Las feministas están yendo al Amazonas a tomar ayahuasca
Illustration by Vivian Shih

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Identidad

Las feministas están yendo al Amazonas a tomar ayahuasca

Cosmic Sister, una red de defensa de la psicodelia, espera poder ayudar a las mujeres a curar las heridas del patriarcado.

Fue mientras permanecía sentada en una maloka —una rústica cabaña redonda con el tejado hecho de hojas de palmera— en el centro espiritual Nihue Rao, ubicado en medio de la selva, a media hora de la ciudad peruana de Iquitos, cuando Amy Love se derrumbó y empezó a llorar.

Había ido allí a beber ayahuasca por primera vez, junto con otras mujeres. Después de que todas hubieran recibido su propio icaros (o canción sanadora) personalizado por parte de la chamana de la ceremonia y de que hubieran determinado su intención, se sumergieron en el mundo de la planta medicinal.

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Las visiones de Love se centraron en la pérdida de conexión que sintió cuando su hija tenía 18 meses y ya no pudo seguir quedándose en casa para cuidarla porque tuvo que reincorporarse al trabajo para mantener a la familia. "Retrocedí a un momento antes de que abriera mi negocio, cuando mi hija todavía era un bebé en mis brazos", dijo. "Mi corazón se abrió de golpe y simplemente empecé a llorar. Lloré larga y profundamente y aquello pronto se convirtió en un llanto por la pérdida de conexión entre mi madre y yo, y entre ella y su madre, y la madre de mi hermana, y así sucesivamente hasta remontarme a mis ancestros…".

Entonces alzó la vista y se dio cuenta de que todas las mujeres que le rodeaban en la maloka también estaban llorando. "Me di cuenta ―o recordé, o fui consciente―, a un nivel celular, del vínculo que existe entre todas las mujeres del planeta Tierra, de la hermandad interconectada que hay entre todas nosotras", dijo.

La noche siguiente, explicó, fue sanada de un trauma diferente: un hombre la había agredido en su casa el año anterior y aquella noche experimentó una profunda catarsis física. "Había estado acarreando aquel trauma dentro de mí y salió de mi cuerpo con una poderosa eyección de vómito que adquirió la forma visual de un conjunto de calaveras que me miraban desde el retrete", indicó. "Al instante reconocí la mirada de sus chispeantes ojos como aquel regocijo malvado que había en los ojos de mi atacante aquella noche… Ahora estaba en mi poder tirar de la cadena y hacer que todo aquello desapareciera por el inodoro para siempre. Y eso hice sin dudar".

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El resto de la noche, explicó, "fue una experiencia de puro gozo, escuchando cómo los sonidos de toda la vida de la selva se unían en una gran sinfonía. Sentía la euforia más grande que jamás había experimentado dentro de mi ser".

Había estado acarreando aquel trauma dentro de mí y salió de mi cuerpo con una poderosa eyección de vómito

Love es una de las muchas personas que en años recientes han recurrido a una humilde enredadera que crece en el Amazonas en busca de un poderoso curalotodo. Personas que luchan contra la adicción, celebridades y personas anónimas que intentan encontrar un sentido a sus vidas. Todos han encontrado el camino hasta la ayahuasca.

Zoe Helene, activista psicodélica, espera que las feministas también lo consigan. A través de su organización, Cosmic Sister, Helene fundó la Plant Spirit Grant, una beca que permite a las mujeres "experimentar el viaje sanador y ampliador de la conciencia que brinda la ceremonia de la ayahuasca en el Amazonas peruano". Desde 2013, ha llevado a Love y a otras 13 mujeres reconocidas por su interesante labor en el mundo de las sustancias psicodélicas hasta el lugar de nacimiento del movimiento global de la ayahuasca.

Defiende lo que ella denomina "feminismo psicodélico", una filosofía que incluye asegurarse de que haya más mujeres representadas en las investigaciones sobre las sustancias psicodélicas. Pero también va un paso más allá: Helene cree que la profunda inmersión interior que experimentan las mujeres a través de la ayahuasca puede desencadenar un potencial increíble en sus propias vidas e irradiarlo hacia el exterior.

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Zoe Helene y Estella, una chamana en el retiro de ayahuasca DreamGlade. Foto de Tracey Eller para Cosmic Sister

"Hacer un viaje espiritual con una planta psicodélica sagrada consiste en desmontar la autoprogramación y los discursos autodestructivos", explicó a Broadly por teléfono. "La experiencia gira en torno al amor, a la compasión, a perdonar a los demás y a nosotras mismas. Y también consiste en sanar heridas y en trabajar para solucionar problemas que afectan a las mujeres como el trauma, la depresión, la ansiedad, la ira, el miedo, la baja autoestima, las adicciones y los trastornos alimentarios".

Como prueba de ello, Helene apunta a cómo la ayahuasca la llevó hasta esta revelación en un momento crucial de su vida. Cuando tenía 42 años acababa de abandonar a su prometido y también la empresa de tecnología que habían fundado juntos. Se dispuso a encontrar un nuevo propósito en la vida y dos años más tarde se casó con Chris Kilham, un experto en etnobotánica que recientemente había empezado a aparecer como el "Cazador de medicinas" en Fox News. Pero ella tenía la sensación de que "no estaba al volante de su propio camino en la vida". Y no se sacudió aquella sensación hasta que hizo un viaje a Perú en 2008, para asistir a una conferencia sobre psicodelia en la que Kilham estaba invitado a participar.

Cuando bebió ayahuasca por primera vez, tuvo unas intensas visiones de lo que necesitaba hacer para avanzar en su vida. Dijo que el mensaje le fue transmitido en forma de mujer, un símbolo muy común que se aparece a quienes ingieren el brebaje y que a menudo se conoce como Madre Ayahuasca. "Fui retada por esta diosa guerrera, por esta divina figura femenina. Nunca llegué a verla. Simplemente palpitaba en la oscuridad", afirmó. "Me desafió mostrándome lo que un gran poder femenino podría hacer si se sentía decepcionado conmigo, pero solo porque creía en mi potencial. Me enfrenté al hecho de que necesitaba hacer algo con mi vida y con mi situación privilegiada".

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Mezclada dentro de esta visión, indica, se encontraba la conciencia de que "había sido herida por el patriarcado de muchas formas diferentes". Recordó a un profesor que tuvo durante su posgrado que había mostrado comportamientos abusivos contra ella en su clase porque ella se había negado a acostarse con él. Recordó que, cuando estudiaba teatro siendo muy joven, se le ofrecían papeles a cambio de favores sexuales. Cuando salió de sus visiones, supo que quería formar una red para que las mujeres pudieran trabajar en la intersección del feminismo, el ecologismo y la defensa de la psicodelia.

"La razón por la que no nos adentramos en nuestro poder es porque la cultura del patriarcado nos maltrata constantemente. Está por todas partes. No puedes escapar de él. Estamos obligadas a vivir en un mundo en que literalmente recibimos abusos psicológicos todo el tiempo y eso nos acaba desgastando", explicó.

Desde aquella noche, Helene cree fervientemente en lo que las sustancias psicodélicas pueden hacer por las mujeres. Además de la beca Plant Spirit Grant, también financia una beca adicional, Women of the Psychedelic Renaissance, para que las mujeres puedan escribir o realizar otros proyectos acerca de sus experiencias, y otra beca que ayuda a las activistas a favor del cannabis a promover la educación sobre esa sustancia. Financia todos estos proyectos con su propio dinero y con ayuda de las donaciones que recibe a través del patrocinio fiscal de Cosmic Sister con la Asociación Multidisciplinar para Estudios Psicodélicos (MAPS, por sus siglas en inglés).

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"Mi idea con Cosmic Sister era contar con una estructura a través de la que poder ayudarnos las unas a las otras de todas las maneras que nos sea posible", afirmó Helene. "La diosa [de mi visión] me dijo que asumiera mi responsabilidad e hiciera algo".

Katie Bain. Foto de Tracey Eller para Cosmic Sister

Similar al concepto de auto-cuidado, el feminismo psicodélico sigue la idea de que es importante sanarse para poder continuar trabajando y sanar a otras. Sin embargo, la ayahuasca —una combinación de Banisteriopsis caapi (un inhibidor de la MAO), enredadera y hojas de chacruna, portadoras de DMT— resulta mucho más útil para este fin que un baño de espuma y una noche en casa viendo la tele.

Lo que resulta a la vez confuso y fascinante sobre esta planta medicinal es la inmensa lista de propiedades sanadoras que se dice que posee: mucha gente indica experimentar profundas revelaciones, nuevas perspectivas sobre viejos hábitos e incluso la iluminación de recuerdos reprimidos después de participar en una ceremonia de ayahuasca. Esto puede adquirir una forma banal en el caso de las personas privilegiadas —como el banquero de inversiones que se dio cuenta de su avaricia durante una experiencia con ayahuasca y se convirtió en cineasta de documentales (no sin antes haber ganado un montón de dinero con su anterior empleo)—, pero también hay veteranos de guerra que afirman que la ayahuasca les ha ayudado enormemente con su trastorno de estrés postraumático.

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Dennis McKenna, que es hermano pequeño de Terrence McKenna y también es especialista en etnofarmacología, ha descrito esta planta alucinógena como un profesor atípico. "[Las plantas] existen para brindarnos orientación y sabiduría. Y eso es lo que realmente creo", afirmó en una entrevista concedida a The Guardian. Una de las primeras veces que bebió ayahuasca, recordó McKenna, le mostró la fotosíntesis a nivel molecular.

Así pues, ¿qué puede hacer la ayahuasca por las mujeres? Las que han acudido al retiro con Helene han visto cómo las lecciones aprendidas gracias a la planta les han ayudado a recuperarse de experiencias de violencia de género en su vida. "Muchas personas, las mujeres en especial, se ven obstaculizadas por la timidez y la falta de confianza en sí mismas", indicó Faye Sakellaridis, una de las mujeres que se aventuraron a ir a Perú con Helena a principios del pasado mes de diciembre. "La ayahuasca nos ayuda a convertirnos en nuestras mayores aliadas en lugar de en nuestras peores enemigas".

La ayahuasca nos ayuda a convertirnos en nuestras mayores aliadas en lugar de en nuestras peores enemigas

En opinión de Sakellaridis, "La ayahuasca nos empodera porque nos ayuda a enfrentarnos a nosotras mismas. Al principio la planta liberó mis demonios y los lanzó contra mí como un mazazo en el tercer ojo, lo que fue aterrador", recordó. "Cuando abandoné la posición fetal y me enfrenté a ellos con la cabeza bien alta, la medicina empezó a trabajar en mí de forma increíble, alineándome con mi fortaleza más profunda".

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Otras receptoras de la beca Plant Spirit Grant del año pasado incluyeron a una doctora, una periodista, una música y una académica experta en psicodelia, Neşe Devenot, que afirma que la ayahuasca la ayudó a procesar el divorcio de su abusivo ex. "Me liberé de los persistentes vínculos que me unían a mi expareja y procesé gran cantidad de dolor subyacente asociado con liberarme de ese matrimonio", afirmó. "El aspecto de hermanamiento de la experiencia fue un factor decisivo para ello, porque nuestras experiencias de compartir y crear vínculos entre nosotras como grupo funcionó sinérgicamente con la ayahuasca y nos permitió procesar y liberarnos de emociones que obstaculizaban nuestro importante trabajo interior".

En total, siete mujeres viajaron a Perú durante la segunda semana de diciembre del año pasado, cada una con sus propias intenciones, para participar en cuatro ceremonias de ayahuasca consecutivas. Rachael Carlevale, defensora del cultivo sostenible de cannabis e instructora de yoga, también se unió al grupo. Era su segunda excursión a Perú con Helene; Carlevale fue la primera receptora de la beca Plant Spirit Grant en 2013, después de que le diagnosticaran un tumor uterino.

Unos días después de que estuviera de vuelta en Estados Unidos, hablé con ella por teléfono sobre sus experiencias con la ayahuasca. Estaba preparada para escuchar cómo la planta había mejorado su humor o la había guiado hacia determinada llamada interior, pero me dijo en términos bastante claros que había conseguido encoger su tumor. "Me ha sido de mucha ayuda para sanarme, tanto a nivel celular como a nivel espiritual. Puedo asegurarlo con rotundidad", me dijo. "Desde que fui allí he trabajado únicamente con medicina botánica, yoga y meditación para curarme y mi tumor se ha reducido más de 20 milímetros".

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Su viaje más reciente, según ella, podría incluso haberla librado de él completamente. "Los médicos convencionales querían practicarme una histerectomía de emergencia", me dijo. "Siempre tuve en mente que, en caso de que mi enfermedad empeorara, consideraría los métodos alopáticos como la cirugía. Pero afortunadamente no he tenido que hacerlo y mi salud no ha hecho más que mejorar día tras día. De hecho, la última vez que fui tuve visiones y sentimientos de liberarme completamente del tumor. Así que estoy muy emocionada. Voy a hacerme una ecografía para comprobar si realmente se ha ido, porque eso es lo que vi y sentí en la ceremonia". Además añadió que la ayahuasca le había ayudado con su miedo a las arañas.

Dejando a un lado la parte de las arañas, la increíble historia de Carlevale pone de relieve lo necesario que resulta que se investigue más sobre la ayahuasca. Existen pruebas que sugieren que la sustancia alucinógena que contiene la ayahuasca, el DMT, "podría funcionar como antioxidante indirecto" y mitigar el estrés celular ―que se asocia a los tumores cancerígenos― a modo de agonista receptor de sigma-1. Sin embargo, la farmacología de la ayahuasca todavía no se ha estudiado en profundidad y los únicos estudios que se han llevado a cabo usando la planta misma han sido meramente observacionales. La MAPS recomienda que "todas las personas que estén considerando utilizar la ayahuasca en un contexto terapéutico, espiritual o religioso deberían sopesar cuidadosamente los riesgos y los beneficios de hacerlo y asegurarse de que haya asistencia médica disponible".

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Rachael Carlevale. Foto de Tracey Eller para Cosmic Sister

El uso tradicional de la ayahuasca por parte de los indígenas de la región amazónica de Ecuador, Colombia, Perú y Brasil era en cierto modo diferente: la emplearon como herramienta para sus prácticas mágicas y para su vida diaria durante miles de años. Bajo la creencia de que las enfermedades eran provocadas de manera sobrenatural, una persona enferma visitaba a un curandero (o chamán) y el sanador bebía él mismo la medicina para adivinar el origen de la enfermedad de su paciente.

A finales de los años 60, cuando se inició el estudio del brebaje en occidente, la antropóloga Marlene Dobkin De Rios pasó cinco meses en in Iquitos, Perú, observando el uso tradicional de la ayahuasca y su función en la sociedad peruana en general.

Cuando llegó el momento de marchar, no obstante, no tenía la sensación de haber completado su trabajo: todavía no había probado el enteógeno. "Debo admitir que estaba asustada, de hecho horrorizada, imaginando todas las cosas terribles que el autoconocimiento me podría aportar", escribió en Visionary Vine, el libro que escribió en 1971 y que supuso el primer relato publicado de un viaje de ayahuasca desde el punto de vista de una mujer.

De Rios, "decidida a dar el salto final", acabó en una cabaña de madera sobre el río Amazonas con un colega, un chamán y dos personas más. Diez minutos después de beber aquel "líquido de olor desagradable" sintió una sensación extraña en todo el cuerpo y no podía mover los brazos ni las piernas. Después de veinte minutos empezó a tener visiones "y cierta ansiedad que no resultaba difícil de manejar, especialmente cuando aquellos demonios de estilo Halloween de color rojo, verde y azul se cernían sobre ella y después retrocedían". Vio patrones de hojas con los ojos abiertos y una mujer peruana desconocida que se burlaba de ella. Después vomitó y tuvo diarrea durante tres horas.

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Al parecer, no fue una experiencia muy placentera o profunda. Cuando De Rios habló a algunos amigos que había hecho en Perú acerca de la mujer de su visión que se burlaba de ella, le sugirieron que la planta trataba de revelarle quién era responsable de la enfermedad parasitaria que había sufrido mientras trabajaba en el Amazonas. Esto le llevó a pensar que las propiedades reveladoras de la ayahuasca eran específicas de aquella cultura o, dicho de otra forma, que no eran sino interpretaciones "rorschachescas". "Si hubiera crecido en una sociedad y recibido un condicionamiento constante hacia la creencia en una fuente mágica de la enfermedad, lo más probable es que hubiera interpretado aquella visión como una revelación de quién había provocado que me pusiera enferma", escribió.

Sin embargo, la bebida tuvo un efecto positivo para De Rios: durante varios meses después, escribió, sintió "una sensación general de bienestar". Desde entonces, la aplicación práctica dominante de la ayahuasca se alejó de sus raíces en el campo de la profecía. El papel de la planta a la hora de fomentar el bienestar ha proliferado en los últimos años, gracias a investigaciones como la de De Rios, que finalmente dio lugar a populares artículos en los medios. De hecho, De Rios había observado en la década de 1960 que la enredadera ya era una curiosidad terapéutica para los segmentos más adinerados de la población de Perú que no estaban conectados con los indígenas. En la década de 1980, cuando la clase cosmopolita emergente se enteró de las supuestas propiedades transformadoras del brebaje, el turismo de ayahuasca arrancó en occidente.

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En un ensayo de 1994 titulado "Turismo de drogas en el Amazonas", De Rios caracterizaba con severidad "esta búsqueda de drogas extranjeras en un país extranjero" como un "fenómeno posmoderno que responde al hecho de que el capitalismo ha trasladado su énfasis desde la producción hasta el consumo y la satisfacción de las necesidades de los consumidores, sean estas las que sean". De Rios, que falleció en 2012, definió la planta como simplemente otra forma de calmar "el vacío interior" de las personas y descartó cualquier beneficio introspectivo que pudiera derivarse del ritual de la ayahuasca ―al que tildaba de teatro de chamanismo―, achacándolo al poder de sugestión de la gente.

Katie Bain y Sandra García entrevistando a Jobanna, una artista de la etnia Shipibo. Foto de Tracey Eller para Cosmic Sister

En contraste con la primera mujer que escribió sobre la ayahuasca, Helene y las defensoras modernas de la planta medicinal tienen una visión mucho más positiva de lo que puede hacer y de por qué tanta gente la busca. Helene espera que algún día la ayahuasca esté todavía más libre y ampliamente disponible y que cada vez haya más mujeres capaces de estudiar la planta. "Es increíble poder verla en su lugar de origen", afirmó, "pero también sería muy bueno que este tipo de cosas fueran accesibles en la vida normal de los norteamericanos".

No obstante, a diferencia de las sustancias psicodélicas sintéticas como el MDMA y el LSD, que están siendo ahora exploradas por sus propiedades terapéuticas, la ayahuasca está vinculada a una cultura, una historia y un espacio físico. La globalización de la ayahuasca ya ha tenido efectos negativos en grupos indígenas del Amazonas: las ceremonias con ayahuasca se han convertido en una enorme industria turística y la mayoría de retiros de Perú están ahora gestionados por occidentales, que a menudo dejan a los indígenas fuera de sus modelos de negocio. La capacidad de exportar la planta, que crece exclusivamente en el Amazonas, podría resultar incluso más negativa, puesto que ya empieza a escasear y las tribus nativas han empezado a temer que su cultura desaparezca.

Pero, para bien o para mal, también es cierto que el turismo de la ayahuasca proporciona una fuente vital de ingresos a los indígenas, que pueden formarse y encontrar trabajo como chamanes. "La triste realidad es que hay muy pocas profesiones decentes a las que se puedan dedicar los nativos del Amazonas. El nivel de pobreza en Iquitos es muy intenso y la destrucción de la selva y los ríos del Amazonas es horrible", explicó Helene. Ella espera ayudar a los indígenas a empoderarse asegurándose de que reciben una parte de los beneficios que se obtienen gracias a sus conocimientos tradicionales.

"No toleramos la explotación ni la tala excesiva. Luchar contra esas cosas se ha convertido en nuestro trabajo y nuestra pasión", indicó. "Solo vamos [a retiros de ayahuasca] que sean respetuosos con la cultura nativa y que además también estén ayudando activamente de algún modo". Helene llevó a las receptoras de la beca del año pasado a un retiro de ayahuasca situado en las afueras de Iquitos llamado Dreamglade, que fue fundado por un expatriado británico, y contrata chamanas indígenas de la tribu de los Shipibo.

Afirma que la mayoría de viajeros de ayahuasca concienciados entablan una relación simbiótica con los indígenas. Las mujeres de la etnia Shipibo, por ejemplo, también ganan dinero vendiendo a los turistas tapices bordados y pintados a mano basados en sus visiones con la ayahuasca. "Comprar artesanía directamente al artista o lo más directamente posible es una de las mejores maneras de apoyar a los Shipibo a preservar su tradición cultural y a desarrollarse como artistas individuales", explicó Helene. Una mujer que recibió una beca para venir en este viaje, Sandra García, es una traductora de español que ayudó a Helene a realizar entrevistas a las curanderas para un proyecto más grande en el que está trabajando, destinado a poner de relieve cómo el trabajo que hacen las mujeres nativas con la plantas está vinculado a su artesanía.

Helene afirma que está planeando lanzar una beca adicional mediante Cosmic Sister que ayudaría a las mujeres nativas a recibir la formación necesaria para convertirse en chamanas, algo que normalmente implica meses ―si no años― de estudio. A lo largo de la historia y en varias tribus diferentes se ha prohibido a las mujeres manejar las plantas enteogénicas, pero esta circunstancia está empezando a cambiar.

"Hay mujeres chamanas, pero no hay suficientes. Me encantaría que las mujeres que ya son chamanas eligieran a otras mujeres [para recibir una beca]. Sería un aprendizaje que los chamanes ya hacen, pero casi siempre son hombres", explicó. "Un poco de dinero puede conseguir muchas cosas. No podría hacer esto para mil personas, pero quizá sí para dos mujeres al año". Y añadió, "Tengo el dinero, la infraestructura y la comprensión necesarios para ayudar, así que, ¿por qué no hacerlo?". De hecho, sin duda hay cosas mucho peores que podrías hacer con tu dinero.

Ayahuasca hirviendo. Foto de Tracey Eller para Cosmic Sister

El renovado interés por el valor terapéutico de los alucinógenos se ha denominado renacimiento psicodélico. Así que quizá sea correcto considerar que Helene se halla en la línea de pioneros de la psicodelia como Owsley Stanley —aunque él afirma que nunca quiso cambiar el mundo mediante la fabricación y la entrega gratuita de tabletas de LSD— por todo su idealismo con respecto a lo que es capaz de hacer una sustancia psicodélica por las mujeres. Es una firme creyente tanto en las mujeres como en la ayahuasca y cree que el potencial de combinarlas a las dos es infinito.

Tras el primer viaje con ayahuasca de Carlevale, por ejemplo, esta se sintió inspirada para regresar a Colorado, donde trabajaba como gerente de un programa educativo en la asociación Planned Parenthood de las Montañas Rocosas, y revisar el currículum sobre educación sexual del proveedor de atención sanitaria para las mujeres. "La ayahuasca de algún modo traslada nuestro pasado a un espacio en que te planteas los porqués", explicó. De modo que diseñó un nuevo programa centrado en cuestiones más profundas en torno a la salud sexual, en contraposición a los métodos educativos estándar, como por ejemplo "cómo colocar un preservativo o cuáles son los distintos tipos de anticonceptivos".

Pero lo que viene a continuación, según Helene, no depende de ella. "Si ayudas a una mujer (el tipo adecuado de mujer) y se vuelve más empoderada, será libre para hacer algo nuevo. Entonces volverá a su hogar, integrará esas enseñanzas y esas visiones en su propia vida y será capaz de ayudar a otras mujeres", afirmó. "Es un modelo en cadena. No tengo el control del proceso y no quiero tenerlo, esa es una idea patriarcal. Esas mujeres hacen lo que tienen que hacer".