Fotos de cómo es realmente Tijuana

La pintada sobre la valla le hace una última advertencia a los migrantes para que reconsideren su decisión de cruzar ya que “también de este lado hay sueños”.

El debate por la reputación de Tijuana es infame. Los que piensan que la ciudad es la más americanizada de México discuten hasta quedar sin aliento con los que la ven como la máxima expresión de la mexicanidad por su alta población migrante. Los posmodernistas insisten que la inevitable hibridación de las identidades de ambos lados de la línea es la que define a la ciudad. Estos abogan que el experimento en sincretismo tijuanense ha dado como resultado una ciudad única, definida por su fronterismo y por la migración: mitad norteña, mitad west coast, full chingona.

Esta discusión —si es que en realidad se le puede llamar eso— también incluye la del espejismo de las delicias terrenales. El mito que atrae a miles de personas a explorar los callejones de la ciudad, buscando la cantina (o el club de striptease) perfecta, así como la idealizaron Manu Chao y Bukowski. Esta iteración queda opuesta al Tijuana zona de guerra, donde la Santa Muerte vive en los barrios de la periferia, saliendo para acechar al turista y a participar en la performance de la narco-violencia ritual. La Tijuana maquilera del presente es la versión más reciente de la ciudad, donde miles de obreros viven para montar televisores de plasma para la exportación que se venden a precio de saldo al otro lado de la valla.

Videos by VICE

El concepto de Tijuana ha ocultado a la Tijuana que existe realmente: la ciudad atascada entre la frontera, el Pacífico, la falla de San Andrés y el resto del auténtico México. Su encanto, ya sea intelectual, sexual, químico, económico, ilegal o territorial, posiciona a la urbe en un puesto cultural envidiable: como un paradigma y un generador único. Los clichés de la maquila, la frontera, la violencia, las drogas, el arte y los demás temas tan trillados no son el enfoque de esta serie de fotos. Son secundarios a la vida y a la cultura que brotan en esta ciudad de configuración única. Tijuana es como la mayoría de ciudades, excepto cuando no lo es.

Tomas Ayuso es un investigador y fotógrafo independiente, síguelo en Instagram.

Cruces sobre la valla fronteriza con los nombres de algunos de los 6.000 migrantes que han muerto o desaparecido al intentar cruzar a los Estados Unidos.

Un mural en homenaje al migrante sobre la persiana de una tienda de la Avenida Revolución. El artista alude al ingenio inagotable del migrante para lograr su meta de cruzar el Río Bravo.

Artistas Dybo (@shedybo) y Spel (@speluno) frente a su intervención artística sobre la línea fronteriza. Los artistas intentan eliminar la violencia asociada con la valla fronteriza de hierro oxidado con imágenes de naturaleza local, reimaginando un espacio sin vigilancia policial, polleros, ni coyotes.

En el este de Tijuana un niño llama a su madre detrás de un retrato de la Virgen de Guadalupe, pintada como parte de un proyecto de regeneración urbana. Con la violencia que se desató en la pasada década, muchas comunidades marginadas fueron abandonadas y recientemente se están comenzando a recuperar.

Luis, joven citadino del barrio 10 de Mayo, colaboró en pintar los murales. El proyecto promueve la regeneración urbana y el desarrollo de potenciación comunitaria en las colonias periféricas de la ciudad.

El atardecer cae sobre la zona maquilera. Aunque plagadas por escándalos de explotación laboral y críticas a su alto impacto ambiental, las maquilas siguen siendo una fuente de empleo crucial, en particular para barrios como 10 de Mayo.

Un grip posando con un AK-47 modificado en el set de una película de acción. La popularidad de las narco películas creció a causa de la guerra contra el narcotráfico. Hoy, se pueden comprar los DVDs desde Seattle a Montevideo.

La protagonista de un drama romántico se prepara para su escena. El cine tijuanense ha podido emerger como una potencia a nivel latinoamericano por su capacidad de atraer a cineastas y creativos de toda la república.

Coche quemado como resultado de un riña entre narcotraficantes. Aunque la visibilidad de actos violentos ha disminuido desde 2010, el 2015 registró un aumento de crimen a nivel estatal. En Tijuana esto ha causado el temor de que la violencia pueda regresar a la ciudad.

Una pareja yace inconsciente en un bar en el centro de Tijuana.

Miembro de la agrupación Sopitas con Huevo camina por la Avenida Revolución un sábado por la noche hacia un showcase de hiphop mexicano. Desde la colonia Mariano Matamoros, los Sopitas exponen la cultura hiphop tijuanense mediante el breakdance, el grafitti y el rap positivo.

Dos MCs rapean en una cantina de la Revolución, al lado de una nueva barbería clásica y un puesto tradicional de curio tijuanense. Sus letras hablan de la guerra contra las drogas y la apatía del pueblo ante la violencia.

El público espera que comience un concierto durante el festival “Entijuanarte” en el Centro Cultural Tijuana, donde cada año artistas locales exhiben sus obras. El festival atrae a todo tipo de gente de ambos lados de la frontera desde hace una década, buscando enaltecer las expresiones artísticas de la ciudad.

Un comerciante de recuerdos tijuanenses discute con un peatón frente a su puesto.

En un ring improvisado dentro de una bodega, el Clásico es inmovilizado por un enfermero después de que una mala caída lo deje lastimado. La lucha libre vive en Tijuana a pesar de que a nivel nacional el deporte pierde popularidad ante otras formas de entretenimiento.

Imagen colosal de la Calavera Catrina sobre el cauce de cemento del río Tijuana. Uniendo el grabado de Posada, los gestos pandilleros de la calaca y su representación mediante el muralismo urbano en esta ciudad fronteriza, híbrida y mestiza.