Este artículo se publicó originalmente en THUMP Países Bajos.Ahí están, escondidos en las sombras del escenario. Cada noche se paran ahí otra vez, doblados frente a una mezcladora gigante llena de botones y faders, creando paisajes expresionistas de flashes de luces, humo, y láseres. Como humildes servidores de los artistas, intentan reducir el daño que tu DJ favorito inevitablemente causará. Uno de sus ojos mira fijamente la pantalla mientras que el otro apunta a las botellas de cerveza medio llenas puestas aterradoramente cerca del equipo del DJ. Sí, estamos hablando del técnico de luces y sonido que ves en la mayoría de los clubes modernos. Lars* es uno de ellos.
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Lars ha estado haciendo este trabajo por más de diez años. Aún tiene bolsas debajo de los ojos de anoche y hoy llegó tarde. En la próxima hora y media, el club se llenará de sedientos aspirantes a alcohólicos, hedonistas adictos a las tachas, y los fiesteros desenfrenados de la escena nocturna de Ámsterdam. Pero ahora mismo, bajo la luz fluorescente, el club se ve terriblemente vacío. "Siempre comienzo convirtiendo toda la sala completamente a prueba de bebés" dice Lars. "Tienes que estar consciente de que la gente anda dando vueltas por ahí con cerebros infantiles de borrachos. Cuando ven un cable enchufado, comienzan a halarlo. Te tienes que preocupar hasta por los detalles más mínimos". "En este club, el público puede ir a donde sea, incluso entrar al DJ booth", continúa Lars. "Eso es genial para la atmósfera, pero es una pesadilla para mí. A veces, las personas altas ponen sus tragos en las bocinas, bailan en el booth, o dan vueltas a la bola disco en el techo, y sí, se ve súper chido in las fotos –los promotores no podrían desear mejor publicidad– pero también es increíblemente peligroso". Lars señala el DJ booth. "Esas mesas de allá no están construidas para montarse en ellas", dice. "Si alguien se resbala y un monitor le cae en la cabeza, se acabó. No más diversión. Demandas. Club cerrado. Y yo soy responsable de eso".Cada vez que ponen un vaso de cerveza medio lleno cerca de un equipo, Lars tiene un pequeño infarto. "He visto cómo destruyen muchos", dice. "El año pasado, durante el intercambio del año, alguien tuvo la maravillosa idea de tirar una cubeta llena de tragos y hielo sobre del equipo del DJ. Por supuesto que el equipo se apagó de inmediato. Lo único que podías hacer para salvarlo era ponerlo de cabeza". "Luego tienes que dejar que se seque, abrirlo más tarde y limpiar todo", me dice. "Muchos DJs presionan ese botón CUE como idiotas, y se tiene que cambiar frecuentemente. Cuando trabajaba en Melkweg [Milky Way, un local de música en Ámsterdam], una vez vi a alguien empujar accidentalmente un estuche con un ampli de guitarra hacia los canales. Afortunadamente, el estuche era hermético y flotó. Por eso es que los técnicos de tarima siempre son tan gruñones y estrictos: ellos saben lo que puede pasar".En el ranking de los más imbéciles de la vida nocturna, el número uno es (como siempre) los grupos de estudiantes –chicos y chicas de fraternidades y hermandades. "[Una vez tuvimos a unos estudiantes que] simplemente halaron toda una instalación de luces del techo y rompieron la puerta de la bodega de bebidas por la mitad", dice Lars. "Más tarde, comenzaron a halar los cables de los enchufes, y todo el equipo de DJ se apagó. Tuve que descifrar lo que estaba pasando. Mientras tanto, el público se comenzó a molestar y gritar. Era mi culpa. Aparentemente, no escondí y taponeé todo como se debía".
Los clubes son todos un desastre
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La mayoría de los sueños no se hacen realidad
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Un grupo de jóvenes promotores entusiasmados entran en el club. Miran el techo con ojos brillantes. "Señor, ¿usted es el del sonido?", uno de ellos le pregunta a Lars, quien está instalando el equipo de DJ. "Tengo un video aquí en un USB –¿Puede ponerlo en los proyectores esta noche?" Lars mira hacia arriba y se ríe. "Veré lo que puedo hacer por ti, amigo".Aunque el técnico de sonido es generalmente visto como el aguafiestas amargado –el que solo mueve el dedo cuando el DJ toca muy alto– también es el poder silencioso que resuelve los problemas que el visitante ebrio promedio ni siquiera nota. "Muchas veces es por la frustración", dice Lars. "El público no se suelta lo suficiente, y claro, nunca es la culpa del promotor, así que recibo comentarios de que las luces están demasiado brillantes, o demasiado oscuras. Puedo hacer lo que sea que quieran. ' ¿Quieres luces más brillantes? ¡Claro que sí!' Ellos son los encargados y realmente quiero ayudarlos, pero solo soy el amplificador de lo que ocurre en el escenario", continúa. "Cando tocas de la verga, yo me aseguro de que salga diarrea por las bocinas. Cuando tienes el booth encendido, me aseguro de que todo el club se prenda. Los DJs que le siguen a otro DJ a veces piensan: 'Ok, ¡tengo que subir el volumen!'. Siempre me dan la misma excusa: 'Sí, el DJ anterior le subió a la ganancia.' Güey, no me veas la cara de estúpido. He estado viendo esos paneles todo el tiempo. En cuanto sube el volumen, me doy cuenta. Puedo intentar hacer algunos ajustes en el volumen con mi mezcladora, pero eso suena de la verga. Además, se pones música demasiado alta, las bocinas se apagan. También hay un límite legal de cuán alto puedes poner música. No lesiones permanentemente a la gente. En el booth tampoco escuchas lo que el público escucha, sino el monitor. Son más los DJs que no se dan cuenta de que están causando un terremoto en el club, que los que sí lo saben"Lars tiene un modesto consejo para los DJs (novatos) entre nosotros. "¡Aprendan a trabajar con la ganancia! Si están constantemente subiendo el volumen, me obligan a caminar entre el público hacia el booth y darte una palmada en la hombro mientras hablas con una chica", dice Lars. "Si no respondes, tengo que bajar el volumen yo mismo. Eso es súper vergonzoso para ti. Yo no quiero eso, tú no lo quieres, nadie lo quiere. Así que, ¡confía en el sonidista! Queremos lo mismo. Es irónico; siempre quiero subir el volumen incluso más que los DJ, pero solo puedo hacer eso cuando el sonido es bueno".
No todos son aguafiestas
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