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Television

'Masterchef Celebrity' arranca a todo gas

La nueva edición del talent show de celebrities más exitoso y popular del momento es una apuesta a caballo ganador con un casting excelente, a pesar de una duración y un horario infernales.
Carmen Lomana. Imagen vía RTVE

Para visionar y seguir “Masterchef Celebrity” necesitas paciencia, un trabajo con horarios laxos, poca o nula vida familiar y una cafetera cerca del sofá. En pleno 2018, cuando el consumo de televisión ya no responde a horarios rígidos y duraciones maratonianas, no es de recibo que la gala de estreno de un programa de la televisión pública arranque a las 22 horas y no finalice hasta pasada la 1.30 h.

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Ya no se trata únicamente de que irse a dormir a esas horas solo está al alcance de profesionales del insomnio, ninis o trabajadores del turno de tarde, sino que este empeño en dilatar y alargar el programa acaba repercutiendo en su propia dinámica. Ayer la nueva temporada se inauguró con un gag innecesario y extenuante que ya nos robó veinte minutos de sueño. Como tampoco tiene mucho sentido que la prueba de exteriores se alargue una hora. Es un magnífico programa de televisión, pero podría ser infinitamente más electrizante y atractivo sin la rémora de una duración más propia de “Gran Hermano”.

Masterchef celebrity

Santiago Segura

Aun así, los espectadores aguantan estoicamente y responden pese a todas las incomodidades. El formato va como un tiro. Y especialmente la versión con famosos. El mérito de “Masterchef Celebrity” es haber encontrado la mezcla adecuada de perfiles para confeccionar el show: un grupito de personajes televisivos poco duchos en la cocina pero infalibles delante de la cámara, otro grupito con aptitudes, mucha predisposición a aprender y una imagen ideal para representar al programa y un tercero de relleno con alguna pieza menos popular capaz de sorprender incluso al propio equipo de casting.

En ese sentido la selección de esta edición es la culminación absoluta de una línea llamémosla editorial que se ha ido perfeccionando hasta encontrar el equilibrio ideal. Boris Izaguirre, Mario Vaquerizo, Antonia Dell’Atte o Santiago Segura se ocupan de hacer reír, mantener el gallinero animado y llenar minutos y minutos de televisión. Cómo cocinen es secundario. María Castro u Óscar Higares llevan la etiqueta de ganadores escrita en la cara y encajan a la perfección en el prototipo de finalista Masterchef. Y por último, Iván Massagué demostró ayer que puede ser el tapado de la temporada. Incluso tenemos a la mala de la película: una Carmen Lomana que se gana enemigos en cada prueba.

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Dell’Atte se come la cámara cada vez que aparece, y su flirt impostado con Pepe Rodríguez es otra magnífica idea surgida de una mente nacida para el espectáculo

¿Qué vimos ayer? Para empezar, a un Boris omnipresente. Como siempre, incapaz de medir cuándo está inspirado y cuándo resulta cargante. Vaquerizo confirmó todas las expectativas: sin lugar a dudas es uno de los cocineros más caóticos e imprevisibles de esta edición y si consigue llegar a la tercera semana será un milagro difícil de explicar sin una cláusula de contrato por medio. Tenemos buenorro oficial, un jugador de rugby llamado Jaime Nava, y también a la concursante fantasma: Paz Vega pasó absolutamente desapercibida hasta el punto de olvidarte durante muchos minutos que está concursando.

Dell’Atte se come la cámara cada vez que aparece, y su flirt impostado con Pepe Rodríguez es otra magnífica idea surgida de una mente nacida para el espectáculo. Santiago Segura de momento no es Santiago Segura: consciente de que ya tiene a otros compañeros para avivar la llama televisiva, ayer se le vio comedido y prudente, en plan funcionario del humor. Algún chiste, alguna ocurrencia y primer cheque “a la butxaca” con un desgaste mínimo.

Ona Carbonell. Paula Prendes, Dafne Fernández en Masterchef celebrity expulsadas

Las tres primeras candidatas a la expulsión; Ona Carbonell, Paula Prendes y Dafne Fernández

El guion de la primera gala fue sobre ruedas, tal como le gusta al programa: con un inicio gastronómicamente infumable. Los desastres primerizos siempre reman a favor de “Masterchef Celebrity”, que saca pecho cuando alguno de sus alumnos famosos se convierte en un chef brillante. Y está es la clave de todo el tinglado que hay detrás del espacio: a la gente le gusta ver cómo los famosos se ganan las judías, cómo luchan, practican y se desloman para conseguir el objetivo.

No tiene mucho sentido que la prueba de exteriores se alargue una hora. Es un magnífico programa de televisión, pero podría ser infinitamente más electrizante y atractivo sin la rémora de una duración más propia de “Gran Hermano”

Hay una creencia muy extendida entre el ciudadano de a pie que dice que los famosos que aparecen en la tele no pegan un palo al agua. Que ganan dinero fácil sin hacer nada, que son unos vagos y maleantes a los que les vendría bien picar piedra alguna vez en su vida. Una idea tan equivocada como cualquier otra, sin mucha más historia, pero que sirve de combustible y alimento para los realities de celebrities del panorama televisivo español.

Del mismo modo que el leit motiv de “Supervivientes” es que el televidente disfrute observando a conocidos de medio pelo sufriendo como perros en una isla del Caribe, en “Masterchef Celebrity” la gente se siente reconfortada sabiendo que para alcanzar la final necesitas muchas horas de práctica. Que no basta con llegar a plató y poner la cara: si no te lo curras te vas a las primeras de cambio, de ahí que el espacio premie de manera muy especial a los participantes que experimentan mayor evolución a lo largo de las semanas. Y este año vuelve a haber varios candidatos.