Los antros de El Cairo se llaman baladi. Antaño fueron glamurosos clubs de cabaret; en la actualidad, son lugares ruinosos y sórdidos, muy poco frecuentados. Sin embargo, son los únicos sitios, a excepción de los prohibitivos hoteles y restaurantes, en los que se puede tomar una cerveza. Baladi significa nativo o folk en árabe. Estos bares son el punto de reunión de los cairotas que necesitan algo más que un café y fumar shisha y que no se pueden permitir ir a un hotel de cinco estrellas.
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En las décadas de 1940 y 1950, El Cairo era una ciudad con una vida nocturna muy animada, y a sus baladi acudían en masa bohemios de todos los rincones del mundo. Este panorama empezó a cambiar con la destitución del rey Farouk durante la revolución egipcia de 1952 y la nacionalización de muchas empresas llevada a cabo por el presidente Gamal Abdel Nasser. El centro de la capital, cuyo diseño urbanístico se inspiró en París y se construyó a finales del siglo XIX, se está desmoronando poco a poco. Se está desaburguesando.A partir de la década de 1970 se impuso en El Cairo la faceta más conservadora del Islam, con consecuencias notables para los bares de la ciudad. Los propietarios encontraban infinidad de trabas para renovar sus licencias para la venta de bebidas alcohólicas o para traspasarlas a otros propietarios. Tampoco ayudaba demasiado la imagen que se tenía de estos lugares, considerados por la mayoría de cairotas como antros de prostitución y de consumo de drogas. Sin duda son sitios de dudosa reputación con cierto aire furtivo, sensación que se acentúa cuando sacas una cámara e intentas hacer algunas fotos.Pero si toleras bien que te atosiguen, puedes llegar a pasártelo bien en estos sitios. Pasearás por calles abarrotadas de mujeres con pañuelos en la cabeza, cruzarás una discreta puerta y verás a unos cuantos hombres repartidos por ahí, fumando y bebiendo una cerveza que se elabora allí mismo. Mientras, una mujer escasamente vestida se contonea en el escenario, recogiendo los billetes de libras egipcias que le lanzan los espectadores. Entretanto, otras mujeres igualmente ataviadas se pasean por el local animando a los parroquianos a beber más cerveza, pelando cacahuetes y pidiendo propinas. Hoy en día escasean los turistas extranjeros en El Cairo, así que prepárate para que te asalten y se peleen por ti desde el momento en que entres por la puerta. Un consejo: paga las bebidas a medida que las pidas, así evitarás sorpresas desagradables cuando te pasen la cuenta al final de la noche.
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Muir Vidler es un artista galardonado y residente en Londres, además de un colaborador asiduo de VICE
