Edgar Martins se ha pasado los últimos dos años explorando las instalaciones de la Agencia Espacial Europea (AEE) y fotografiando los extraños y asépticos espacios que se encontraba. Esta ha sido la primera vez en la historia que la agencia ha dado a un artista acceso exclusivo a su personal, sus programas y su tecnología. El resultado final es una serie de fotografías que parecen el mood board para la secuela de 2001: Una odisea del espacio.
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Nacido a finales de la década de 1970, de niño a Edgar le apasionaba el programa Apolo. "De pequeño quería ser astronauta —una meta difícil de lograr para un europeo residente en la China comunista— y todavía hoy tengo sueños recurrentes en los que me lanzo al espacio, aunque nunca recuerdo cómo", asegura. "En el sueño, entro en la órbita de la Tierra, floto en gravedad cero, contemplo por primera vez nuestro planeta desde la distancia. Es una experiencia sobrecogedora."El espacio y todo el misticismo y las maravillas tecnológicas asociados a él tienen una enorme resonancia en nuestra conciencia social e individual. Es un tema que nos arrastra a todos a las antinomias de la percepción y la existencia y nos lleva a explorar fronteras y geometrías inestables".Un traje presurizado junto al módulo de formación de la Soyuz TMA en la Sala 1A (Centro de Entrenamiento de Cosmonautas Gagarin, Ciudad de las Estrellas, Rusia)Durante su recorrido por diversos centros de la AEE, Martins ha constatado el énfasis que la institución pone en los programas de exploración, proyectos que nos permiten adentrarnos en el espacio profundo y tener una mayor comprensión de nuestro entorno y origen."Poco a poco está cambiando nuestra percepción del universo hasta el punto de que debemos replantearnos las teorías cosmológicas actuales y considerar la propuesta de la confluencia de lo infinitamente grande con lo infinitamente pequeño", dice Martins. "No me cabe duda de que estamos entrando en una nueva era dorada de la exploración espacial. Pero quizá lo más interesante del proceso ha sido tomar conciencia de dos sencillas ideas: el vacío del espacio se ha convertido en el concepto más discutido por la humanidad; y a pesar de todos los avances en tecnología y robótica, la exploración espacial sigue dependiendo inherentemente del individuo".
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