Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.
Varios incendios forestales han estado causando estragos en el Ártico durante más de un mes liberando enormes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Ahora, a los científicos les preocupa que esos incendios estén contribuyendo a un ciclo continuo que fomenta el cambio climático, lo cual podría hacer que los incendios en el Ártico sean más comunes.
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En junio, hubo incendios sin precedentes en el Ártico, por lo cual se rompieron los récords de emisiones. Los incendios continuaron creciendo y extendiéndose a otras partes de Siberia y Alaska, según Mark Parrington, un científico experto en emisiones de incendios forestales en el Centro Europeo para Pronósticos Meteorológicos de Medio Alcance (ECMWF, por sus siglas en inglés). A medida que crecen, los incendios arrojan tanto humo a la atmósfera que se puede ver desde el espacio.
El humo ya ha cubierto algunas ciudades rusas, lo que dificulta la respiración. Según el periódico The Moscow Times, los residentes locales han iniciado una petición en Change.org para presionar a las autoridades a declarar un estado de emergencia. La petición actualmente tiene más de 400,000 firmas.
El aire lleno de humo es solo una parte del problema. Las emisiones arrojadas a la atmósfera por estos incendios masivos contribuyen a un ciclo continuo que fomenta el cambio climático, lo cual los científicos temen que podría significar aún más incendios árticos en el futuro.
Los incendios arden a través de turberas, llenas de materia orgánica rica en carbono. Las turberas generalmente están anegadas, lo que sirve como protección natural contra incendios. Sin embargo, cuando el clima es más cálido estas se secan, por lo que pueden encenderse y arder durante meses, años o incluso décadas. No siempre producen grandes llamas, pero en términos de cuánto combustible consumen, los incendios de turberas son los incendios más grandes que conocemos.
Thomas Smith, profesor de geografía en la London School of Economics, dijo que “cada vez tienen una mayor seguridad” de que los incendios del Ártico son incendios de turberas que arden en el suelo, a juzgar por su comportamiento.
“Los incendios de turba queman carbono ‘viejo’”, dijo Smith en un correo electrónico, lo que significa que el carbono se ha estado acumulando durante miles de años. “Entonces, en unas pocas semanas, un incendio puede quemar cientos de años de captación de carbono”.
En otras palabras, dijo Smith, estos incendios no son neutros en carbono. El que haya más incendios contribuye a que el cambio climático se acelere, lo cual a su vez crea las condiciones ideales para más incendios árticos.
“Estas emisiones de gases de efecto invernadero (que no se compensarán con una regeneración futura del ecosistema) conducirán a un mayor calentamiento, y el calentamiento aumentará la probabilidad de que los suelos de turba estén más secos a principios de verano y, por lo tanto, sean más propensos a arder… produciendo, a su vez, más emisiones de gases de efecto invernadero”, dijo Smith. “Es un clásico ciclo de retroalimentación positiva”.
Estos incendios no solo contribuyen al cambio climático, sino que también pueden dañar los ecosistemas locales, exponiendo a la vegetación a productos químicos agresivos y amenazando a las poblaciones animales, según un artículo de 2018 publicado por Smith en el International Journal of Wildland Fire.
Según un artículo de 2013 de la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, en los últimos años ha habido más incendios forestales en el Ártico que en cualquier otro momento de los últimos 10,000 años.
Según Parrington del ECMWF, aunque nadie puede decir con certeza qué sucederá en el futuro, “está claro que si las condiciones ambientales se mantienen secas y cálidas como ha sucedido este verano, podríamos ver incendios similares en el Ártico si ocurre alguna ignición”.
Este año, los incendios comenzaron antes de lo habitual y continúan batiendo récords de emisiones. Con el ciclo de retroalimentación positiva que están creando, estos incendios árticos masivos están mostrando signos preocupantes de llegar a convertirse en un círculo vicioso.