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Corría el minuto 34 del partido de Copa del Rey entre Rayo Vallecano y Atlético de Madrid y el marcador seguía mostrando el 0-0. El Rayo se había mostrado más incisivo (no en vano jugaba en Vallekas), pero ninguno de los dos equipos había sido capaz de romper la igualada.
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De repente, sin embargo, apareció Nacho Martínez. El zaguero del Rayo robó un pase regulero de Thomas Partey fuera del área colchonera: sin pensárselo dos veces, desenfundó su revólver y mandó un trallazo al fondo de las redes de Miguel Ángel Moyá.
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El cancerbero balear alcanzó a tocar la pelota, pero iba demasiado fuerte y le dobló los guantes.
Diego Simeone introdujo un carrusel de cambios en la segunda mitad y el Atlético logró empatar mediante un gol de Saúl Ñíguez a pase de Luciano Vietto. El marcador no se movió más y el encuentro terminó con 1-1.
Tras el partido, el entrenador del Rayo Paco Jémez se mostró contento con las prestaciones de su equipo, pero comedido con el resultado:
Estuvimos espectaculares pero no es un resultado para tirar cohetes
Es un tópico muy grande de los torneos de eliminatorias, pero (una vez más) son 180 minutos y todo se decidirá a la vuelta. Fútbol es fútbol, no hay rival pequeño y etcétera etcétera.