Un día con los activistas antiespecistas de Valencia

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Cultură

Un día con los activistas antiespecistas de Valencia

Los Vegan Streakers son un grupo que se dedica a viajar por España boicoteando festejos y otros eventos en los que se maltrata a los animales para satisfacer a los humanos.

En 2008, el activista holandés por los derechos de los animales Peter Janssen tuvo su momento de fama en los Países Bajos al aparecer corriendo por estadios deportivos y platós de televisión ataviado solo con un tanga como protesta por la crueldad contra los animales. Janssen vive en España desde hace unos años y se mantiene activo en la lucha por los derechos de los animales, aunque ahora lo hace con los pantalones puestos. Quedé con él en Valencia para entrevistarlo.

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Peter y Pedro en L'Oceanogràfic de Valencia. Todas las fotos por Sarah Mohebbi

Peter está de pie junto al borde de la piscina. Tiene el pelo empapado y lleva el traje de neopreno corto medio abierto. Unos guardas de seguridad lo sujetan por los brazos mientras los adiestradores de delfines intentan (sin éxito) salvar el espectáculo. El público dejó de prestar atención hace diez minutos, cuando Peter y su compañero Pedro saltaron al agua. A Pedro lo cogieron cuando salía del agua, pero Peter fue más rápido y consiguió dar otra vuelta al parque y volvió a aparecer junto a la piscina. Supongo que sus antecedentes como corredor profesional no le vinieron mal en esos momentos.

Una vez puesto en libertad por la policía, Peter me explica que tiene tatuado el logo de los Juegos Olímpicos en la parte de arriba del brazo. "Hubo una época en que quería participar en las Olimpiadas", confiesa. Oriundo de Culemborg, Países Bajos, el activista empezó a entrenarse para cumplir su sueño a los 12 años. Ganó varias competiciones a nivel regional y quedó en buena posición en el ámbito nacional y Europeo, pero llegó un punto en que asumió que probablemente nunca llegaría a correr en las Olimpiadas.

En invierno solía entrenar en España, donde el clima es más benigno. Recuerda ver carteles en los que se anunciaban corridas de toros. "Es una forma de maltrato animal que no puede ignorarse. La crueldad contra los animales suele darse mucho en la industria ganadera sin que la gente se dé cuenta, pero las corridas de toros son algo intrínseco a la cultura de España".

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Durante una carrera en Tordesillas, Peter decidió llevar una camiseta con un mensaje que expresara su rechazo a las corridas de toros. Además, estaba en el mismo epicentro del maltrato animal: su protesta casi coincidió con la festividad del Toro de la Vega. "Gané la carrera, salí en la tele con mi camiseta y me hice famoso de la noche a la mañana", recuerda Peter. Una de las personas que se fijó en él fue Susana, que lo vio todo por la tele desde su casa. Enseguida se puso en contacto con Peter, ambos se enamoraron, se casaron y ahora Susana acompaña a Peter en todas sus protestas.

Cuando asumió que no podría participar en las Olimpiadas, Peter encontró una nueva pasión en la lucha por erradicar la tauromaquia. Para lograr su objetivo, intenta boicotear todas las corridas que puede. Compra la entrada, se sienta entre el público y luego salta al ruedo. Resulta paradójico que, teniendo en cuenta su opinión sobre el toreo, Peter y yo hubiéramos concertado nuestra cita en un bar llamado El Torito. "Por lo general, montaría una protesta en sitios como este, pero he estado echando un vistazo y no he visto fotos u otras cosas que indiquen que al dueño le gusten los toros", explica Peter. Además, era el bar más cercano y ambos teníamos un poco de prisa porque el espectáculo del delfinario estaba a punto de empezar.

Peter y Susana piden pan con tomate y unas bravas, una de las pocas tapas aptas para veganos.

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No solo los toros se benefician del apoyo de Peter y su Vegan Streaker Group [streaking es la denominación en inglés del acto de colarse en algún evento y ponerse a correr desnudo como protesta], que cuenta ya con quince miembros. Pese al nombre del grupo, la parte de correr desnudos ha ido bajando en frecuencia con los años: ahora Peter suele quitarse solo la camiseta para mostrar el eslogan que lleva escrito en el pecho. "Si te rompen o arrancan la camiseta, ya no se ve el mensaje que lleves escrito, pero si te lo escribes en el cuerpo, siempre está visible", asegura Peter. Antes, el activista solía llevar solo un tanga en las protestas, pero hoy considera que ese estilo no encaja con la seriedad del tema por el que protesta.

En invierno, sobre todo en Navidad, la lucha de Peter se centra en el conejo. "¿Tienes idea de cuántos conejos masacran de forma horrible para consumir su carne?". Me enseña unas pegatinas en las que se puede leer "Este producto contiene el sufrimiento de los conejos" con la palabra "sufrimiento" en letras rojas. "Las pegamos en los paquetes de carne de conejo en los supermercados. La mayoría de la gente no tiene ni idea de lo que está comprando".

El año pasado, la fundación Konijnen in Nood (Conejos necesitados), creada por Peter, organizó una protesta en la azotea de las oficinas principales de la cadena de supermercados Aldi, frente a criaderos, en un estadio de fútbol y en varios supermercados. Uno de los eslóganes de la protesta era "De día o de noche, lucharemos por el conejo".

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Peter y Susana también acogen perros abandonados y los llevan a su casa en España. Los llevan a esterilizar y les buscan un nuevo hogar. Esta actividad los mantiene especialmente ocupados justo después de la temporada de caza, cuando muchos cazadores se deshacen de sus perros.

Para ellos, el activismo es más que un trabajo a tiempo completo. Los fines de semana, la pareja viaja por toda España y los Países Bajos haciendo protestas. Durante la semana, idean y organizan nuevas manifestaciones, reclutan a nuevos activistas, ejercen presión y se ocupan de las denuncias que puedan haber puesto contra ellos. Peter prefiere no contarme cómo se gana la vida realmente, pero parece imposible hacer todo lo que hace sin el apoyo financiero de terceros.

El dinero es necesario para cosas como las entradas al acuario o las corridas de toros, así como para pagar las multas que a veces les pone la policía. La del delfinario, por cierto, puede costarle mucho a Peter. "La policía nos ha dicho que nos podrá una multa, así que habrá que esperar para ver a cuánto asciende. Es curioso, porque creo que debería ser al revés: aquí en España solo te multan con 300 euros por matar a un perro, pero una vez me pusieron una sanción de 900 euros por intentar salvarle la vida a un toro en la plaza, no por quitársela".

Peter y su grupo encuentran muchas trabas para realizar su labor en España, sobre todo de los aficionados al toreo. A Peter lo han agredido varias veces y una vez acabó entre rejas. Susana también ha recibido unos cuantos puñetazos y golpes. Después de cuatro años de activismo en España, Peter ha sido nombrada persona non grata en la mayoría de las plazas de toros. Cuando se habla de toros en los diarios nacionales, la foto del holandés suele acompañar la noticia. "El otro día la policía me sacó de las gradas antes incluso de que hubiera empezado la corrida. Por eso me he teñido el pelo de negro para esta corrida, para evitar que me reconozcan".

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El personal del acuario de Valencia —en el que, según Peter, es la primera vez que se realiza una protesta de estas características en España—estará más alerta para la próxima vez. A Peter no parecen importarle los moretones en brazos y piernas, como probablemente tampoco le importen los insultos y abucheos de los cientos de adultos que le decían: "¡Sinvergüenza!", "¡Lárgate!" o "¡Búscate un trabajo!".

Peter asegura que eso no es nada comparado con lo que tienen que pasar los pobres delfines. "Puede parecer que estén siempre sonriendo, pero es porque su fisonomía es así. No les gusta estar ahí metidos. Su sitio es el mar", explica.

Nos reunimos nuevamente después de la protesta en el acuario. "Ha estado genial, ¿verdad?". La policía lo ha arrestado e interrogado, pero lo han soltado poco después. "Incluso me han devuelto la ropa y ha habido bastantes personas que me han dicho que mi protesta ha estado muy bien, así que estamos muy contentos".

Es sábado por la noche y a Peter y Susana todavía les queda mucho por hacer. Mañana viajan a Castellón para boicotear una corrida.

El lunes, el activista colgó en Facebook una foto de su labio partido por el puñetazo que un amante de las corridas de toros le propinó en una de sus protestas. A Susana le golpearon en la espalda con fuerza. "Pero fue tan hermoso… No pude reprimir las lágrimas mientras estaba ahí, en medio del ruedo", me cuenta por teléfono. Para él siempre vale la pena. Y mejor que así sea: estamos en marzo y la temporada de las corridas de toros todavía no ha empezado.

Traducción por Mario abad.