Le debes más a los ingenieros de audio y luces de lo que imaginas

FYI.

This story is over 5 years old.

Música

Le debes más a los ingenieros de audio y luces de lo que imaginas

Un reconocimiento al jugador más valioso y menospreciado de la música en vivo.

Este artículo se publicó originalmente en THUMP Países Bajos.

Ahí están, escondidos en las sombras del escenario. Cada noche se paran ahí otra vez, doblados frente a una mezcladora gigante llena de botones y faders, creando paisajes expresionistas de flashes de luces, humo, y láseres. Como humildes servidores de los artistas, intentan reducir el daño que tu DJ favorito inevitablemente causará. Uno de sus ojos mira fijamente la pantalla mientras que el otro apunta a las botellas de cerveza medio llenas puestas aterradoramente cerca del equipo del DJ. Sí, estamos hablando del técnico de luces y sonido que ves en la mayoría de los clubes modernos. Lars* es uno de ellos.

Publicidad

Lars ha estado haciendo este trabajo por más de diez años. Aún tiene bolsas debajo de los ojos de anoche y hoy llegó tarde. En la próxima hora y media, el club se llenará de sedientos aspirantes a alcohólicos, hedonistas adictos a las tachas, y los fiesteros desenfrenados de la escena nocturna de Ámsterdam. Pero ahora mismo, bajo la luz fluorescente, el club se ve terriblemente vacío. "Siempre comienzo convirtiendo toda la sala completamente a prueba de bebés" dice Lars. "Tienes que estar consciente de que la gente anda dando vueltas por ahí con cerebros infantiles de borrachos. Cuando ven un cable enchufado, comienzan a halarlo. Te tienes que preocupar hasta por los detalles más mínimos". "En este club, el público puede ir a donde sea, incluso entrar al DJ booth", continúa Lars. "Eso es genial para la atmósfera, pero es una pesadilla para mí. A veces, las personas altas ponen sus tragos en las bocinas, bailan en el booth, o dan vueltas a la bola disco en el techo, y sí, se ve súper chido in las fotos –los promotores no podrían desear mejor publicidad– pero también es increíblemente peligroso". Lars señala el DJ booth. "Esas mesas de allá no están construidas para montarse en ellas", dice. "Si alguien se resbala y un monitor le cae en la cabeza, se acabó. No más diversión. Demandas. Club cerrado. Y yo soy responsable de eso".

Los clubes son todos un desastre

Cada vez que ponen un vaso de cerveza medio lleno cerca de un equipo, Lars tiene un pequeño infarto. "He visto cómo destruyen muchos", dice. "El año pasado, durante el intercambio del año, alguien tuvo la maravillosa idea de tirar una cubeta llena de tragos y hielo sobre del equipo del DJ. Por supuesto que el equipo se apagó de inmediato. Lo único que podías hacer para salvarlo era ponerlo de cabeza". "Luego tienes que dejar que se seque, abrirlo más tarde y limpiar todo", me dice. "Muchos DJs presionan ese botón CUE como idiotas, y se tiene que cambiar frecuentemente. Cuando trabajaba en Melkweg [Milky Way, un local de música en Ámsterdam], una vez vi a alguien empujar accidentalmente un estuche con un ampli de guitarra hacia los canales. Afortunadamente, el estuche era hermético y flotó. Por eso es que los técnicos de tarima siempre son tan gruñones y estrictos: ellos saben lo que puede pasar".

En el ranking de los más imbéciles de la vida nocturna, el número uno es (como siempre) los grupos de estudiantes –chicos y chicas de fraternidades y hermandades. "[Una vez tuvimos a unos estudiantes que] simplemente halaron toda una instalación de luces del techo y rompieron la puerta de la bodega de bebidas por la mitad", dice Lars. "Más tarde, comenzaron a halar los cables de los enchufes, y todo el equipo de DJ se apagó. Tuve que descifrar lo que estaba pasando. Mientras tanto, el público se comenzó a molestar y gritar. Era mi culpa. Aparentemente, no escondí y taponeé todo como se debía".

Publicidad

La mayoría de los sueños no se hacen realidad

Lars se ve frecuentemente obligado a clavar una aguja en los globos de los sueños de los promotores. Tienen la fiesta perfecta en mente, pero no toman en cuenta los detalles de la realidad. "Algunas veces los promotores actúan como bebés, y luego me siento como el tío amargado que dice: '¡Oye, ya para! Eso es muy peligroso. ¿Qué estás haciendo con esas tijeras?'", dice Lars. "A veces quieren colgar focos en el club, pero no tienen en cuenta que cualquier visitante borracho que tenga su encendedor prendido en el aire puede quemar medio club", continúa. "Otro ejemplo: los promotores necesitan cinta adhesiva para pegar afiches en las paredes, pero no se dan cuenta de que cuando los arrancas, la cinta destruye todo el empapelado. O, a veces, quieren traer sus propias luces –y está bien, pero olvidan que yo tengo que estar ahí para instalar esa madre durante el día. Cuando ven lo que cuesta esa operación, rápidamente desechan la idea. Al final de la noche, me agradecen mucho por toda la buena preocupación y se van del club. Todo eso está chido, pero ¿quién va a limpiar todo ese desastre? No es mi trabajo. En la mañana, están acostados en sus camas, derrotados, y no es como si planearan venir a ayudar con la limpieza. Así que ese también termina siendo mi trabajo, incluso aunque tenga que prepararme para el siguiente día, la siguiente fiesta, y el siguiente grupo de promotores".

Aun así, Lars siempre quiere ayudar a los promotores tanto como pueda. "Solo para aclarar: yo siempre estoy del lado de los promotores. Siempre. Estoy aquí para servirles", asegura. "Ellos tienen grandes sueños, pero a veces olvidan la práctica. Siempre preguntan: ' ¿Qué se puede?', y la respuesta es: ' Todo'. Todo es posible. Cuando tienes suficiente dinero, y planificas como debe ser, el cielo es el límite. Lamentablemente, no todas las organizaciones [entienden eso]. Cuando me dan un video de un par de gigabytes en el formato equivocado a última hora, es muy poco lo que puedo hacer –probablemente no tenga el tiempo o los materiales [requeridos] para convertir el archivo".

Publicidad

Un grupo de jóvenes promotores entusiasmados entran en el club. Miran el techo con ojos brillantes. "Señor, ¿usted es el del sonido?", uno de ellos le pregunta a Lars, quien está instalando el equipo de DJ. "Tengo un video aquí en un USB –¿Puede ponerlo en los proyectores esta noche?" Lars mira hacia arriba y se ríe. "Veré lo que puedo hacer por ti, amigo".

No todos son aguafiestas

Aunque el técnico de sonido es generalmente visto como el aguafiestas amargado –el que solo mueve el dedo cuando el DJ toca muy alto– también es el poder silencioso que resuelve los problemas que el visitante ebrio promedio ni siquiera nota. "Muchas veces es por la frustración", dice Lars. "El público no se suelta lo suficiente, y claro, nunca es la culpa del promotor, así que recibo comentarios de que las luces están demasiado brillantes, o demasiado oscuras. Puedo hacer lo que sea que quieran. ' ¿Quieres luces más brillantes? ¡Claro que sí!' Ellos son los encargados y realmente quiero ayudarlos, pero solo soy el amplificador de lo que ocurre en el escenario", continúa. "Cando tocas de la verga, yo me aseguro de que salga diarrea por las bocinas. Cuando tienes el booth encendido, me aseguro de que todo el club se prenda. Los DJs que le siguen a otro DJ a veces piensan: 'Ok, ¡tengo que subir el volumen!'. Siempre me dan la misma excusa: 'Sí, el DJ anterior le subió a la ganancia.' Güey, no me veas la cara de estúpido. He estado viendo esos paneles todo el tiempo. En cuanto sube el volumen, me doy cuenta. Puedo intentar hacer algunos ajustes en el volumen con mi mezcladora, pero eso suena de la verga. Además, se pones música demasiado alta, las bocinas se apagan. También hay un límite legal de cuán alto puedes poner música. No lesiones permanentemente a la gente. En el booth tampoco escuchas lo que el público escucha, sino el monitor. Son más los DJs que no se dan cuenta de que están causando un terremoto en el club, que los que sí lo saben"

Lars tiene un modesto consejo para los DJs (novatos) entre nosotros. "¡Aprendan a trabajar con la ganancia! Si están constantemente subiendo el volumen, me obligan a caminar entre el público hacia el booth y darte una palmada en la hombro mientras hablas con una chica", dice Lars. "Si no respondes, tengo que bajar el volumen yo mismo. Eso es súper vergonzoso para ti. Yo no quiero eso, tú no lo quieres, nadie lo quiere. Así que, ¡confía en el sonidista! Queremos lo mismo. Es irónico; siempre quiero subir el volumen incluso más que los DJ, pero solo puedo hacer eso cuando el sonido es bueno".

Publicidad

Los técnicos de luces y sonido son como conductores de camión

Lars se ha aislado en su cajón en una esquina del club vivo y sudoroso. Desde ahí escanea el lugar vestido con el uniforme internacional del técnico de tarima –pantalones negros, suéter negro, capucha negra– y se disuelve completamente en su ambiente alrededor. Como un antropólogo, estudia el comportamiento social (generalmente incómodo) de los niños humanos en la pista de baile. "No es que esta cajón sea solitario", dice. "Me siento como un conductor de camión llevando a sus pasajeros borrachos del punto A al punto B. Pero, tienes que entender que a veces me aburro a morir [aquí], así que la mayor parte de la noche, observo a la gente. Generalmente busco chicas sexis. Si bailas bien, te voy a ver", continúa. "A veces hasta considero darles un premio a algunas de las personas en la pista. Casi que iría hasta donde están les diría, 'Felicidades, eres la mejor bailarina de la noche'. A veces veo un grupo de chicas bailando frente al DJ booth. Es hermoso. Disfrutan de la música sin pensar y pasan la mejor noche de sus vidas. Todos se ríen. Es increíblemente mágico", continúa. "Pero entonces, ¡una manada de idiotas se les acercan y arruinan todo! [Parece que está de moda que los] chicos agarren a las chicas por el cuello cuando quieren comenzar una conversación. Creo que esa es la manera más repulsiva de hablarle a alguien. Una acción como esa se merece un puñetazo izquierdo directamente en los testículos, ¿no? Agresión e incomodidad, de eso trata. El mundo sería mucho mejor si los güeyes dejaran esa actitud de macho y simplemente bailaran. No tienes que ser un gran bailarín, solo tienes que pasarla bien. Eso lo mejorará todo. Pero eso es lo que yo creo; no soy mujer, así que es difícil opinar al respecto".

O simplemente un halcón en su nido

Como un halcón en su nido, el sonidista ve todo lo que ocurre en la pista de baile. "Si le das un golpecito a la pierna de alguien para que te pase tus drogas, yo lo veré. Si intentas vomitar en una esquina, yo lo veré. SI te quedaste dormido en un banquito, lo veré", dice. "Los vatos más cursis quieren conversar durante la noche. Preguntarán cosas como: 'Hay mucha competencia esta noche, ¿no?' O: '¿Cómo le hablo a las chicas?' Bueno, no hay chicas aquí, güey. Más seguido de lo que pensarías, la gente viene con peticiones de canciones. ¿Es neta? Como si pudiera haber una confusión en cuanto a quién es el DJ. Tipo, ¿Ves aquel vato allá, en medio del escenario? Es el que tiene todas las luces encima, al que todos han estado mirando por las últimas horas. Ese es el DJ. O esta: '¿Puedo presionar el botón de humo?' Claro. Adelante. Yo también he estado borracho, así que lo entiendo", admite Lars. "Hace poco, una chica me preguntó si quería olerla", me dice Lars. "Fue una pregunta chida pero rara". Desafortunadamente, hay muy poco que pueda hacer al respecto. Cuando estás parado detrás de la barra, puedes coquetear fácilmente con todas e ir a la oficina por un rapidito. Pasa todo el tiempo. No puedo abandonar mi lugar durante la fiesta, y cuando la noche termine, todavía estaré ocupado desconectando y limpiando todo. Nadie quiere esperar una hora, especialmente cuando estás un poco borracha. Te quedarás dormida. Nunca termino estando con la chica".

Intenta vivir como vampiro

Cuando trabajas en la vida nocturna, estás condenado a vivir como un vampiro con una piel pálida que prácticamente grita 'tengo una deficiencia de vitamina D'. Y las bebidas y drogas nunca están muy lejos. "Estar siempre despierto por las noches es muy dañino para tu cuerpo", dice Lars. "También afecta tu psiquis y cómo tratas a la gente. Muchos colegas han tenido los mismos problemas en las relaciones. Si tu pareja trabaja de nueve a cinco, nunca la verás. Ellas sí te verán, en Instagram, con chicas que trabajan detrás de la barra, [punto en el cual] recibirás el conocido '¿Quién carajos es esta?'. Conozco muchos técnicos de luces que se fuman un porro gigante antes de trabajar. Lo entiendo. Las luces tienen mucho que ver con el sentir, así que tienen que entrar en la vibra correcta para una fiesta como esa. También conozco güeyes de audio que están totalmente destruidos tras la consola. Es fácil en un club –los tragos gratis están en la punta de tus dedos. Hace unos años bebía demasiado, no durante el trabajo, sino después. No es un trabajo de nueve a cinco, y si trabajaste duro, piensas: ¡A la verga, hagámoslo !".

También hay beneficios. "No he hecho fila para un entrar a un club o un concierto desde 1996", dice. "Usualmente estoy en la lista de invitados, o conozco al portero o al del sonido. Por años, no pude entrar a una sala de conciertos o un club sin pensar: ¿Por qué pusieron las bocinas ahí abajo? ¿Por qué la mezcla suena tan rara? En un punto ni siquiera podía ya disfrutar un concierto sin pensar en esas cosas. Pero, nunca iría al técnico de audio y lo criticaría por lo que hace. Ese es su territorio, y no quiero que me pateen los testículos".

Solo reciben pequeños agradecimientos por su sufrimiento

"Solo hago este trabajo para poder vivir", dice Lars. "Prefiero trabajar para una banda por cuatro horas, en lugar de trabajar para un DJ por diez horas. Los técnicos de luces y sonido en Ámsterdam son muy mal pagados, en mi opinión. En años recientes, Halbe Zijlstra [un miembro del parlamento en los Países Bajos] se ha asegurado de que mucho menos dinero llegue a la cultura y el arte, y eso ha cambiado muchas cosas para nosotros también. Todo el mundo trabaja como freelancer. Muchos novatos que quieren ser técnicos de sonido dicen que sí a cualquier precio, solo para poner un pie adentro. Usualmente te pagan casi nada, lo que también tiene mucho que ver con el hecho de que las personas no saben muy bien lo que realmente hacemos. Hacemos cosas que la gente no sabe que necesita. En este trabajo [eres responsable de todo]: las luces, el sonido, el mantenimiento, las reparaciones, la producción, los bomberos, y el DJ. Además, siempre tienes que estar disponible y trabajar por largos días. Durante un Amsterdam Dance Event trabajé por 36 horas seguidas. El dinero es solo papel, pero afecta a las personas como la poesía".

*Lars es un nombre focticio.