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Drogas

LSD, coca y marihuana: así te afectan las diversas drogas en el trabajo

Aparte de los riesgos obvios para la salud, el coste, y que los cubículos del trabajo no son el lugar ideal para expandir la mente, está el detalle de que también te estás jugando el puesto de trabajo.
¿Cómo te afectan las drogas en el trabajo?

¿Sabías que a los banqueros les encanta la cocaína? Supongo que sí, porque se ha convertido en un tópico muy manido: la imagen de los grandes tiburones de la sociedad moderna metiéndose rayas interminables de polvo blanco mientras se juegan nuestro futuro, comparan la calidad de la lana de sus trajes y actúan como los despreciables seres que son.

Por muy exagerados que puedan parecer estos clichés, no cabe duda de que algo de cierto tienen. "La cocaína te embota los sentidos y te acelera", dice Phillipe*, gestor de cartera de un banco europeo de primer nivel. "Es como si de repente te dieras cuenta de todo lo que tienes por hacer y las cosas se empezaran a hacer solas".

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Estuve más de un año trabajando en lo más bajo del escalafón de la estructura bancaria: el centro de atención al cliente.

Viste como si tuvieras el trabajo que anhelas y consume las drogas que un día quieres poder permitirte

Pese a estar a años luz de los supervillanos de la City de Londres, éramos muchos los empleados del servicio que recurríamos a la cocaína para hacer la jornada más llevadera.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que nuestros sueldos no era precisamente de los que dan para comprar mucha coca. Tal vez era un tema de actitud y aspiraciones: viste como si tuvieras el trabajo que anhelas y consume las drogas que un día quieres poder permitirte.

Había un gerente de línea que era todo un veterano en estas lides. Era un tipo bajito y calvo tan sumamente intenso que era difícil decir si esa euforia era inducida por la coca o natural. También oía con frecuencia el tintineo de las llaves en los cubículos contiguos y las consiguientes esnifadas, aunque otros tenían más tacto y lo hacían en el baño, sincronizando el acto con el ruido de la cisterna.

Tomar drogas en horario laboral es tirar el dinero

Por mi experiencia, la mayoría de los que consumían coca lo hacían para soportar la presión y las exigencias del trabajo. Yo, en cambio, tomaba coca por puro aburrimiento, porque aborrecía el trabajo y por interés en la experimentación con sustancias químicas.

Motivo este último por el que también probé otras sustancias en horario de nueve a cinco y tomé nota de los efectos experimentados. He decidido exponerlos aquí.

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(SPOILER: tomar drogas en horario laboral es tirar el dinero. Aparte de los riesgos obvios para la salud, el coste, y que los cubículos del trabajo no son el lugar ideal para expandir la mente, está el detalle de que también te estás jugando el puesto de trabajo).

Modafinil

Un blíster de modafinil (foto por Hannah Ewens)

El favorito de los estudiantes. Una droga relativamente barata y fácil de encontrar por internet. Cuando la tomas, despeja la cabeza y tiene propiedades estimulantes, aunque sin los efectos secundarios de la anfetamina.

Muchos alaban su capacidad de mejorar el estado de ánimo, la cognición y (curiosamente) la audición. Tiene muchos devotos, así que si te van las conversaciones aburridas con desconocidos, no tienes más que acceder a Reddit, donde podrás debatir con miles de modafinileros sobre cosas como dosis, marcas u otros temas que normalmente buscarías en Google.

Hay gente que dice que el modafinil no tiene efectos secundarios, pero quizá sea porque todavía no se han llevado a cabo estudios a largo plazo al respecto.

Tanto yo como otras personas que lo han probado experimentamos una extraña sensación de frío. Yo también noté náuseas, aunque tal vez fuera porque olvidé que tenía que comer algo cada vez que lo tomaba. Pese a todo, debo decir que una vez me hizo efecto, me entraron ganas de ponerme a trabajar.

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Anfetaminas suministradas con receta (Ritalin)

El Ritalin es básicamente farlopa para niños. Es más seguro, barato y discreto que su hermana, ya que no hace falta que te encierres en el lavabo cada media hora para metértelo.

Los efectos secundarios son dolor de cabeza, temblores y el hecho de ser perfectamente consciente de la velocidad a la que te late el corazón. En el trabajo, atendía llamadas frenéticamente, prestando atención al más mínimo detalle.

LSD

Foto por Troy Farah

La práctica de las microdosis consumir cantidades ínfimas de una sustancia psicodélica no es nueva en los entornos de trabajo. El ácido, utilizado por varios científicos durante la década de 1960, ha sido un elemento decisivo en toda una serie de avances de la humanidad. Francis Crick atribuye el éxito de su trabajo sobre la estructura del ADN por el que obtuvo un Premio Nobel a los experimentos con esta sustancia. La élite de Hollywood lo utilizó como terapia y actualmente está experimentando un resurgir debido al potencial descubierto gracias a innovadoras imágenes obtenidas mediante escáneres cerebrales.

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En un umbral inferior, la droga provoca un efecto estimulante que resulta físicamente menos perjudicial que las anfetaminas tradicionales. Es muy popular en las empresas de Silicon Valley, donde se ha demostrado su efectividad mejorando la perspectiva y la capacidad resolutiva.

Un día decidí consumir un poquito (unos 25 microgramos) antes de ir a trabajar, esperando beneficiarme de esa presunta claridad mental. Milagrosamente, no llevaba mucho tiempo al teléfono cuando me llamaron a una reunión para generar ideas con las que mejorar el centro de atención telefónica. Me sorprendí articulando varias propuestas bien planificadas para aumentar la eficiencia y reducir el tiempo de espera de los usuarios. Pasé el resto del día de bastante buen humor, concentrado en mi trabajo y con un alto nivel de rendimiento.

Sin embargo, soy consciente de que la cosa podría haber salido terriblemente mal. No en vano titulo Albert Hoffman tituló uno de sus libros LSD: mi hijo monstruo. El problema es que la reacción a las drogas psicodélicas puede variar muchísimo en función del consumidor. Con la dosis que tomé fui capaz de mantenerme íntegro, pero por dentro me moría de ganas de estar fuera de allí, al sol, y no debatiendo cómo mejorar la eficiencia de un centro de atención al cliente.

Valium

Ser la voz que representa un banco y tener que defender todas sus mierdas al final pasa factura Los sedantes conseguían calmarme los nervios y aguantar las veces que me mandaban a la mierda. Sin embargo, su peligro radica precisamente en la discreción: si lo tomas durante más de cinco días seguidos, puedes llegar a desarrollar dependencia, y el síndrome de abstinencia del Valium puede generar todo tipo de síntomas contradictorios, como altos niveles de ansiedad e irritabilidad. En mi caso, trabajar bajo sus efectos me produjo ataques de sueño después de la comida e hizo que me quedara dormido en el bus de camino a casa y me pasara la parada unas cuantas veces.

Marihuana

Esta fue una pésima idea. Me tomé una cápsula de aceite de hachís unos 45 minutos antes de la pausa para comer, de forma que pudiera disfrutar del colocón durante ese periodo. Y lo hice. Me fui de tiendas, compré cantidades ingentes de galletas y me relajé durante 60 minutos. De vuelta al trabajo, en cuanto puse el pie en ese entorno de clima controlado, tomé consciencia de lo colocado que estaba y me entró la paranoia. También lo advirtieron dos de mis compañeros, uno de los cuales me llevó aparte para reprenderme por mi aspecto (por lo visto parecía que alguien me hubiera tatuado el blanco de los ojos de color rojo). Fui capaz de llevar a cabo mi trabajo, pero no pienso volver a someterme a semejantes niveles de ansiedad nunca más.

Cocaína

La cocaína mejora la concentración y combate la fatiga; además, hace que hables con más fluidez y con un entusiasmo repugnante. Sin embargo, noté que me costaba más guardar las formas con los clientes conflictivos. Cuando tu trabajo te obliga a estar enganchado al teléfono, con horarios estrictos y encargados que te vigilan de cerca, no es fácil encontrar el momento para volver a tomar otra dosis. Los síntomas son obvios; el precio es alto. Los riesgos para la salud, más altos todavía.

Estar bajo los efectos de la coca te aumenta las ganas de fumar. Un día, me metí coca para aguantar la jornada sin acordarme de que justo al terminar tenía prácticas de conducción. Durante toda la clase mi comportamiento fue impulsivo y errático. Era un verdadero peligro al volante. Además, en lo más profundo de tu mente sientes el deseo molesto e insaciable de meterte otra rayita ahí mismo. Ahora. Justo ahora.

Repito: tomar drogas en el trabajo es tirarlas a la basura y una forma muy eficaz de reducir tu esperanza de vida. Bastante duro es ya trabajar para vivir como para encima complicarlo más con las drogas.

*Se han cambiado los nombres.

Traducción por Mario Abad