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Identidad

Cuando los artistas se cagan en Dios

Con armas, con orejas de Mickey o dentro de un vaso de orina, la relación del arte contemporáneo con el hijo de Dios nunca ha sido fácil.
Del Paisaje y Sus Reinos de Norton Maza. Imagen cortesía de Jorge Brantmayer

En los últimos años, el arte contemporáneo ha ido tomándose cada vez más libertades a la hora de representar la figura de Jesucristo, llevándonos a cuestionar no solo la moralidad de la religión, sino también su autoridad y las asociaciones culturales que actualmente giran a su alrededor. Para muchos artistas, representar a Jesús no es solo un reto artístico, sino  también un reto teológico y político, y estos artistas crean obras provocadoras que ponen en cuestión la validez de la religión y de la política que va asociada a ella. A pesar de ser polémicos, estos artistas nos recuerdan que las opiniones y creencias religiosas son conceptos idiosincráticos y que en nuestro mundo occidental cada cual es libre de decidir tanto lo que quiere representar como lo que va a cuestionar.

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De forma similar al arte cristiano tradicional, el arte contemporáneo nos ha permitido reconocer las transformaciones que la sociedad ha sufrido a lo largo del tiempo. Muchos artistas contemporáneos hablan sobre la hipocresía de la religión y sobre su asociación con la violencia y la política a través de la historia. Pensemos en Jesus the Hunter (Jesús el cazador) de Michele Castagnetti, que muestra a Jesús empuñando un rifle, y en la instalación Del Paisaje y Sus Reinos de Norton Maza, que representa a Jesús como un jugador de lucha libre.

Jesus the Hunter de Michele Castagnetti. Imagen cortesía del artista.  

Russell Oliver pintó a Jesús como la cabeza de un cordero sacrificado. El artista explica a The Creators Project, “The Monstrosity of Christ (La monstruosidad de Cristo) es mi crítica a la Cristiandad como culto del sacrificio humano”. De forma similar, la estatua de chocolate de Jesús de casi dos metros de altura creada por Cosimo Cavallaro pone en relieve la conexión entre la Cristiandad y las tendencias del consumidor. Como explica Cavallaro a Creators Project, "My Sweet Lord (Mi dulce señor) es la representación simbólica de la conexión de la religión cristiana con la industria, la globalización y nuestra adicción al dulce y pecaminoso sacramento del chocolate”. Son obras que no se escapan de reacciones negativas; My Sweet Lord fue descrita por el presidente de la Liga Católica, Bill Donohue como “Uno de los peores ataques a la sensibilidad católica”.

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My Sweet Lord de Cosimo Cavallaro. Imagen cortesía del artista

Aunque algunos lo pueden considerar algo sensacionalista, el uso de medios heterodoxos y formas de expresión poco convencionales continúa suponiendo un desafío para las ideas preconcebidas. Una de las representaciones más polémicas y populares de Dios es el Piss Christ (Cristo orina) de Andres Serrano, una fotografía de una figura de plástico de Jesucristo en la cruz sumergida en la orina del artista. Utilizando desechos humanos para representar y criticar conceptos divinos, Serrano lanza una referencia bíblica al cuerpo mortal y a la sangre de Cristo. Desde su presentación en 1989, Piss Christ no ha hecho más que causar revuelo, en 1997 fue martilleada y pateada durante una exposición en la Galería Nacional de Victoria en Australia y, más recientemente, la agencia de noticias Associated Press la retiró de su archivo editorial tras el atentado a Charlie Hebdo.

Piss Christ de Andres Serrano. Imagen cortesía del artista

Para algunos de estos artistas es muy frustrante ver que sus obras se malinterpretan. Mideo Cruz creó un Jesucristo con orejas de Mickey y una escultura de un crucifijo con pene, y según dice: “Hay gente a la que le gusta mi trabajo, pero la mayoría sigue buscando la forma de expresión convencional, lo que hace que mi vida sea muy difícil”. De forma similar, el escultor Kendell Geers creó una escultura de Jesús con las palabras "Fuck Only" (Solo joder) escritas encima de ella. Tal y como nos explicó Geers, “La respuesta fue tanto negativa como positiva, dependiendo de los prejuicios del espectador. La palabra Fuck sigue teniendo el poder y fuerza para generar respuestas emocionales. Es una palabra que tiene dos significados completamente contradictorios dependiendo de su contexto. Toda la vida se crea a través del proceso de joder y la vida se destruirá si no dejamos de joder con los ciclos de la vida y la naturaleza".

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Imagen cortesía de Mideo Cruz

Pero no todas las reacciones ante el arte cristiano polémico son negativas. Pietà (The Empire Never Ended) (Piedad - El imperio nunca acabó) de Paul Fryer representa la muerte de Cristo por electrocución. Según explica Fryer: "La obra es una actualización de la crucifixión. Dos mil años después seguimos atando a la gente a un artilugio de madera para matarla”. A pesar de ser polémica, la obra ha dado pie a un debate positivo tanto en los círculos religiosos como en los no religiosos, tal y como explica el artista a The Creators Project: “Hubo dos personas que se pusieron a llorar ante la obra y cuando se expuso en la Cathedral of Gap en 2009 la respuesta fue increíblemente positiva. Me sorprendió porque pensé que la Iglesia Católica era más conservadora de lo que la pintaban en algunos libros los libros”.

Jesus Fucking Christ de Kendell Geers. Imagen cortesía del artista

Independientemente de si aceptas, entiendes —o incluso te divierten— estas representaciones, está claro que las imágenes polémicas nos siguen recordando que, como sociedad tolerante que somos, debemos proteger una libertad de expresión, opinión y creencia tanto para los creedores como para aquellos que no lo son. Después de todo, la representación artística cuenta sin duda con una historia más larga que cualquier religión o fe.

Pietà (The Empire Never Ended de Paul Fryer. Imagen cortesía del artista 

The Monstrosity of Christ de Russell Oliver. Imagen cortesía del artista 

Traducción de Rosa Gregori.

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