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Tecnología

Si es fácil y barato: ¡hazlo! Una introducción a Desperate Bicycles

Autogestión, ineptitud, actitud y ruido amable es una combinación que siempre llega al corazón.

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I - WE ALL MAKE MISTAKES BUT I'M THE EXCEPTION

"Punk" es una palabra mágica. Escurridiza y voluble, puede ser adjetivo o sustantivo y también plegarse a las exigencias o necesidades de quien quiera utilizarla. Según a quien preguntes, la viva representación del punk puede ser Accidente, Nashville Pussy o Pignoise (sí, existe esa gente, y además vota). Para tus padres o los redactores de los dominicales, "punk" es Alaska, Lou Reed y ese ladrillo de rock setentero sobreproducido que es 'Never Mind The Bollocks'. No existe un criterio objetivo, y por lo tanto no existe un límite al ridículo al que puede llegar la gente defendiendo su acepción particular de la palabrita dichosa.

En España, reserva espiritual de occidente y mejor país del mundo(TM), la cultura pop anglosajona nos llega mal traducida, mal entendida, y peor mitificada. Si nos creemos todos los clichés de la anglofilia pop, el Reino Unido sería una maravilla caleidoscópica dirigida por Paul Weller (o en el peor de los casos por Alex Cooper), donde todo el mundo compra hasta los pijamas en los mejores sastres de Carnaby Street. Desperate Bicycles, casi sin pretenderlo, resultan un antídoto de hiperrealismo británico -clima insoportable, moquetas sucias, off-licence con cerveza barata, ciudades dormitorio inhabitables, y el lunático del pueblo como tradición folk nacional- envuelto en himnos de pop de bajo coste y psicodelia doméstica. Punk.

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II - I MAKE THE PRODUCT, I OWN THE PRODUCT

Desperate Bicycles no pasaban de ser unos chavales (¡el batería tenía catorce años!) que querían hacer una banda y grabar discos a su aire, sin presiones ni obligaciones. Quizás no editaran el primer single de punk, ni siquiera el primer single de punk autoeditado, pero sí fueron de los primeros en hacer bandera de la autoedición y el DIY como un fin en sí mismo. La contraportada de su primer single incluía el coste total de producción del artefacto, y un llamamiento a que cualquiera hiciera lo propio porque cualquiera podía hacerlo. El coste había sido de £153, una cantidad que según John Peel era "perfectamente asequible para una banda, siempre que el bajista venda su moto y el resto robe unas cuantas cabinas de teléfono".

En un principio, ni se habían planteado tocar en directo y eran poco amigos de las entrevistas y demás actividades propias de una banda al uso. Para ellos lo importante era la acción, y autoeditarse era algo más que un simple medio para difundir tu música ante la indiferencia de las discográficas: se convertía en una auténtica toma del control de tu propia vida a través de una de sus expresiones, un revulsivo contra el anquilosamiento del mundo de la música y la opresiva sociedad británica de finales de los años 70. Algo que, por cierto, me temo que sigue siendo válido cuatro décadas después y en miles de kilómetros a la redonda.

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III – XEROX MUSIC IS HERE AT LAST

Aunque lo de "Xerox Music" que cantaban se refería más bien a su forma de entender la producción y edición de material, tampoco existe mejor forma de definir su música. Desperate Bicycles hacían pop gloriosamente descacharrado, muy cercano en sonido y espíritu a Television Personalities, los primerísimos Fall, o Swell Maps, con una fuerte raíz en el pop y la psicodelia de los 60 pero en versión fotocopia: baja definición, sin demasiadas florituras, y democráticamente accesible a oyentes y aspirantes a interpretes por igual. Música fácil y barata, que suena como la primera vez que abres un fanzine. Pop nervioso e inestable, que resulta punk por su crudeza de técnica y medios, pero también por su actitud inconformista y a menudo desesperada.

Tenían claro que "tocar bien" y "sonar bien" son cosas muy relativas y en última instancia innecesarias, pero eso no les impedía ser una máquina de facturar auténticos himnos de pop fotocopiado. "The medium was tedium", dos minutos de urgencia con un desquiciante organillo y griterío variado es su canción más conocida, su himno y declaración de intenciones, pero también podían sorprender con momentos casi bucólicos como el arranque psych-folk de "Occupied Territory" o los devaneos obtusos de su 7" de despedida "Grief is very private", dos buenos ejemplos de que pesar de su compromiso con la estética del bajo coste, el grupo evolucionó y "mejoró" (ehem, ehem, siguen estando a mil años luz de King Crimson, incluso de Damned) y al final de su recorrido se mostraban más pulidos y 'maduros', una auténtica perla de post punk psicodélico.

IV – I NEVER TAKE MY OWN ADVICE

A pesar del creciente interés en el grupo en los últimos años, sus responsables han rechazado sistemáticamente la idea de reeditar su antiguo material y se han mostrado poco amigos de recrearse en el pasado. Algo totalmente coherente con el camino que se marcaron en vida, porque a la hora de la verdad, el que quiera ruido puede hacerlo por su cuenta. Sigue siendo fácil y barato. Así que…hazlo.

Contraportada de "The medium was tedium: "El coste de Smokescreen fue de 153 libras. Fué fácil, fué barato, ¡corre y hazlo! El medio puede haber sido tedioso, pero está cambiando rápidamente. Así que si puedes entenderlo reúne a un grupo. Ahora es tu turno". Podéis descargar toda su discografía aquí.