el paso por el juego online y el haber recibido publicidad de las casas de apuestas en los medios de comunicación. “Los referentes como los futbolistas Piqué o Messi son un reclamo para incitar al juego, por eso ellos están protagonizan anuncios de casas de apuestas” indica Bruno Cortés, psicólogo de Apal, la Asociación de Ayuda y Prevención al ludópata.

Tal y como reflejan los datos del Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) y el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCM), el 45,3% de los anuncios televisivos de apuestas en España se emiten en horario infantil y un 84,4% en las radios comerciales. “Un joven no se volverá ludópata por ver a los famosos apostando, pero esto normaliza la actividad y la asociará a la fama y la riqueza” reflexiona Bruno tras el aumento de menores en las consultas en Apal.

Desde el mes de marzo de este año, Radio Televisión Madrid (Telemadrid y Onda Madrid) tiene prohibido emitir tanto en la televisión y en la radio, cualquier anuncio sobre casas de apuestas. Según Soledad Pérez, portavoz de Igualdad y Políticas Sociales del PSOE de Andalucía en “Canal Sur se pretende prohibir la publicidad de forma total y absoluta y se pedirá también tanto a clubs y deportistas andaluces que no participen” y añade que “hay que conseguir entre todos educar a los jóvenes, ya que son consumidores muy vulnerables, igual que se hace con el alcohol y el tabaco”.

Según los datos de la Comunidad de Madrid, actualmente hay 670 establecimientos de juego, entre locales de apuestas, bingos o casinos, con un crecimiento lento pero a la vez rápido en la región. En el barrio de Puente de Vallecas hay un aumento de casas de apuestas de un 73%, en Usera de un 69% y en Villaverde un 70%. Colectivos como Proyecto Hombre alertan de este auge y piden la prevención en los hogares por parte de los padres. “Las casas de apuestas es una manera de conseguir dinero rápido sin esfuerzo, por eso se puede calificar este fenómeno como la nueva heroína de los barrios obreros” enfatiza Sol Sánchez, portavoz de Izquierda Unida en Madrid.

“Empecé a ir al bingo con mi madre o mi abuela, algunas veces íbamos incluso las tres juntas”

A una de esas casas de apuestas, cercana a la Glorieta de Bilbao, en Madrid, acude de vez en cuando David, de 15 años, al salir de clase, normalmente para apostar 10 euros, aunque en ocasiones alguna cifra superior para, como me cuenta, “tener algo más de dinero y poder comprarme videojuegos, ya que mi familia no puede” aunque hoy no ha ganado nada.

No considera que apostar 10 o 20 euros sea “ser ludópata” y se imagina al ludópata como alguien más mayor que echa monedas sin parar en una máquina. Antes de marcharse hacia donde había quedado con sus amigos, me reconoció que le gustaría que hubiese charlas en su instituto por si acaso en el futuro pudiese “tener problemas”.

Otro de los menores a los que conocí en la puerta de una sala de juegos fue Sheila, que también tiene tan solo 15 años, y que acude de vez en cuando a un bingo que hay cerca de su casa. Me cuenta que empezó a ir al bingo “porque iba con mi madre o mi abuela, algunas veces incluso las tres juntas”. Para ella se trata de “una diversión familiar”. Dos horas después me vuelvo a encontrar a Sheila a la salida del bingo, esta vez sin dinero. Había perdido toda su paga del mes, aunque ella asegura que ese día simplemente tuvo “mala suerte”.

En la última operación Arcade se localizó un total de 28 menores y, tal como recuerda Ricardo Rodríguez, Coordinador Terapéutico en UniADIC (Unidad de Intervención en Adicciones) “la redada se hizo un lunes en horario escolar, y eso es muy alarmante”.