Fotos del parque más decadente y maravilloso de España

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Fotos del parque más decadente y maravilloso de España

Europa está salpicada de lugares al aire libre absolutamente memorables y en Torrejón puedes verlos todos si estás dispuesto a pasar algunas cosas por alto.

Europa está salpicada de lugares al aire libre absolutamente memorables. Si alguien que visite Portugal no pone su pie en lo que se llama Portugal dos Pequenitos se está perdiendo una joya arquitectónica —en miniatura eso sí— y la posibilidad de descubrir todo el país luso en media hora. A mayor escala, tenemos el Poble Espanyol en Barcelona, donde uno le echa un vistazo a la Muralla de Ávila, mientras unos tipos soplan cristal (para hacer recipientes, se entiende), y donde incluso se celebran conciertos.

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Son verdaderas maravillas, espacios únicos, no-lugares donde el tiempo se detiene y uno viaja a través de la historia (los verdaderos Ministerios del Tiempo). Pero su brillo palidece, en cierto modo, a la sombra del inmenso Parque Europa, situado en la localidad madrileña de Torrejón de Ardoz.

El desplazamiento hasta allí es relativamente sencillo, se tarda media hora desde el centro de Madrid. Pero, ¿por qué no habíamos ido antes? ¿quién nos trataba de ocultar este tesoro? ¿por qué no se promociona como merece? Antes del viaje consultamos la web de este singular espacio, no sabemos muy bien por qué, suena de fondo Tubular Bells de Mike Oldfield. Sí, la que sonaba al final de El Exorcista, de William Friedkin. Curiosa, muy curiosa elección para acompañar a estas palabras de presentación:

"El gran pulmón verde para los torrejoneros, con 233.000 m y más de 5.000 árboles que disfrutarán las familias de forma gratuita. El Parque Europa es la mayor zona verde y de ocio de Torrejón de Ardoz. Se extiende sobre una superficie de 233.000 metros cuadrados, situada entre el barrio de Torrenieve y la Ronda Sur y cuenta con las reproducciones de los más emblemáticos monumentos de las principales ciudades europeas así como de diferentes zonas de ocio y multiaventura y una fuente cibernética inédita en toda Europa que realizará un gran espectáculo de agua, luz y sonido".

Toda esta información es muy valiosa, pero, realmente, lo que nos atrae como un imán hacia este "pulmón verde" es que esparcidos a lo largo de esa gran extensión de terreno se encuentran plantadas reproducciones de casi una veintena de monumentos europeos. Por lo que vemos en la web, te recibe la Puerta de Alcalá (Madrid) y te despide la de Brandenburgo (Berlín), o al revés, con el Atomium de Bruselas de fondo. Maravilloso. ¿Serán a escala? ¿de cartón piedra? ¿será una coña para atraer turistas hasta este lugar?

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Nos plantamos a la puerta del parque y, en efecto, allí están los dos monumentos. Al fondo aparece el pico afilado de la Torre Eiffel parisina.

Preguntamos a un torrejonero que está paseando a su perrito. Nos dice que abren a las 10, quedan un par de minutos. "¿El parque? Pues es el parque, qué quieres que te diga. Un día lo anunciaron desde el Ayuntamiento y se pusieron a construir, quitaron los vertederos, las huertas, las cercas con los animales y plantaron aquí esto". Ya, pero que haya sido una idea tan 'monumental' no sorprendió en su momento a los vecinos. "Es que nosotros estamos acostumbrados. Pero, mira, de vez en cuando vienen turistas y eso tiene que ser bueno, ¿no?". Pues claro.

Dicho esto se pierde andando hacia uno de los bloques de edificios que cercan el parque. Unos edificios que curiosamente, por sus toldos y grandes balcones, parecen sacados de una postal de un macrociudad del Mediterráneo (los más grandes, las torres) y de una calle de Beverly Hills (los chalets, los pequeños adosados). Así que tomamos la decisión de que la mejor manera de retratar este lugar es hacer postales, repetir lo que haríamos ante los monumentos originales, mirarlos con cara de embobamiento, y así levantar testimonio del lugar de la forma más natural posible.

Comenzamos el paseo. Sol de esos que te revientan por dentro el cerebro y algunos chavales persiguiendo Pokémons. "Por la tarde se peta de gente jugando, es que aquí hay un montón de pokeparadas, mirad, por ahí, donde los molinos holandeses la parada es doble, aparece señalada dos veces", y se marchan mirando hacia el suelo. Los molinos —y el supuesto puente de Van Gogh— defraudan, la verdad. Pero no lo hace la Torre de Londres, que tiene un pequeño lago delante, aunque obviamente no es el Támesis. Y, al fondo, la Sirenita de Copenhagen. Maravillosa composición. Un arrebato paisajista de 'corta y pega'. Se nos cae la baba viendo cómo se acercan Inglaterra y Dinamarca como por arte de magia. Echamos de menos, ante esta imagen, un busto de Hamlet.

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La Torre de Belén lisboeta se ha quedado pequeñita, pero la salvan las barquitas infantiles que tiene cerca atracadas. La Puerta del Sol está en obras (¡mierda!), pero nos deslumbran las casas (¿andaluzas?¿manchegas?) que le han pegado a sus lados. Aún nos queda mucha tela por cortar. En la Fontana di Trevi no tiramos una moneda, pero nos encontramos con el primer grupo de turistas. Alucinan y disparan fotos como si estuvieran en Roma. Tenía razón toda la gente que nos había hablado de esto. Es maravilloso. Tanto, que son capaces de esconder entre árboles un David, de Miguel Ángel, o una Victoria de Samotracia, sí ésa que la gente pega codazos por poder hacer una foto en el Louvre. Aquí la tienes para ti solo, presidiendo un anfiteatro romano que podría estar en Taormina, pero no. Ni rastro de la azules aguas de Sicilia. Aunque lo que sí que hace es el mismo calor que en la isla, así que toca ir acelerando el paso.

Davit Ruiz tiene que irse muy lejos para sacar su postal de la Torre Eiffel porque es realmente grande y señorial. Sin duda, el monumento que más nos flipa. En lugar de los jardines de los Campos de Marte hay un pequeño camino de piedrecitas, pero, por lo demás, es todo igual.

Hora del volver a casa, vemos una placa: el parque se inauguró hace justo seis años. En septiembre de 2010. Muchos madrileños ya lo habrán disfrutado, y los que no lo conozcan, están perdiendo el tiempo. Por cierto, hay un pequeño lago para hacer un poco el guiri, como el del Retiro, pero sin carpas. ¿Se puede pedir más?

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