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Cultură

Fecomagnetismo: mierda para curar enfermedades

Entrevistamos a los creadores del fecomagnetismo, una supuesta terapia alternativa con excrementos humanos que destapó la estafa de las pseudociencias.

A partir de una broma entre colegas, dos científicos emprendieron la invención de una nueva terapia alternativa, el fecomagnetismo, e hicieron creer a conocidas revistas, plataformas de promoción y hasta congresos especializados en el tema, que las heces tienen propiedades curativas. También hablaron con famosos homeópatas y altos cargos del Ministerio de Sanidad, que nunca cuestionaron la autenticidad de esta nueva pseudociencia.  En El arte de vender mierda. El fecomagnetismo, la homeopatía y otras estafas, escrito por Fernando Cervera, relatan su experiencia, y así es como demostraron que, en el mundo de las terapias alternativas, no existe ningún criterio para detener este tipo de estafas, además de explicar didácticamente cómo cualquiera podría dedicarse profesionalmente a vender su mierda.

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VICE: Además de afirmar que “los cerdos se revuelcan en sus propia mierda para prevenir enfermedades” o que “unos indios argentinos ingerían una mezcla de orina y heces para curarse de diferentes enfermedades”, ¿en qué consiste exactamente el fecomagnetismo? ¿En qué terapias alternativas os inspirasteis para inventarla? ¿Qué otros ejemplos “verosímiles” utilizasteis para “validarla”?

Fernando Cervera: Bueno, antes de nada tendría que matizar que el fecomagnetismo no funciona, fue una parodia inventada para ridiculizar a las asociaciones de terapias alternativas. Una vez dicho esto, la mejor forma de describir en qué consiste el fecomagnetismo es decir que, básicamente, nos inventamos que con mierda, imanes y técnicas homeopáticas, se podía curar enfermedades. Nos inventamos una falsa relación con otras estafas pseudocientíficas, como por ejemplo con el biomagnetismo, la homeopatía y la orinoterapia. Ofrecíamos ejemplos sí, pero todos ellos eran inverosímiles. Todas las referencias que dimos, si eran rastreadas, llevaban a callejones sin salida, las fotografías de los productos eran evidentemente falsas. Y lo curioso fue que, a pesar de toda esa inverosimilitud, muchas revistas y páginas web lo dieron por cierto, ¡si hasta nos invitaron a exponer el fecomagnetismo en la Feria Esotérica y Alternativa de Madrid!

Fernando Cervera

¿Lograsteis que alguien se comprara las pomadas, soluciones y otros derivados? ¿Pudisteis insertarlas para la venta al público en el circuito parafarmacéutico? ¿Hasta dónde llegó vuestra “estrategia de choque” para alertar a la gente de este tipo de estafas?

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Este punto es importante. Nosotros jamás vendimos un producto a nadie, solo fingíamos venderlos frente a otros pseudocientíficos. Mucha gente nos preguntó por ellos pero nadie los compró jamás. No obstante, varias páginas nos permitieron insertar nuestros falsos productos en sus plataformas de venta, las dos más conocidas fueron Biomanantial, que nos pedía dinero a cambio de promocionar el fecomagnetismo como si fuera algo real, y Saludae, una de las plataformas más importantes de promoción de terapias alternativas. Esto, al fin y al cabo, es un ejemplo revelador de la poca seriedad que hay en estas páginas, las cuales promocionan la homeopatía, el reiki, el biomagnetismo, la ozonoterapia y, en este caso, el fecomagnetismo, como si fueran algo que realmente funciona. Finalmente llegamos muy lejos, como comentaba al principio, realizamos una charla en una de las concentraciones de pseudociencias más importantes del país, la Feria Esotérica y Alternativa de Madrid. También llegaron a ofrecernos colaboraciones de asociaciones como la Asociación de Sanadores por Arquetipos de la Comunidad Valenciana, hablamos con políticos que reconocieron que querían que las pseudoterapias fueran financiadas por la seguridad social, y nos publicaron nuestra falsa terapia en muchas páginas de divulgación de terapias alternativas. No se si podríamos haber llegado más lejos con nuestra estrategia de choque, pero creo que al menos ahora, nuestra sociedad, cuenta con un ejemplo de lo fácil que es inventarse una terapia alternativa y promocionarla.

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¿Os siguen escribiendo los curiosos para consultaros sobre las efectos de la terapia?¿Cuál fue el caso más desesperado? ¿Cómo reaccionasteis?

Ahora ya no nos escriben curiosos para preguntar por la terapia, ahora quienes nos escriben son fervientes defensores de terapias alternativas para insultarnos y acusarnos de estar comprados por las farmacéuticas. Matizo que no me estoy inventando el ejemplo, lo dicen repetidas veces, y cabe decir que a mí jamás me ha pagado una farmacéutica por decir estas cosas. ¿Cuál fue el caso más desesperado? Sin dudarlo diría que el de una mujer, la cual tenía un marido con problemas de agresividad. Daba a entender que ella y sus hijos sufrían algún tipo de violencia física, aunque no lo decía abiertamente. Explicaba que si había alguna posibilidad de utilizar el fecomagnetismo para reducir la agresividad de su marido lo probaría y reconocía estar desesperada y dispuesta a probar cualquier nueva terapia. En este caso reaccionamos como en todos los demás, sin contestar. Nosotros jamás respondíamos a correos de gente que pensaba que la terapia era cierta, solo contestábamos a otros pseudocientíficos. Esta mujer, particularmente, nos hizo replantearnos todo lo que estábamos haciendo. Era una historia muy triste, pero ahí nos dimos cuenta de una realidad: en el país en el que vivimos, esta mujer habría sido estafada. Fue ahí donde volvimos a sentir que teníamos un deber a cumplir con nuestra sociedad, luchar para que personas desesperadas no sean engañadas.

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Al igual que los casos que mencionasteis en vuestro libro, como el de la modelo boliviana que se murió por inyectarse orina en las venas o la actriz inglesa que afirma que tomó durante años su propia orina. El exceso de utilización del fecomagnetismo no ha causado ningún daño, ¿no?

No, no ha habido ningún daño por uso de fecomagnetismo porque nadie lo ha usado jamás. Ni lo ha vendido. Lo que si que hay reportados son muchos casos de gente que, por uso de terapias alternativas, ha sufrido algún daño. Por ejemplo, se dice que la homeopatía no tiene efectos secundarios, cosa que es cierta, ¿cómo va a tener efectos secundarios beber agua con azúcar? Lo que no dicen es que, como la homeopatía no funciona y hay mucha gente que la utiliza, hay registrados muchos casos de lesiones producidas por dejar de tomarse la medicación. Porque no nos engañemos, cambiar la medicación por una terapia alternativa es exactamente igual que dejar de tomar tus pastillas para tomar caramelos de menta.

Biomagnetismo, urinoterapia, chamanismo tolteca, piramidología…¿Cuáles son los cuatro tips básicos para que cualquiera se invente su propia terapia alternativa?

Sería difícil definir cuatro cosas que universalmente sirvan para montar una pseudociencia, pero en esa lista, desde luego, estaría usar el desconocimiento a tu favor. Si te diriges a un público que no sabe de qué estás hablando puedes engañarlo fácilmente. Por eso las terapias alternativas fingen tener una apariencia científica, porque la mayoría de la población no sabe cómo funciona la ciencia y se fía de cualquier persona con bata que dice ser un científico. Otra cosa que hacen los pseudocientíficos es usar el miedo, el asombro y la desesperación. Si te diriges a personas desesperadas, como por ejemplo enfermos graves, es fácil que se dejen engañar con falsas promesas de mejoría. Si te diriges a un público promoviendo el miedo posiblemente te escucharán atentamente, como por ejemplo hace el movimiento antivacunación, que se inventa datos para promover el miedo entre los padres para que no vacunen a sus hijos. Por último, el asombro también es un arma poderosa, si te inventas que tienes una terapia sorprendente que puede curar todos los males del mundo, en seguida la gente querrá creer en dicha terapia, porque un mundo con cosas asombrosas es más interesante.

Así que esos serían los cuatro tips, usar el desconocimiento, el miedo, el asombro y la desesperación. Eso dice mucho sobre cómo detectar cuándo nos están engañando: si alguien nos promete algo demasiado asombroso, nos cuenta historias de conspiraciones, o dice poder curar enfermedades graves que nadie más puede curar, entonces tenemos que sospechar y pedir pruebas, estudios y datos. Porque aunque un pseudocientífico utilice el miedo, el asombro o la desesperación para intentar engañarnos, también necesita que el desconocimiento esté de su parte, así que ante la duda siempre hay que buscar información independiente.