¿Por qué se están matando tantos motociclistas en Colombia?

¿Han visto cómo al hablar del tráfico los colombianos nos hemos acostumbrado a hablar de motos y casi nunca de motociclistas? “La gente siempre dice: ‘Una moto se me atravesó o una moto me cerró. Es como si no supieran que sobre todas las motos va una persona”, me decía hace unos meses un motociclista bogotano.

Pues Medicina Legal publicó esta semana un informe para recordarnos que los motociclistas son mortales, tan mortales que los primeros nueve meses de 2016 se llevaron a 2.564, un poquito más de ocho al día.

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La cosa es grave porque significa que en Colombia los accidentes en moto están dejando más muertos que la guerra hace diez años: en 2006, por ejemplo, el conflicto dejó 2.068 víctimas fatales en el país según Medicina Legal.

Y empeora: los motociclistas que murieron en los primeros nueve meses de 2016 suman un 20% más que los que fallecieron en accidentes en todo 2015.

¿Por qué están muriendo tantos motociclistas y por qué la cantidad tiende a aumentar?


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La respuesta fácil sería: porque cada vez hay más motociclistas. Mientras en 2009, según datos de la ANDI, se vendieron en Colombia alrededor de 350.000 motos, el año pasado se vendieron 670.000.

Pero que cada vez haya más motos en la calle, no significa necesariamente que tengan que morir más motociclistas. Incluso para quienes andan en ellas el problema no es la cantidad de motos que circulan por Colombia ahora, sino los mismos conductores.

José Manuel Garzón, presidente de la Asociación de Motoclubes de Cundinamarca y Bogotá, admite que detrás del aumento en muertes de motociclistas hay algo de responsabilidad de propio gremio: “Es verdad que a diario vemos a motociclistas cometiendo imprudencias”, me dijo esta mañana por teléfono.

Sin embargo, para Garzón el mayor culpable de las muertes de motociclistas es el Estado. “El Estado está permitiendo que se haga un negocio con las licencias de conducción, que hoy en día se tramitan con un montón de irregularidades y prácticamente se están vendiendo en la calle”, afirmó él, que hace las veces de vocero para el gremio de los moteros desde su twitter @Jomaga. El hombre tiene un punto: en abril de este año yo mismo aprobé el curso para sacar el pase de motociclista sin tener ninguna experiencia y a pesar de admitir que no sé cómo conducir una moto.

En aquella ocasión me acerqué al barrio Restrepo, en Bogotá, donde docenas de escuelas de conducción se concentran en dos manzanas. Cada vez que preguntaba por el trámite para sacar la licencia, los encargados de las escuelas me ofrecían las mismas dos opciones: pagar 250.000 pesos por el certificado del curso de conducción sin haberlo tomado o hacer el curso y luego sí obtener el certificado. Esta última opción costaba el doble.

Por estas y otras irregularidades la Superintendencia de Tránsito y Transporte cerró 97 escuelas de conducción en todo Colombia en diciembre del año pasado.

Para Garzón la cosa es así de sencilla: “Si el Estado no asume su responsabilidad, el que la asume es el motociclista y la asume con la vida”.