Foto por Santiago Sepúlveda
La historia conocida de las mujeres líderes en el punk colombiano se remonta a la banda Fértil Miseria, formada en la Medellín de 1990 por Piedad Castro y Yolanda Molina, y complementada meses después con Vicky Castro (hermana de Piedad) y Harley Sánchez. En noviembre de 1992 grabaron su primer disco: Reacción, un vinilo de 7’’ que contenía ocho temas y que fue prensado en el 93. Le gritaban con hardcore a los “profetas políticos” (“tu historia es tan larga como el asco a tus leyes sin razón”), a la represión sexual y moral, a los militares (“los generales no tienen hambre, los alimenta el mismo pueblo. Honorables gonorreas, ¡hijos de puta!”), a los locos (“somos diferentes, también inconformes, amantes de lo extraño, sicodélico y místico”) y a la fértil y podrida miseria del Medellín recién salido de los convulsionados años 80. Vicky Castro había sido parte de las bandas Crimen Impune y N.N. unos años atrás, y Piedad Castro había publicado uno de los primeros fanzines a finales de los 80. Ambas mujeres crecían y hacían música y poesía revoltosa en una escena protagonizada, en su mayoría, por hombres.
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Fértil Miseria publicó su segundo disco en el 94: Cadenas; y otro más en el 2005: Desplazados. Han aparecido en decenas de compilados de punk a lo largo del mundo y siguen tocando hoy en día, 26 años después. De manera paralela surgía otra de las bandas pioneras del punk femenino bogotano: Demencia Libertaria con Rocío y Alberto. Los punks de entonces se apropiaban de calles como la 19 con 8, en las casetas underground del centro capitalino. En una entrevista para el portal desdeabajo, Alberto cuenta que “a Bogotá llegó el punk a mediados de los 80 de la mano de unos pelados que se habían pegado el vuelto por Medallo, descubriendo la escena de allá. Y llegó el sonido de Parabellum y esas cosas que estaban haciendo, una explosión de sonidos muy áspera. Uno de esos paisas resultó con la idea de hacer una banda de punk en Bogotá y le hizo casting a Rocío. El man quedó admirado con los gritos de esa nena: “era una mujer que gritaba de una manera fantástica”, recuerda.
Cabe mencionar a otra banda femenina insigne de la escena: se trata de I.R.A, con Mónica Moreno como vocalista, que existe desde 1985 y ha grabado 11 discos a la fecha. Igualmente Desadaptadoz, con Ángela Torres en la voz, existente desde el 87.
Un poco después, en el 94, las bogotanas de Polikarpa y sus Viciosas (Andrea Restrepo, Sandra Rojas y Paola Loaiza) empezaron a hacer ruido juntas. En temporada de infamia y politiquería perversa, se hizo urgente el sentir de una tríada de mujeres ofendidas y elocuentes. En el 99 publicaron uno de los discos emblemáticos del rock colombiano: Libertad y desorden (una sutil burla a la leyenda del Escudo Nacional), en un split con la banda Libra. Se trataba de un manifiesto feminista y anticapitalista que entonaba canciones furiosas contra la objetificación de las mujeres, la explotación de los obreros, el servicio militar (“el dinero no merece la muerte violenta de un pueblo inocente”), la criminalización de la protesta y la urgencia inaplazable de libertad en una ciudad hiperviolenta.
Para ese entonces, otra chica que venía moviéndose en el circuito underground bogotano era Jessica Morales, futura fundadora, guitarrista y vocalista de la banda Sin Pudor en el 2005. Filósofa e investigadora, Jessica empezó en el punk impulsada por la temática feminista y el deseo de hacer música original inspirada en una manera de ver y construir el cuerpo desde un arte transgresor. “En esa época era muy difícil hacer conciertos y la participación de la mujer era mínima. Se veía “a la novia de”, pero pocas bandas de mujeres”, cuenta.
Ya entrados los 2000, y ante la inminencia de que el mundo no se acabara en el cambio de milenio, aparecieron en los escenarios las chicas de Maniatikatz: Paokat, Kami!, Klau y Weedcho, con un sonido punk más suave e inclinado al psychobilly y activistas de la reivindicación de las mujeres, hijas de los sonidos de los años noventa. También surgieron Ginger y los Tóxicos de Bogotá e Insurgentas de Medellín, como lo reseña el portal femmfmun.
Viajamos en el tiempo y aparece un sonido “atheist crust hardcore”, en el 2012, con The Eyeless desde Manizales. En el 2014 lanzaron su EP Sin Ojos, compuesto por cinco canciones revoltosas, que se mueven entre el inglés y el español y le gritan a Dios, a la rutina y al ego salvaje.
Después encontramos a Rattus Rattus (Pamela Falla, Jaison Umaña, Gustavo Huee y Paola Panizza) banda bogotana creada por Pamela (que venía de tocar en Poisoned pussy liquor) y Jeison en el 2015. Seriamente influenciados por el hardcore, el trash metal y el rock and roll, grabaron un EP y trabajan actualmente en su primer disco. Para Pamela: “hay muchos grupos y colectivos moviendo la escena. La gente responde bien, ha aumentado la cultura de apoyar y divertirse sin dañar”.
Un año después, en el 2015, apareció en el espectro Tumbas (Ximena Ortiz, Maria Paula Rodríguez, Marcelo Tiusaba, Fausto Robles y Luisa Fernanda Araque). Su primer EP homónimo se lanzó en formato de cassette y se encuentra para descarga libre en Bandcamp. Compuesto por cuatro canciones, la grabación tiene influencias del Post Punk europeo de los 80, el Bat Cave inglés, el Dark Punk y el Deathrock.
La escena del punk bogotano vivió un acontecimiento importante con el surgimiento del colectivo / sello / casa cultural Rat Trap entrado el 2004 pero oficialmente con sede física en el 2008. Desde entonces, un grupo itinerante de amigos se dedica a poner un grano de arena en la consolidación de una escena musical alternativa: una de tantas que asoman la cabeza cada día en Bogotá. De la mano de Rat Trap, y como quizás sucede en cualquier proceso de apropiación de la cultura, han empezado a surgir otros colectivos, medios de comunicación, productoras pequeñas y sellos disqueros dispuestos a mantener los oídos abiertos a esta efervescencia musical.
Paralelamente a Tumbas, otra banda de chicas-mayoría también andaba grabando su disco: Las Yumbeñas, cuyo primer sencillo casero “Melancólica” se volvió un éxito en internet (un éxito de 5.000 escuchas en YouTube). “Mal humor, descomposición… no quiero ver tu cara de chillón, ¡hoy no!”. Daniela Parra, Juan Placenta y Laura Vargas son fans de Miranda, Alaska y Dinarama y Yuri: pop, sintetizadores, baladas y melodrama, pero en la mitad el punk. La historia de su grabación es dramática: perdieron el disco duro que contenía su ópera prima. Actualmente se encuentran terminando—por segunda vez—su primer disco Me cansé de llorar, voy a vomitar.
Igualmente cercanas a un sonido punk fuertemente influenciadas por el pop están Las Pegastick (Bibiana Rojas, Gabriela Supelano, Luis Daniel Vega y Mauricio Gatiyo), que combinan humor con acidez. Por su lado, Nimphomana, también conformada por mujeres, le apuesta a sonidos más hardcore, y Comemierdas se vuelca hacia el D-beat – Raw Punk.
Otra de las bandas que ha surgido en buena parte gracias a la casa Rat Trap, aunque su género no sea directamente el punk, es Stallone. Compuesta por Tania, Mercedes, Catalina y María, y provenientes de las artes plásticas, la animación y el cine, estas cuatro bogotanas le apuestan a un rock alternativo (o lo-fi underwater surf), oscuro y dulce a la vez, cargado de nostalgia. Para Tania: “La escena está muy presente. Puede alcanzar a mucho público, aunque está muy sectorizada”. Publicaron su primer demo, For a Walk, hace unas semanas y están en proceso de producción de su primer disco.
A propósito de espacios, un lugar que le apuesta a los nuevos sonidos punkeros es La Roma Records (pasaron y pasarán Las Yumbeñas, Stallone, Las pegastick, entre otras). En un garaje de una casa en Teusaquillo funciona esta espléndida tiendas de vinilos / cochera de conciertos underground. Estas bandas, junto a otras como Comemierdas y Nimphomana, han estado girando por este modesto pero categórico circuito que ha venido germinando, junto a otros lugares como Casa Zeb y Relámpago (en Galerías), KB espacio y Colombia Metal Garage (en San Felipe), Rat Trap (San Luis) 4cuartos y Overdrive (en Teusaquillo), A seis manos (en el centro), Fulanos Backpackers y Matik-Matik (en Quinta Camacho) Latino Power (en Chapinero central) y otros más intermitentes como Jackass Bar y Ozzy Bar (en Normandía).
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Si conocen otros circuitos punkeros donde las chicas sean protagonistas, me pueden contar a astridavila@gmail.com.