“Ahora, ya podemos interactuar con partículas” dijo JP Rémillard, mejor conocido como el productor radicado en Montreal, Pheek, en un taller durante el sábado por la tarde en Mutek acerca del nuevo Traktor Kontrol D2 de Native Instruments. Pheek se refería a las partes de los tracks que el D2 permite controlar a los usuarios, pero también podría haber resumido toda la experiencia ocurrida en Mutek Montreal.
De muchas formas, Mutek, del 27 al 31 mayo, fue el antídoto a los grandes festivales de música ocurridos durante el verano dominados por la escala y el volumen. En Mutek, las partículas están enfocadas mientras que la grandeza se evita. Esto no es un rave; apenas es un festival, sino una conferencia durante el día con algo de exposición a través de números musicales en algunas locaciones claves cada noche, todas centralizadas en el corazón de Montreal.
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Los conciertos gratuitos al aire libre en el Parterre du Quartier des Spectacles fueron el ecualizador de Mutek – abiertos al público y visibles para aquellos que caminan a través del recién construido barrio artístico de la ciudad. Los shows siempre tenían una pequeña multitud bailando en el frente, aunque muchos miembros de la audiencia se sintieron con la libertad de sentarse sobre el pasto, observando más que participando en las presentaciones de artistas como Mathew Jonson, Moon Buggy, y Project Pablo. La noche de sábado incluyó a la banda electrónica en vivo procedente de Tijuana, Nortec Collective, repleta de acordeones, cuernos, y una tuba completa (aquí no hay eufonios). Parecía prácticamente estridente en comparación con la abundancia de estudios en microtech en el mismo escenario donde Nortec se presentó, de no haber sido recibidos tan cálidamente por la audiencia, incluyendo muchas familias con niños pequeños.
Los adolescentes y pre-adolescentes (con sus padres) también fueron vistos durante los paneles de fin de semana dentro del Musée d’Art Contemporain o las instalaciones artísticas del Centre Phi, absorbiendo las contemplaciones de los artistas y críticos que se sumergieron en temas como “El uso de los sintetizadores en presentaciones en vivo” y “Un siglo del sonido zombie”, el segundo fue acompañado con una proyección mejorada por SubPac.
Por la noche, la atención fue desviada sutilmente de lo analítico a lo demostrativo mientras las presentaciones envolvían a los asistentes con eufóricos shows en vivo de artistas como Steffi el viernes y Atom™ & Tobias (que estuvieron fenomenales) el sábado en el club Metropolis o piezas de arte conceptual elevado que te permitían tomar asiento, incluyendo una muestra muy discutida llamada “Música para lamparas”. Láseres, pantallas de LED, y las filas de 20 minutos eran de rigor de acuerdo con un festival que se anuncia a sí mismo como uno de “creatividad digital y música electrónica”. Aunque artistas como John Tejada, Andy Stott y Cobblestone Jazz podrían haber atraído a unos cuantos fans dedicados, la mayoría de la gente estaba ahí por la experiencia completa, y el concepto de un “headliner” parecía prácticamente ajeno.
Es una maravilla que exista Mutek. Muchas personas insistieron durante todo el evento con una duración de cinco días, en que algo así sólo podría ocurrir en Montreal, donde existe un profundo apoyo infraestructural para las artes y el compromiso cultural para celebrar a lo raro (la sede del festival es el museo de arte contemporáneo, después de todo). Aunque hay ediciones de Mutek en la Ciudad de México, Barcelona y Bogotá, Montreal sigue siendo la locación primaria y el festival parece ser el hogar en medio de un montón de otros festivales que la ciudad alberga durante el verano.
Como la mayoría de los festivales, el clima es el incontrolable factor X, y este año estuvo de alguna forma estable con temperaturas tibias y un poco húmedas en los primeros días, un aguacero o dos el sábado y un domingo extrañamente fresco. Mientras que en años anteriores Mutek se había asociado con el festival de verano semanal Piknic Electronik para una fiesta en conjunto durante la tarde de domingo, los dos se separaron amistosamente este año (a pesar de los rumores de que Mutek no estaba satisfecho con la audiencia más populista de Piknic), y ambos realizaron eventos que compitieron cortésmente en lo que resultó ser un día nublado y poco atractivo para salir. Aunque hubo algunos que no tuvieron ninguna dificultad decidiendo entre My Favorite Robot y Art Department (sin Kenny) en Piknic y Kode9 y Daniel Bell en Mutek, es una pena que alguien tuviera que tomar esa decisión.
Aquellos que fueron al Parc Jean Drapeau en la isla donde Piknic celebra su festival con dos escenarios fueron recibidos en un entorno mucho más sociable que el resto de Mutek. La gente bailaba con DJ sets (en vez de ver producciones en vivo), jugaban pétanque, y bebían cerveza. No es que Mutek no sea divertido, pero Piknic es pura diversión, y no hay nada de malo con eso.
De alguna manera, Mutek tiene el mismo riesgo que muchos festivales, donde el éxito ha llevado a sus promotores a pensar tal vez que hay un suministro infinito de fans que tienen un apetito interminable por su producto, a menudo sin darse cuenta de que el producto es la música y que le pertenece a los artistas. Al contrario del ADE, que se coordina con espacios de todo Amsterdam durante una semana para crear una experiencia que abarca toda la ciudad, Mutek termina compitiendo con otros espacios de Montreal por defecto. El público en Stereo, Datcha y la ya conocida fiesta The Goods tuvieron poca afluencia, mientras los locales estuvieron difusos (o alejados) y los visitantes fueron dejados a su suerte si optaban por alejarse de la oferta primaria de Mutek. Todos deberían ser más cooperativos en el mundo de la música electrónica, pero en Montreal parecería que debería ser más posible que en cualquier otro lugar.
Al final, Mutek no intenta expandirse más allá de su propio mundo. El término “académico” vuela libremente en la conferencia, y con mucha razón. Tanto como las torres de marfil de la academia, las profundas y analíticas conversaciones en Mutek, junto con las profundas y detalladas presentaciones parecen existir dentro de una burbuja. La programación tiene una base intelectual, existiendo fuera o en contra de las diversas realidades del capitalismo. Al contrario de otras conferencias donde los paneles siempre tienen la intención de compartir consejos y herramientas respecto a cómo “pegarla en grande”, excepto por un panel al inicio de la semana presentado por FACTOR, la organización de financiamiento público para la música canadiense, existe poco dentro de Mutek que se oponga con los asuntos comerciales. El enfoque se encuentra cuadradamente en el arte. Es idealista, sino es que un poco insular, pero también un poco encantador a pesar del resto del calendario del festival.
Zel McCarthy es el editor en jefe de THUMP y un verdadero académico de Twitter.