¿En qué momento se empezó a ver a los millennials como vagos, tristes y degenerados?
¿Fue cuando vivir en casa de los padres se convirtió en un indicador de pereza y no de un mercado inmobiliario de mierda? ¿O ha sido cosa de los medios que han popularizado esta visión por todo el mundo, atribuyendo nuestro éxito al dinero de papá y mamá y a las herencias como si todos tuviéramos esas oportunidades? Que, por si no lo tenías claro, no es así.
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En mi caso, no me crié con mucho dinero, pero cuando mi padre falleció unos días después de mi graduación, descubrí de sopetón lo que era tener una responsabilidad financiera —y no, no vi herencia alguna—. No solo pago mis gastos, sino que también ayudo a mi familia a pagar los suyos. Y hay una cosa clara: miles de millennials —recordemos que las personas más mayores de este grupo rondan los 30— están en la misma situación.
Pero por alguna razón, nadie habla de ello. En su lugar, se escuchan historias de millennials que se creen especiales y que no nos ayudan en nada, como ese treintañero al que sus padres tuvieron que desahuciar, el influencer de Instagram que engañó a sus seguidores para que comprasen “talleres creativos” o todos aquellos que compraron boletos para el Fyre Festival.
En vez de poner los ojos en blanco ante otro ejemplo más de “la generación consentida”, decidí ponerme en contacto con millennials que se ganan la vida trabajando y ayudando a los demás y que ofrecen una dosis elevada de lo que muchos llamamos realidad.
Lamees, 23
VICE: ¿Cuál es tu situación y la de tus padres?
Lamees: Me crié en Oriente Medio y me mudé a Canadá en 2010. Todo el mundo sabe que Dubái es extremadamente lujoso y caro, y mi familia disfrutó de ese estilo de vida durante mucho tiempo. Pero entonces nos fuimos a Canadá. Un tema que se repite con todos los padres inmigrantes es que tienen trabajos y calificaciones alucinantes cuando llegan, pero el sistema los destroza y desalienta por completo. Y eso es lo que le ocurrió a mi padre. No ha encontrado trabajo desde que llegó. Y mi hermana ha estado muy enferma, así que mi madre tampoco ha podido trabajar.
¿Y tú estás ayudando?
Mis padres nunca me dijeron que querían dinero, pero mi madre solía darme a entender que ellos no iban a estar aquí siempre y lo entiendo. Así que cuando gané suficiente dinero como para ahorrar, comencé a pagar algunas cosas, como cenas cuando salíamos todos juntos. Cuando tenemos algún cumpleaños, pago las entradas para algún concierto o para ir al cine. Mis padres me organizaron una fiesta de graduación enorme y yo le di 1000 dólares a mi madre porque me parecía que había sido cara y me sentía culpable.
¿Cómo te sientes al saber que tienes que ayudar a tus padres?
Para mí, es cuestión de orgullo. Estoy contenta de poder cuidarlos como ellos me cuidaron a mí. A veces siento cierto rencor. No sé si es hacia el sistema que destrozó la motivación de mi padre, hacia mi padre por no poder mantenernos o a toda esta situación, pero no creo que pueda irme de casa hasta que me case.
Steven, 30
VICE: ¿Ayudas a tus padres económicamente?
Steven: Sí. No demasiado ahora mismo, pero desde que le diagnosticaron cáncer a mi madre hace unos años, he estado ayudándoles. Ella tuvo una discapacidad a corto plazo y luego a largo plazo por una lesión y después, cuando le descubrieron el cáncer, la cosa empeoró. No recibía mucho dinero por discapacidad y mi padre estaba en la misma situación, lo cual no ayudaba. Acababan de aumentarles el alquiler y tenían dificultades para llegar a fin de mes, así que sentí que era el momento de ayudarles. Les ayudaba con el alquiler cuando lo necesitaban, le prestaba la tarjeta de crédito a mi madre y siempre intentaba que tuvieran la nevera llena. Es lo menos que podía hacer.
¿Qué sientes al compararte con otra gente de tu edad?
Cuando oigo que hay padres que todavía pagan los gastos de sus hijos, la hipoteca y el préstamo del coche o lo que sea, me parece sorprendente. Primero, por el hecho de que todavía permitan que sus padres lo hagan y, segundo, que dependieran de ellos desde un primer momento.
¿Crees que hay ciertos tipos de familias con más probabilidades de enfrentarse a estas situaciones?
Viniendo de una familia de inmigrantes de primera generación en Canadá, diría que tenemos más probabilidades porque mis padres llegaron con poco más que la ropa que traían. Pero claro, también conozco a algunos que migraron con dinero, así que no siempre es el caso.
Joey, 30
VICE: ¿Tus padres te apoyan económicamente?
Joey: Mi padre nunca ha estado en el mapa y mi madre iba y venía. Vivía en una pensión y falleció de forma totalmente inesperada en noviembre. Había que pagar el transporte del cuerpo, el viaje de ida y vuelta a Montreal para el funeral y el traje. Normalmente todo esto no es demasiado caro, pero para alguien que está en el ODSP [siglas en inglés del programa de apoyo a la discapacidad de Ontario] y que trabaja como freelance, ese dinero significa hacer las compras o no.
¿Qué piensas sobre todo esto de las herencias?
Algunos amigos me dicen: “Bueno, es triste, pero por lo menos te quedas con la casa”, pero ¿qué casa? ¿De qué hablan? Mi madre no tenía ninguna casa. Ellos piensan que su plan de jubilación es la muerte de sus padres. Lo cual es extraño, pero también es parte de nuestra cultura para algunas personas.
¿Qué aspectos de tu vida mejorarían si tus padres te hubiesen podido ayudar económicamente?
Tendría mejor salud mental, nutrición, cosas básicas. Podría permitirme comprar frutas y verduras frescas o cosas normales que puedes hacer con un mínimo de ayuda. O incluso la seguridad de saber que puedo solicitar un trabajo que está por encima de mis cualificaciones y que, si lo consigo, lo consigo, pero, si no, sé que puedo volver a casa de mis padres pase lo que pase. Creo que con un mínimo de seguridad, hay más oportunidades y posibilidades.
Rachel, 26
VICE: ¿Qué haces y cuánto ganas?
Rachel: Trabajo como cardióloga en una clínica, gestionando el departamento de salud y bienestar. Gano 29.988 dólares al año.
¿Cuál es tu situación familiar?
Hace tres años, mi padre se divorció de su mujer y la cosa se puso fea, especialmente en lo económico. Se endeudó seriamente mientras intentaba conseguir la custodia de mi hermana de 13 años. Durante ese tiempo, tuvo un accidente de coche y ahora tiene una discapacidad permanente. No puede trabajar y solo estudió la primaria. El año pasado, la madre de mi hermana falleció de repente, dejando a mi padre como el único tutor. Como no teníamos más familiares o ingresos, decidí irme a vivir con ellos para ayudarlos.
¿Qué piensan tus amigos de Toronto sobre esa decisión?
Me apoyan mucho aunque no creo que se den cuenta realmente de cómo es mi vida ahora. Tengo que hacer muchos sacrificios. No puedo ir a todas las fiestas y tengo una responsabilidad parental. No tengo Instagram o Snapchat y algunos amigos me dicen que soy aburrida, pero no quiero que me etiqueten haciendo una turbolata o fumándome un porro mientras mi hermana tenga acceso a esas plataformas. Prefiero vivir una doble vida en secreto.
Kelvin*, 25
VICE: ¿Qué sacrificios económicos has tenido que soportar para ayudar a tu familia?
Kelvin: Vivo con mis padres a pesar de que tengo un condominio en el centro de Toronto. Lo compré con mi dinero y mis padres me ayudaron a asegurar la hipoteca, que yo pago. Pero ahora lo estoy alquilando y vivo en casa para ayudar a mis padres a pagar su hipoteca y las facturas.
¿Cómo empezó todo?
Hace unos dos años, me fijé en unas facturas que había. Las abrí, vi lo que pagaban y pensé que era mucho teniendo en cuenta sus salarios. Mis padres eran inmigrantes que trabajaban duro y que han pasado por mucho para que mi hermano y yo pudiésemos tener un futuro mejor. Me di cuenta de que ahora me tocaba a mí cuidar de ellos.
¿Qué piensan tus amigos de esta situación?
Depende de qué amigos. Algunos tienen situaciones similares, así que lo entienden. Otros a menudo me recuerdan lo mejor que sería mi vida si me mudara al centro, pero no importa lo que piense la gente. Y siendo sincero, no tengo que dar explicaciones a nadie. Ayudo a cuidar de mis padres y eso es lo importante.
*Se han cambiado los nombres.
Se han editado las entrevistas por tamaño y claridad.