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¿Sigues creyendo que la absenta te droga?

Las leyendas de los bohemios bebedores de absenta de la Belle Epoque se equivocan en algo: el ajenjo no produce alucinaciones. Aquí mi historia de cómo lo comprobé.
Photo via Flickr user CucombreLibre

En mi cumpleaños número 29, recibí de regalo una botella de una potente bebida botánica. Luego de que mi amigo y yo la devoráramos, pasamos varias horas bailando en cámara lenta con la música de Jimi Hendrix y riéndonos como hienas rabiosas entre rayos de sol imaginarios que entraban por la ventana. Éramos muy cool.

Desde entonces he estado obsesionada por descubrir qué fue lo que me llevó al viaje en cámara lenta aquella noche: el ajenjo o la cantidad que bebí. El ajenjo no es algo que se encuentre comúnmente en los menús de los bares en estos días, así que es difícil acceder a él para llegar al fondo de sus potentes poderes.

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Quiero entender por qué los bohemios del siglo XX estaban tan fascinados con este líquido verde. Todos lo bebían, quien no lo hacía era considerado como nadie.

Estos días más allá del mundo de steampunk y de los grupos fanáticos de la era victoriana, ¿quién realmente bebe absenta? ¿Tiene el tónico verde de antaño un lugar en nuestro mundo moderno? Más allá de eso, ¿tiene el ajenjo el poder de transportarte al mundo de Alicia en el País de las Maravillas?

Brian Robison en la Sociedad de Ajenjo de California dice: «Mil veces no. Nada en la absenta es psicodélico. La única droga que contiene es el alcohol. Desafortunadamente, la gente que compra absenta auténtica esperando tener un viaje de drogas va a estar tristemente decepcionada».

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Fotos del autor.tujone

Pero me han dicho una y otra vez que el –el ingrediente activo en la bebida derivado de las plantas de la familia del ajenjo– puede causar alucinaciones. Robison explica que a fines del siglo XVIII , algunos «estudios pseudocientíficos» de esos que intentaban prohibir el ajenjo perpetuaron este mito. Algo parecido a lo que sucedió con las creencias sostenidas durante mucho tiempo sobre la grasa. La ciencia barata ha ganado muchas veces.

Las supuestas cualidades alucinógenas de la absenta eran atractivas para los artistas y creativos de finales del siglo XVIII y principios del XIX, pero cualquier tipo de viaje psicodélico era probablemente psicosomático.

De acuerdo con Robison, el viaje más extremo que obtendrás de las grandes cantidades de tujone es la «falla renal y algunas convulsiones», así que al menos que tu idea de una «buena noche» sea quedarte conectado a los monitores de una sala de emergencia mientras tus riñones se despiden de este mundo, quizás quieras investigar un poco antes de enloquecer con ajenjo.

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«Los estudios han mostrado repetidamente que incluso las marcas que se producían durante la Belle Epoque tenían muy poco tujone en ellos», dice Robinson. «Los productos que tienen altos niveles de tujone son notorios porque son copias baratas de una buena absenta. Si estás buscando una auténtica y de alta calidad, evita las bebidas que se promocionan por su alto contenido de tujone».

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Entonces, si la absenta no puede drogarte, ¿qué es lo que te puede gustar de ella? El sabor está bien pero si no te gusta el anís, estas jodido. Robison dice que su atractivo «está en la experiencia de tomarla en tiempos lentos», porque la Belle Epoque era «una época de romanticismo y descubrimiento». Él cree que es la ceremonia de servirla y los sutiles cambios de sabor (el anís es mucho más suave cuando se le agrega agua) lo que hace a la absenta tan genial.

La absenta es sin duda una bebida para connoisseurs. No lo pides así nomás. Como fan, pensé que podía ir a los bares y aprender a beberla o al menos descubrir algo más sobre ella en nuestros tiempos modernos.

Descubrí que, aparentemente, las mujeres beben más absenta y nadie nunca la pide sola, siempre es en coctel. Pensé que en probar uno y ordené uno llamado Incógnito, que es una mezcla de ginebra con jugo de lichi, maracuyá, pepino y arúgula «recolectada a mano» —pues, ¿de qué otra pinche forma podrías recolectar arúgula?, pero ese no es el punto—. Todo eso fue bañado con un buen chorro de «hada verde». El olor del ajenjo me golpeó en la nariz, pero el sabor se sintió más suave. Al final, decidí que era un gin & tonic con huevos, pero dudo mucho que le hubiera impresionado a algún bebedor de absenta famoso —¿Baudelaire, Rimbaud, Picasso, o Van Gogh? ¿Alguien quiere probar?—

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Una vez que estaba un poco borracha, decidí probar el ajenjo como Dios manda: servido encima de un cubo de azúcar que se quema lentamente antes de verter agua gradualmente. Parece una lluvia blanquecina y sabe como a crema tibia de anís, así que es fácil olvidar que estás bebiendo algo con el 69 por ciento de alcohol.

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Artilugio para gotear agua sobre el ajenjo.Muerte por la Mañana

Después, , un coctel con champaña, ajenjo, cáscara de naranja y azúcar morena. En éste, el sabor del ajenjo fue asesinado completamente por los sabores acaramelados de la naranja y el azúcar. No recuerdo mucho de este coctel, así que recurrí a mis notas:

"¡Qué emoción!!!!!!!, dice una. «Michael Fassbender». Chale, no tenía ni idea de lo que estaba hablando.

Luego probé un Old Fashioned con ajenjo, que básicamente fue lo mismo que Muerte por la Mañana, pero sin la champaña. Mis notas sobre este solo dicen: «puñalada en el corazón».

Al terminar me fui a otro bar. Ahí me trajeron un artilugio increíble: un dispensador grande de agua que goteaba en un cubo de azúcar, dejaba caer una gota cada vez. Cada gota era una jalea dulce dentro del ajenjo. En este punto mi lengua se sentía como si estuviera cubierta en quemaduras de tercer grado. Creo que es así como los bebedores de Degas lo hubieran experimentado, así que perseveré, terminando mi copa antes de, avergonzado, pedir más azúcar. El dulzor balanceaba las cosas, tragando lo que podía antes de ver mis branquias volverse de un verde hada.

La noche no era momento para reflexionar. Mi lengua ardía y francamente necesitaba dormir. Al siguiente día me di cuenta de que me sentía diferente, no era una cruda normal. Me sentía muy feliz y con muchas energías. Y, por alguna razón que no comprendo, me sentía un poco nostálgica.

Así que, para una borrachera nostálgica esta es tu bebida. Tan solo mantén el azúcar a mano y no esperes un gran viaje. Como señaló Robinson: «hay más tujone en tu especiero que en tu vaso de absenta».