Tecnología

Este inventor de Almería está a punto de crear el platillo volante perfecto

No necesitaría combustible para volar y su patente estará abierta a todo el mundo.
laurence burton inventor almeria
Todas las fotografías cortesía de Science Fiction

En medio del desierto de Almería vive Laurence Burton, un ciudadano británico de 75 años que lleva 30 años intentando desarrollar un ambicioso proyecto: crear el platillo volante perfecto. La historia se remonta a 1984, cuando en una experiencia chamánica en el monte Sinaí, se le reveló el poder de los giroscopios. En ese momento se matriculó en la universidad, estudió física e ingeniería y desde entonces ha estado trabajando en llevar su proyecto a la realidad.

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Conocí la historia de Laurence a través de Francisco Forbes y Ferran Romeu, quienes, junto a Matthew Bartton, llevan desde 2018 (cuando lo conocieron por casualidad en el desierto de las Tabernas, a donde habían ido originalmente para grabar un documental sobre los últimos restos del spaghetti western en la zona) trabajando en un documental sobre su vida y su trabajo con los giroscopios.

Ahora mismo, Laurence y el equipo del documental se encuentran en Londres, donde están creando los renders 3D de la nave y donde, mediante la realidad virtual, va a intentar sumergirse en lo que sería la cabina de control. También visitarán allí a una agencia espacial (que por el momento prefiere mantenerse en el anonimato) y a científicos que se interesaron por el proyecto, para que les digan hasta que punto es viable, y aprovecharán para intentar crear un giroscopio a medida que pueda demostrar el potencial del proyecto de Laurence.

Le envíe a Laurence algunas preguntas para intentar conocer mejor su proyecto, su particular visión de las cosas y el poder de los giroscopios.

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VICE: ¡Hola Laurence! Lo primero de todo, ¿cómo definirías tu invento?
Laurence Burton: Es una conclusión lógica basada en datos ya conocidos sobre las leyes de la inercia rotacional.

¿Cómo conociste los giroscopios y cómo se te ocurrió que podían servir para crear platillos volantes verdaderamente funcionales?
El primer descubrimiento de la nave giroscópica me llegó a través de una visión en 1978. Me pasé los siguientes cuatro años experimentando con giroscopios. Empecé a diseñar una nave que pudiera vencer las fuerzas de la gravedad y la atmósfera, aunque la visión que tuve era de una nave espacial en un lugar donde no hubiera mucha gravedad ni atmósfera.

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El diseño del Mark I incluía un separador de hidrógeno en uno de los tres tubos del centro para prolongar el vuelo. Además, requería rodamientos electromagnéticos para alcanzar las 50 000 o 60 000 revoluciones por minuto. Esto, junto con el coste del separador de hidrógeno, supondría una gran inversión, lo cual es muy complicado si no se demuestra primero la teoría.

"Cuando llegué al desierto de Almería ya había estado pensando en ello durante más de veinte años"

El Mark II, que hemos desarrollado recientemente, se puede propulsar por giroscopios con rodamientos convencionales y puede alcanzar hasta 10 000 revoluciones por minuto. Solo tiene dos tubos que utilizan la presión del aire solamente para recuperar la energía por fricción del aire en movimiento.

Esta nave serviría para demostrar que se pueden usar giroscopios para propulsar una aeronave con una duración mínima de vuelo.

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¿Tenías la idea de la nave giroscópica en mente cuando llegaste al desierto de Almería?
Cuando llegué al desierto de Almería ya había estado pensando en ello durante más de veinte años. Al principio, traté de explicar la idea durante mucho tiempo, pero siempre me tachaban de loco. Cuando llegué a Almería, decidí escribir un libro sobre el concepto de los gemelos astrales que se publicó en 2008. A la gente le cuesta mucho imaginarse cómo sería mi platillo volante en realidad y, aún más, cómo funciona, porque la mayoría de los esbozos que he hecho son bidimensionales. El libro no tuvo muchas ventas y tampoco conseguí los inversores que esperaba.

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¿Qué te llevó hasta allí? ¿Ha influido el desierto en tu proyecto?
En 1999 fui a España en busca de un festival de artes escénicas, curativas y musicales. Encontré una granja abandonada de unas 52 hectáreas que se vendía por unos 36 000 euros, me enamoré de ella y decidí comprarla con otras once personas. Nos hacemos llamar "los guardianes de la tierra". En total, celebramos cinco festivales en la granja. El desierto no ha tenido mucha influencia en el proyecto, pero vivir aquí me ha ayudado a estar más sano y prolongar mi vida.

"Realicé muchos experimentos con giróscopos, con los que corroboré la posibilidad de la existencia de propulsión giroscópica pese a la confusión y las opiniones contrarias de los organismos científicos"

¿Cómo era tu vida antes de mudarte a Almería?
Estuve en la escuela técnica secundaria hasta los 14 años, cuando empecé a trabajar como ayudante de panadero y como cocinero. Me casé en 1962, a los 18 años, tuve dos hijos y me saqué el título de chef. A los 28, me metí a carpintero. A los 34 me divorcié y mi vida cambió por completo.

Me fui del Reino Unido en 1978, a los 34 años, y viajé a Israel, Egipto y África. Durante el tiempo que estuve en Sinaí, me embarqué en una misión visionaria chamánica en la que, por primera vez, concebí el concepto de propulsión giroscópica.

Cuando llegué a Ámsterdam, inicié una búsqueda de conocimiento y confirmación. Entre 1980 y 1984, estudié Física e Ingeniería en la Open University para conocer la realidad de la propulsión giroscópica. Durante aquellos primeros años, la investigación al respecto era muy limitada y controlada. En aquella época también realicé muchos experimentos con giróscopos, con los que corroboré la posibilidad de la existencia de propulsión giroscópica pese a la confusión y las opiniones contrarias de los organismos científicos.

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Además de mi formación académica en Ámsterdam, también me versé en metafísica, religiones, sociología y política para llegar a comprender por qué se permitía a las corporaciones destruir nuestro planeta de forma sistemática. En 1986, regresé al Reino Unido y tomé cursos de albañilería, fontanería y electricidad doméstica para trabajar como carpintero. En 1996, empecé a trabajar en los festivales británicos de Glastonbury, The Big Green y Earth Spirits, construyendo carpas y organizando eventos en escenarios.

Aunque siempre tuve muy presente la nave giroscópica durante todos esos años, no avancé mucho hasta el año 2008, cuando publiqué el libro titulado The Astral Twins con la esperanza de atraer la atención de alguien que pudiera entenderlo y tuviera capacidad para financiarlo. Diez años más tarde, Francisco Forbes apareció en mi vida.

"Además de mi formación académica en Ámsterdam, también me versé en metafísica, religiones, sociología y política para llegar a comprender por qué se permitía a las corporaciones destruir nuestro planeta de forma sistemática"

¿Habías trabajado en proyectos o inventos similares anteriormente?
Me interesan mucho las estructuras alternativas para cubrir el espacio mediante ingeniería de tensión. También me gusta crear diseños innovadores de mobiliario o buscar soluciones a problemas prácticos usando, siempre que sea posible, materiales reciclados: desde crear estufas de carbón a partir de bombonas de gas usadas a usar una barca antigua como cubierta o una mesa de tres patas que se transforma de mesa de centro en mesa de comedor con solo girarla.

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Una pregunta técnica, ¿lo único que habría que hacer para activarlos sería darles mucha potencia de despegue?
La idea de propulsión por giroscopios se ha vuelto más popular en los últimos años. Ahora sabemos con seguridad que los giroscopios se desplazan lateralmente cuando se inclinan, pero para saber cuánta carga adicional pueden transportar, es necesario llevar a cabo pruebas. Hay que tener en cuenta todo lo relacionado con el despegue.

El peso total de la nave (estructura de fibra de carbono, ruedas eléctricas para el movimiento y, si fuera necesario, un ventilador eléctrico a modo de propulsor a chorro) está por determinar. Pero en cuanto hagamos pruebas, sabremos la ayuda que necesitará el propulsor giroscópico.

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En el trailer se te puede ver diciendo que la patente es libre porque lo que quieres es que tu invento sea un regalo para la humanidad, para luchar contra los que explotan la tierra, los que la contaminan, etc. Pero algo así podría utilizarse para crear, por ejemplo, nuevos aviones de combate, ¿no te da miedo que puedan utilizarlo para hacer el mal?
Sí, es algo que siempre me ha preocupado. Pero me pregunto si los hermanos Wright se imaginaron alguna vez que sus inventos se usarían para desarrollar aviones de combate. Y si pudieras decírselo, ¿te creerían? Es más, ¿serían siquiera capaces de entender el movimiento de gente que hay a diario en los vuelos comerciales?

Nací en 1944 durante la última gran guerra entre países europeos y espero que después de tanto tiempo seamos capaces de olvidar nuestros miedos y dejar de luchar los unos con los otros y tratar de curar el planeta.

Puedes ver el prólogo de "Science Fiction" aquí. Puedes seguirles en Instagram.

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