Artículo publicado originalmente por MUNCHIES Estados Unidos.
Hace varios años, una activista de animales francesa rescató a un lechón de dos meses, salvándolo de convertirse en chuletas y tocino. Crió al cerdo por más de dos años, pero luego se mudó a una casa nueva y no tenía suficiente espacio para su amigo de cuatro pezuñas. En vez de llevar al cerdito a un refugio o abandonarlo, pudo acomodarlo con una amiga, quien firmó un contrato prometiendo que trataría bien al animal y, lo más importante, que no lo mataría ni se lo comería.
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Pero según The Local, esa mujer debió haber cruzado los dedos cuando firmó esos papeles, porque convirtió al pobre cerdito en más de 90 kilos de paté. La mujer, que no fue nombrada, fue acusada de abuso de confianza y “complicidad en el sacrificio de un animal fuera de las condiciones del matadero”, y recibió una sentencia de prisión de tres meses y una multa de 563 dólares por matar y enlatar a un cerdo.
La mujer no asistió a la audiencia y rechazó a un abogado, pero intentó explicarle la situación a los oficiales. Le Telegramme dice que ella le dijo a la policía que el cerdo era demasiado grande para su corral y que había escapado de su recinto más de una vez. En lugar de, ya sabes, construirle un corral más grande, llamó a su exesposo, quien dijo que mataría al cerdo. (Su ex contó una historia ligeramente diferente, insistiendo en que ella siempre había querido comerse al cerdo y que nunca mencionó el contrato de adopción que había firmado).
Cuando los oficiales fueron a la casa de la mujer, encontraron un corral vacío y 110 kilos de carne de cerdo enlatada, y supuestamente los policías tuvieron que explicarle todo esto a la propietaria original del cerdo.
Esta es la segunda historia de cerditos más triste del mundo, después de los bomberos que se comieron a los cerdos que rescataron de un granero en llamas. En febrero de 2017, los bomberos de la estación Pewsey, al suroeste de Inglaterra, salvaron a dos cerdas y 18 lechones de un incendio en una granja cercana. Seis meses después, la administradora de la granja entregó salchichas hechas de esos mismos cerdos a la estación de bomberos. “Les di la mejor calidad de vida que pude hasta que fueron al matadero y se volvieron parte de la cadena alimenticia”, le dijo Rachel Rivers a la BBC. “Al final te sientes triste [… ] pero dárselos a [los bomberos] fue una buena manera de decir ‘gracias’”.
La estación de bomberos publicó una imagen de las salchichas a la parrilla, escribiendo que estaban disfrutando de “los frutos de sus labores”, y un día después, esa publicación fue reemplazada por una disculpa por “ofender a algunos”.
A mi parecer y sin juzgar a nadie que coma carne, tal vez lo mejor sería no cocinar a un animal que rescataste o al que prometiste no comerte. Para eso existen los supermercados.