Hay porno más allá del YouPorn. Hace algunas semanas, se llevó a cabo en la Ciudad de México y Guadalajara el ciclo “Cine y sexo: una mirada femenina”, con la intención de llevar porno a sedes que usualmente no se asocian al cine XXX (el CCU de la UNAM, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco o el CineForo de la Universidad de Guadalajara, por mencionar tres). No se trataba, como sospechas, de la última entrega de Anal Stretchers sino de un porno que quiere ser distinto. Está dirigido por mujeres. En este ciclo, Candida Royalle, Jennifer Lyon Bell, Tristan Taormino, Liandra Dahl y Marit Östberg, entre otras directoras, vinieron a México para presentar su trabajo al público mexicano.
¿Cómo reaccionaron nuestros connacionales? ¿De qué modo consiguieron los organizadores financiamiento para la proyección de cine pornográfico? ¿Por qué llevar una película de sexo explícito a una sala universitaria? Marianna Palerm, directora de la muestra, nos respondió ésas y otras preguntas.
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¿Cuál era la intención de mostrar en México porno hecho por mujeres?
En México el porno es un gran tabú todavía. En gran parte, el porno hecho por mujeres conforma un campo de batalla político, desmitifica los roles sexuales estereotipados, reivindica el derecho de las mujeres a explorar su placer bajo sus propias reglas.
¿Cómo fue la respuesta del público a esta iniciativa?
Las salas estuvieron llenas todos los días. Las directoras, al llegar a México, estaban un tanto preocupadas por las posibles reacciones, se marcharon muy sorprendidas y conmovidas por las preguntas y comentarios del público.
Hemos recibido mensajes de distintas ciudades de la República y de America Latina pidiendo que llevemos la muestra. Me han pedido que lleve la muestra a Centroamérica, a Chile, en fin, ha sido una respuesta muy favorable. Antes de que comenzara el ciclo, casi 20 mil personas estaban hablando de “Cine y sexo, la mirada femenina” de acuerdo a los registros de nuestra página de Facebook.
Observo en la página web de la muestra la presencia de varias instituciones (Conaculta, Secretaría de Cultura del DF, Universidad de Querétaro) junto a la iniciativa privada. Supongo que no es fácil ir con los encargados de estas instituciones y decirles: “Hey, apóyennos para traer películas pornográficas”. ¿Cuáles fueron las dificultades al momento de conseguir financiamiento para una muestra de este tipo?
El proyecto fue bien recibido por las instituciones, creo que para las entidades gubernamentales y académicas resulta oportuna la reflexión sobre estos temas, toda vez que México es un país en el que se ejerce mucha represión y violencia en contra de las mujeres.
Levantamos el proyecto gracias al apoyo de las instituciones y gracias a que muchas personas se sumaron y trabajaron de manera voluntaria.
En un inicio, pensamos que las empresas vinculadas a la industria del sexo podrían patrocinar el proyecto; no fue así, los únicos apoyos privados fueron de Centro de diseño, cine y televisión, del V Motel Boutique que hospedó a algunas de las directoras y Voces en Tinta, una librería especializada en temas de genero y diversidad sexual.
Cito algunos testimonios de directoras que exhibieron su trabajo en la muestra:
“Las mujeres no vamos a la cama con zapatos de tacón”. Erika Lust / “Produzco y aparezco en pornografía porque quiero devolverle al cine para adultos los cuerpos naturales, el sexo real y la verdadera química”. Liandra Dahl / “La pornografía mainstream está codificada de forma que no refleja mi experiencia personal con hombres y mujeres”. Jennifer Lyon Bell.
Parecería que el porno femenino busca más que nada saldar cuentas con el realismo (en respuesta a las fantasías épicas del porno masculino). ¿Consideras que esto es así o qué otras propuestas te gustaría destacar de este porno hecho por mujeres?
Las propuestas de las realizadoras son muy distintas unas de otras, en algunas de las películas destaca la intención narrativa y estética, en otras la preocupación didáctica o política.
Me gustaría destacar que trabajan en consenso con los actores, que sus producciones se realizan de manera segura y ética, que son promotoras y defensoras del sexo positivo, y que su fin no es meramente económico.
¿En qué cambia el porno cuando se proyecta en la sala de una universidad? ¿Pierde algún grado de su intención pornográfica?
La idea de llevarlo a esos espacios era visibilizarlo en un contexto que permitiera la reflexión y el diálogo. La pornografía está estigmatizada, sin embargo se consume de manera masiva y nos guste o no es un referente de educación sexual. Existen muchas pornografías, no podemos clasificarlas a todas como un solo fenómeno.
Las distintas pornografías son reflejo de la sociedad, de sus estructuras de poder, de sus necesidades, de sus fantasías, de sus demonios. La industria del porno nacional está prácticamente muerta, casi todo lo que se produce es clandestino o ilegal.
Crédito de las fotos: Esmeralda Bravo