Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
La vida en la Tierra tiene al menos 3.500 millones de años, a juzgar por los fósiles más antiguos, conocidos como microorganismos. Pero cómo surgieron las criaturas vivientes en nuestro planeta natal, el único lugar en el universo donde sabemos que existe la vida, es uno de los misterios sin resolver más cautivadores de la ciencia.
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Una montaña en la Luna podría arrojar luz sobre este importante enigma, según un estudio próximo a publicarse en la revista científica JGR Planets. Una misión robótica o humana al pico de 250 metros de altura, ubicado en una antigua cuenca llamada Mare Crisium, ayudaría a los científicos a reconstruir detalles clave sobre los primeros mil millones de años de la Tierra, incluida la aparición de los terrícolas, dijeron los autores.
Hay abundante evidencia de que la Luna y la Tierra fueron golpeadas repetidamente por cuerpos celestes en ese tiempo, durante un evento conocido como el Bombardeo intenso tardío. El mar lunar Mare Crisium, que se extiende a través de 345 millas del hemisferio norte de la Luna, se creó debido a un impacto cataclísmico durante ese período.
Aunque la Tierra fue golpeada por el mismo flujo de objetos que la Luna, los procesos naturales como la tectónica de placas o la presencia de océanos reestructuraron continuamente a nuestro mundo, eliminando enormes fragmentos de su memoria geológica. Eso ha dejado a los científicos con pocas pistas sobre la habitabilidad inicial de la Tierra.
“En la Tierra, la marca original de estos cráteres resultantes de impactos no está bien conservada”, dijo en una llamada telefónica el coautor del estudio Dan Moriarty, miembro del Programa Postdoctoral de la NASA en el Centro de Vuelo Espacial Goddard. “Entonces, vamos a la Luna para resolver nuestras dudas”.
Los científicos tienen una idea aproximada de las relativas antigüedades de los primeros impactos lunares en función de cómo se erosionan y se superponen, pero no conocen con exactitud tales antigüedades. El Mare Crisium parece haberse formado a mediados del bombardeo, lo que significa que podría ser un parámetro útil para reconstruir la línea de tiempo general de este período convulso, lo cual sería vital para evaluar la habitabilidad de la Tierra durante sus primeros años.
“Con Crisium, podremos tener una idea muy precisa de cuándo ocurrió la mayor parte de los impactos”, explicó Moriarty. “Si el grueso fue realmente a una edad muy temprana, eso podría significar que los impactos se acumularon en ese tiempo, mientras que si fue a una edad más tardía, significaría que puede que se trate de impactos aislados que ocurrieron a lo largo el tiempo, hasta el momento en que comenzó la vida en la Tierra”.
Un período de bombardeos intensos que durara decenas de millones de años convertiría temporalmente nuestro planeta en un inhóspito infierno de magma. Un bombardeo que durara cientos de millones de años aún podría ser dañino, pero tendría efectos más localizados.
Los impactos también podrían tener algunas consecuencias benéficas para el surgimiento de la vida, porque algunos de los cuerpos que golpearon la Tierra pueden haber traído consigo ingredientes vitales como aminoácidos o agua.
“Es una interacción entre la habitabilidad y cómo se ve afectada por la tasa de impactos versus cómo estos impactos traen consigo algunos de los componentes básicos de la vida”, dijo Moriarty.
En otras palabras, obtener la edad exacta del mar Mare Crisium podría darnos todo tipo de nuevas ideas sobre lo que la Tierra experimentó en su inicios. Pero gran parte de la roca derretida de ese antiguo impacto ha sido cubierta por los flujos volcánicos posteriores, por lo que los científicos deben encontrar un lugar ideal donde aún se encuentre expuesta.
Moriarty y sus colegas analizaron las imágenes tomadas por el Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO) de la NASA para buscar los lugares más convenientes. Identificaron un pico en el centro del cráter Yerkes, que se encuentra en la región occidental del Mare Crisium, como el objetivo más prometedor.
Cuando se creó este cráter, arrojó roca derretida que resultó de una colisión mucho más grande que dio origen al Mare Crisium. Esa roca ahora está esparcida a lo largo de la cumbre y las laderas de la montaña central.
“Si solo pudiera tomar una roca de Crisium, para asegurarme de que se tratara de roca fundida por ese impacto, sin duda la tomaría del cráter Yerkes”, dijo Moriarty.
Afortunadamente, el pico es “más como una montaña de los Apalaches que como una montaña de las Rocallosas”, agregó, lo que significa que sus laderas son suaves y propicias para la exploración de un robot móvil, o tal vez incluso de una tripulación de astronautas.
Si los científicos finalmente logran obtener una idea precisa de la edad del Mare Crisium, esta podría delimitar “las condiciones ambientales en el momento de la aparición de vida en la Tierra”, dijo el equipo en el artículo.
Entonces, si bien la Tierra ha preservado fósiles que datan de miles de millones de años, la Luna es donde se encuentra una pieza faltante y fundamental para resolver el rompecabezas del origen de la vida.