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Cultură

Guía para vivir con tu sueldo de mierda

No tienes un duro pero no te hundas. Donde tú ves problemas yo veo soluciones.
Imagen del usuario de Flickr srgblog

Es increíble, cuesta asumirlo, pero es verdad: ya tienes cierta edad —pongamos que más de 25 y menos de 35— y tienes menos dinero para vivir que cuando esos tipos —tus padres— te daban cada semana unas pocas monedas para gastártelas en el quiosco. Este eres tú, esto es lo que has conseguido con el tiempo que llevas apoyando tus pies en este mundo. Te ha costado 25 años —o los que sean— lograr quedarte cada mes, concretamente cada día siete, sin un duro en la cuenta bancaria. (Y esto los meses que tienes suerte porque, normalmente, tu cuenta queda teñida de rojo, el color del perdedor social, el color del deudor). Toda una vida invertida en tocar fondo, pero no pasa nada, no es culpa tuya, es cosa del sistema, de "ellos", "los de arriba", "los cerdos". La triste realidad, fuera de toda teorización anticapitalista, es que no tienes un duro y estás empezando a no tener ni puta idea de cómo manejar tu vida, así que tienes que aprender a vivir con lo que tienes. Como afortunado miembro del precioso club de pobres creo que puedo ayudarte a atravesar esta jungla de escasez. Cógeme de la mano, la selva es extensa y espesa pero te juro por Dios que no todo será siempre así, dicen que hay claros donde llega la luz del sol, nunca los he visto, pero los ancianos me hablaron de ellos y lo único que nos queda es la esperanza de que algún día podremos observarlos con nuestros propios ojos. Vivos o muertos.

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Mentalizarte de que eres pobre

Lo más importante es aceptar tu situación. Ahora eres pobre, hay cosas que no puedes hacer. No sueñes, coge esas alas de imaginación que crecieron en tu espalda cuando fuiste un chaval y arráncatelas, no las vas a utilizar nunca más. Hijo, la vida es renunciar a cosas —amores, amigos, trabajos decentes, coches, felicidad…— y cuando tienes poco dinero esto se exacerba. Fue duro y lo hiciste muy bien cuando aceptaste que no eras la clase de tipo que podía salir por la noche y terminar follando con desconocidas. "Tú tienes otro público", te dijo tu amiga de toda la vida. Ahora tienes que aceptar que no eres la clase de tipo que puede permitirse comprar latas de atún en aceite de oliva, por no hablar de que las latas de marca te quedan a millones de kilómetros de distancia de donde te encuentras tú ahora. "Calvo", "Cuca", "Albo", "Ortiz", ¿estás de broma?

El dinero en metálico es lo que te mantendrá con vida, saca las sobras de tu cuenta y conviértelas en algo físico.

Gestión de tu cuenta bancaria

Cuando vas justo lo más importante es manejar bien tus domiciliaciones. Cuando hayas cobrado tu sueldo de mierda y a principio de mes te cobren el alquiler del piso, el agua, la luz y todas esas cosas supuestamente básicas, tienes que sacar el dinero inmediatamente. Quédate con los días en los que llegan las facturas, tienes que ser muy preciso y estar al tanto, lo último que quieres es pagar sin querer ese crédito que pediste hace tiempo para comprarte un vuelo a Estados Unidos que resultó ser el peor viaje de tu vida porque lo único que sacaste de él fueron un puñado de fotos de mierda con una tipa que ahora es tu ex debido a "eso que pasó" durante ese mismo viaje. Te sabe mal no pagar tus deudas —"ya lo arreglaré", te dices— pero ahora no puedes permitirte gastar ese dinero, total, los banqueros son unos cerdos que han destruido la humanidad. Es duro recibir cartas y llamadas de la entidad bancaria pero es algo con lo que se puede vivir, sobre todo teniendo en cuenta que eres una persona que vive con unos 40 euros al mes para comida.

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El dinero en metálico es lo que te mantendrá con vida, saca las sobras de tu cuenta y conviértelas en algo físico. Serán como 100 euros o algo así, eso es con lo que tendrás que estar tirando el resto del mes. Convierte los datos en billetes y guárdalos en el sitio más seguro de tu casa. Bésalos antes de ir a dormir, tu vida depende de ellos. REALMENTE.

Vivienda

Lo mejor, pero también lo más triste, es no tener que pagar alquiler, o sea, seguir viviendo con tus progenitores. Eso te dará un margen bastante amplio para poder vivir con cierta dignidad. Bueno, hasta donde llegue la dignidad del "adulto" que vive con sus padres, claro. Si no, confórmate con lo más barato: habitaciones pequeñas sin luz de no más de 300 euros al mes o —si prefieres vivir solo— bajos húmedos de 400 euros si es que no te importa vivir donde antes descansaba y meaba un portero. Aquí realmente no puedes exigir absolutamente nada, no puedes quejarte de esas manchas en la pared ni de que tus huesos estén empezando a "fallarte" por culpa de la humedad. Acepta la oferta más barata, vive en una caja oscura. Cuanto más ahorres en vivienda más te quedará para vivir.

Imagen vía

Transporte

Andar es la mejor opción y siempre puedes justificar tu afición a deambular a partir de elucubraciones psicogeográficas y toda esa teoría de la deriva de Guy Debord y los situacionistas. Al fin y al cabo el verdadero trabajo del hombre pobre es endulzar su triste vida con teorías morales y estéticas.

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Llegados a este punto ya debes tener controladas las paradas de metro donde puedes colarte. En fin, lo que vendría a ser utilizar esa red alternativa de transporte público. Está claro que nunca pagarás, como mucho una de esas de jubilados para poder pasar si has tenido la mala suerte de que haya un vigilante ese día. Claro que en estos casos lo mejor es entrar y fingir que te has dejado algo, como tocándote los bolsillos, y volver hacia atrás indignado. Entonces te vas a la otra salida y saltas ahí. Yo llevo tiempo utilizando estos métodos a pesar de que ya estoy forrado, pero claro, lo mío es una opción política.

Comida

Esto de la comida es importante porque si no ingieres alimentos puedes llegar a morirte. El tema no es merodear por el supermercado con la palma de la mano abierta, contando dinero, mirando precios de productos y llenando tu cabeza de sumas y restas. Lo que tienes que hacer es ir a "comprar" con una chaqueta ancha. Mejor no hacerlo en un supermercado normal ya que tienen sistemas de seguridad más elaborados. Llénate los bolsillos en los supermercados de paquistaníes o chinos, incluso en pequeños colmados familiares, de esos que quedan pocos y que están siendo aniquilados por las grandes superficies comerciales. En fin, los negocios de barrio de toda la vida. Moralmente es discutible e incluso despreciable pero no tienes otra opción. Es duro entrar en uno de estos comercios y que te conozcan y te llamen por tu nombre, te cobren el pack de seis Bezoyas y nadie sospeche que debajo de tu chaqueta se encuentran varias latas de berberechos, fideos Gallo, tabletas de chocolate y un foie gras exquisito que cuesta como 12 euros que terminarás mezclando con macarrones y salsa de tomate del DIA.

Pase lo que pase, tengas el dinero que tengas, salir de fiesta es una prioridad.

Salir de fiesta

Pase lo que pase, tengas el dinero que tengas, salir de fiesta es una prioridad. Puede que no te puedas permitir invertir menos de un mísero euro en un brócoli enano que nadie quiere pero tienes clarísimo que te vas a dejar 20 euros en cervezas y lo que sea ese mismo fin de semana. El dinero de la fiesta es sagrado. Todos tenemos amigos que no tienen pasta para ir a comer fuera, permitirse la entrada de un concierto o pagar su parte del alquiler pero que luego siempre están con un cubata en la mano. Estos son los auténticos héroes del siglo XXI.

Cobrar poco —o vivir en una realidad que exige muchos gastos— te da la oportunidad de exprimir tu supervivencia. Cuando todo vaya bien (ehem) mirarás hacia atrás y verás a ese pobre personaje que hacía mil malabarismos para poder sobrevivir y añorarás todo ese esfuerzo, toda esa lucha que ahora ya no forma parte de tú vida gris, triste y predecible. Lo tendrás todo pero no tendrás nada.