A veces aparecen noticias curiosas, cosas como que se ha encontrado mierda en pasteles del IKEA, cafés o en pantallas táctiles del McDonald’s, algo que sin duda llama la atención. ¿Cómo puede haber restos fecales en esos sitios y alimentos? Muchas de estas noticias, realmente, se refieren a una contaminación fecal y no a la presencia de heces, propiamente dicho, es decir, que se han encontrado unos microorganismos que pueden indicar cierta contaminación fecal, ya que estos pueden haberse generado en los intestinos.
Pero claro, viendo todo esto, uno puede llegar a la conclusión de que por muy pequeña que sea esta presencia de organismos generados —o que se han podido generar— en intestinos de personas, no sé, esto sigue siendo mierda corriendo por todas partes. Cosas que han estado rodeadas de mierda acariciando pantallas táctiles del McDonald’s.
Videos by VICE
MIRA:
Imaginemos una situación en la que una persona va al baño a defecar. Hasta aquí todo normal. La cosa sale bien, fluida, sin problemas. Después le toca —claro— limpiarse el culo, que es una acción que requiere una intimidad extrema con el esfínter. En este acercamiento puede que ciertas comunicación fecal se traspase a sus dedos, tocando un poco el papel que ya ha tocado mierda o rozando con un dedo despistado, de forma sutil, una fracción de esfínter. Incluso puede romperse un poco el papel y que toque mierda directamente. Existen muchas posibilidades.
Incluso puede ensuciarse a nivel microscópico al apoyar las manos en la taza o cogiendo esa escobilla para limpiar mierda, pues son elementos todos ellos que se encuentran muy cerca de las heces. Después, con esta misma mano que aún no se ha lavado porque los grifos están puto fuera en una zona común —y por lo tanto, una zona que nos niega la soledad que requiere el acto de cagar—, tendrá que tirar de la cadena, esparciendo por su superficie un poco de la materia fecal que sus manos han capturado. Luego tendrá que abrir —con las manos igual de sucias— la puerta del baño y luego dirigirse hacia el grifo para lavarse, finalmente, las manos. Grifo que también ensuciará al accionarlo por primera vez.
“Con la humedad del ambiente y una temperatura de alrededor de 20ºC puede ser suficiente para que su número pase de ser casi indetectable a que aumente de forma importante”
Al cerrar el grifo “recuperará” esa pequeñísima dosis de materia fecal y la seguirá esparciendo por todas partes. De hecho sería más higiénico incluso que no se lavara el culo, que no acercara la mano ahí para nada y se pasara el día con el esfínter lleno de mierda y las manos y su entorno perfectamente limpios. El caso es que en todos estos procesos algo de materia fecal, aunque sea un 0.000001%, se ha transmitido a nivel epidérmico y ahora está en la cadena del váter, en los pomos de las puertas y los grifos.
Cuando otra persona vaya a mear en el mismo sitio donde hemos cagado tocará con sus manos limpias el pomo de esa misma puerta que hemos “pringado” y luego el grifo y así sucesivamente. En este caso, todos iríamos transportando constantemente, en porciones extremadamente pequeñas, materia o bacterias fecales. Repartiendo por todo el mundo (en pantallas, móviles, lápices, ascensores, cines, coches, aviones y lo que sea) estas mismas bacterias. En fin, ¿podríamos considerar que todo el mundo está como cubierto de una fina, muy fina —finísima, casi inexistente, que tiende a la nada pero que existe— capa de heces?
Esta misma pregunta y esta misma situación es la que le planteé a José Juan Rodríguez Jerez, profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona y experto en seguridad alimentaria. Realmente es un tema que me preocupa.
“No estoy de acuerdo con el enfoque, porque nos lleva a considerar que todos estamos recubiertos de heces y no es cierto. Si al salir del baño no nos lavamos las manos, lo que pasará es que habrá una pequeña cantidad de materia fecal en nuestras manos que vamos a diseminar en un área relativamente pequeña. Si nadie se lava las manos, entonces estaríamos intercambiando microorganismos unos y otros, pero en un área limitada, no por todo el mundo”.
En este caso, según el microbiólogo, en esta pequeña área de influencia “aumentarían las enfermedades de transmisión alimentaria y los problemas de salud, por falta de higiene”, pero no quedaría todo cubierto de una fina capa de heces.
“La mayor responsabilidad suele ser de los usuarios con una baja higiene personal”
De hecho, según Rodríguez es bastante frecuente encontrarse con este tipo de bacterias coliformes y enterobacterias a nuestro alrededor, “las bacterias están en todas partes y, dependiendo de la higiene de cada persona, podemos encontrar microorganismos procedentes de cualquier sitio”, y prosigue, “las enterobacterias y las bacterias coliformes son microorganismos que hace ya años se les consideró indicadores de contaminación fecal. Su origen está en el intestino de personas y animales, pero pueden estar perfectamente en el medio ambiente, siempre que haya humedad. De hecho, en la nueva legislación alimentaria han desparecido, puesto que no está claro que su presencia esté relacionada directamente con contaminación fecal. Por tanto, la presencia de estos microorganismos no supone la existencia de heces en estas superficies”.
“Por otra parte, si los consumidores que van al baño, no se lavan las manos con agua tibia y jabón después de realizar sus necesidades y antes de comer, entonces pueden contaminar las pantallas, las bandejas y lo que sea. Con la humedad del ambiente y una temperatura de alrededor de 20ºC puede ser suficiente para que su número pase de ser casi indetectable a que aumente de forma importante”.
Muchas de estas bacterias nos ayudan a mantener sana nuestra boca, piel o intestino, aunque hay otras que pueden provocar infecciones o intoxicaciones. “El E. coli es un microorganismo con un claro origen fecal, pero que podemos encontrar en algunos alimentos. No todos los Escherichia coli son patógenos, pero algunos de ellos pueden ser mortales. De nuevo hay que tener en cuenta la higiene personal y la de las instalaciones alimentarias. En este caso, uno de los alimentos que preocupan son los vegetales ecológicos, donde al abonarse con estiércol existe un riesgo de contaminación a alimentos que se pueden consumir crudos”.
Así que, aunque no todo esté cubierto de mierda, joder, tened en cuenta que, como concluye Rodríguez, “la mayor responsabilidad suele ser de los usuarios con una baja higiene personal, nuestro entorno estará tan limpio como las personas que lo comparten y conviven en él”.
Suscríbete a nuestra newsletter para recibir nuestro contenido más destacado.