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Acaba 2015, el año en que la gente siguió intentando largarse de Corea del Norte a toda costa

El hermético país sigue siendo un misterio en 2015, aunque se sabe que muchos de sus habitantes hacen todo lo posible para huir en manada de sus inquietantes fauces. Exactamente lo mismo que vienen haciendo desde que tienen uso de razón.
Imagen vía KCNA/EPA
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A lo largo de los últimos dos meses, al menos una docena de embarcaciones norcoreanas han sido descubiertas a la deriva, surcando la costa de Japón con un cargamento siniestro: 27 cadáveres en avanzado estado de descomposición. Los "barcos fantasma", como se les conoce, arrojan un nuevo misterio a la larga cola de aberraciones que dominan la rutina del Reino Ermitaño. ¿Acaso se trata de los cadáveres de futuros espías? ¿O se trata, más bien, de secuestradores de los que se ha deshecho Kim Jong-un? Claro que también podrían ser pescadores precariamente equipados que fueron interceptados más allá de sus aguas territoriales. O, quién sabe, quizá se trate de desertores que ansiaban alcanzar la libertad más allá de las turbias costas del mar de Japón.

Al igual que sucede con la mayoría de preguntas que despierta Corea del Norte, resulta especialmente imposible saber a ciencia cierta qué hay detrás, aunque todo apunta a que se trataba de pescadores. Algunos de los barcos contenían instrumentos para cazar sepia y otros utensilios típicos de marineros. Además, se sabe que el régimen ha aumentado recientemente las cuotas de pesca mínimas, lo que podría haber provocado que los pescadores se hayan arriesgado a aventurarse hasta las peligrosas aguas que separan Corea de Japón. Sería extremadamente insólito dar con disidentes que intenten alcanzar Japón en barco — la última vez que ello sucedió fue en 2011.

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En última instancia, más allá de la incertidumbre y de la desinformación, parece que ahora que 2015 toca a su fin, está sucediendo algo definitivamente incontestable: los norcoreanos siguen estando desesperados por largarse de su maldito país. La agencia de refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) todavía no ha publicado sus estadísticas sobre el número de refugiados registrados este año en el seno de la atómica dictadura, aunque se estima que ACNUR y el ministro de Unificación de Corea del Sur han calculado que, desde 1988, el promedio anual de refugiados está alrededor de los 1.000. Según ACNUR, de hecho, el año pasado 1.522 personas alcanzaron el estatus de refugiados en Corea del Norte.

Imágenes de la vida cotidiana en Corea del Norte: 'Allí también suena Michael Jackson'. Ver aquí.

Los disidentes proceden de todas las capas de la sociedad. Algunos de ellos, de hecho, pertenecen a las élites de Pyongyang. Los servicios nacionales de inteligencia de Corea del Sur informaron a los legisladores de Seúl que, al menos, un total de 20 miembros de la cúpula política y militar del país desertaron en 2015. Entre ellos se contaría el diplomático asentado en Hong Kong implicado en el infame caso "Despacho 39", que es como se conoce a la división que gestiona la financiación ilegal, o las cajas b, del régimen del dictador. Sin embargo, poco después, se descubrió que un informe publicado en junio a través de la agencia de noticias Yonhap, de Corea del Sur, era un auténtica falacia. El informe en cuestión denunciaba que un experto en armas bioquímicas norcoreano desertó rumbo a Finlandia provisto con 15 gigabytes de información sobre experimentos con humanos.

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La mayoría de desertores — más de 28.000 hasta la fecha — huyen rumbo a Corea del Sur, donde se les concede la ciudadanía de manera automática, son reorientados profesionalmente y tienen derecho a un subsidio concedido por el estado durante 5 años. La mayoría llegan a Corea del Sur tras huir a través de un tercer país. A menudo el periplo pasa primero por China, aunque existe un puñado de ellos — 65 desde 2010 —, que han alcanzado Corea del Sur directamente, ya sea por tierra o por agua. El pasado mes de junio, un soldado adolescente norcoreano logró infiltrarse a través de la zona desmilitarizada, un lugar de paso inconcebible, puesto que está plagada de minas y de francotiradores. El joven pasó la noche cerca de un puesto de control de Corea del Sur, hasta que, finalmente, se entregó.

Unos cuantos refugiados terminan alcanzando países occidentales, Estados Unidos incluido. Según el departamento de Procesamiento de Refugiados del departamento de Estado de Estados Unidos, en 2015, la administración Obama ha reasentado a 15 disidentes norcoreanos. 6 de ellos han sido acogidos en Utah, y el resto lo han hecho en California, Colorado, Georgia, Illinois y Kentucky. Habida cuenta de las represalias que se están tomando contra los refugiados tras los atentados de París, el senado de Estados Unidos ha aprobado una ley que funciona como una moratoria. Su objetivo no es otro que aceptar a refugiados procedentes de países "de riesgo elevado", como Corea del Norte o Siria. Después de rechazar a cientos de refugiados norcoreanos en los últimos años, los legisladores canadienses han votado este año a favor de acogerles de nuevo.

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En imágenes: vivir en Corea del Norte quizás no sea tan terrible como lo pintan. Leer más aquí.

Existen evidencias que sugieren que cada vez cuesta más huir de Corea del Norte. El número de deserciones anuales ha caído en un 44 por ciento desde que Kim-Jong-un relevara a su padre en 2011. Se ha pasado de un promedio de 2.676 desertores entre 2007 y 2011, a unos 1.500 anuales desde que el nuevo dictador está en el poder. En octubre, las autoridades norcoreanas que patrullan la frontera norte del país con China, advirtieron a los vecinos que aquellos que ayudaran a escapar a familia alguna serían inmediatamente ejecutados. La amenaza contemplaba, igualmente, que los familiares del ejecutado serían desterrados o exiliados hasta zonas remotas del país. Los policías fronterizos fueron igualmente advertidos sobre las consecuencias de hacer la vista gorda ante las deserciones, o de aceptarlas a cambio de sobornos.

Todos aquellos ciudadanos que sean sorprendidos a la carrera se exponen a pasar una temporada larga y oscura en alguno de los aberrantes campos de concentración que pueblan la escabrosa geografía norcoreana. Según Naciones Unidas, entre 80.000 y 120.000 personas estarían actualmente encarceladas en las infaustas prisiones. Allí, los detenidos son obligados a realizar trabajos forzados en condiciones infrahumanas. De hecho, Naciones Unidas abrió una oficina en Seúl en septiembre para investigar los campos de concentración norcoreanos, condenarlos, y exhortar a Pyongyang a que los cierre. Claro que el gobierno norcoreano sigue simulando que los campos en cuestión ni siquiera existen.

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Mira el documental de VICE News: 'Lanzando globos en Corea del Norte: propaganda sobre Pyongyang':

Incluso aquellos que consiguen cruzar la frontera sanos y salvos, no tienen la seguridad garantizada. Las autoridades chinas deportan a menudo a los desertores norcoreanos. Vietnam hizo lo propio con 11 norcoreanos — entre los que viajaba un bebé de 11 meses — a los que deportó rumbo a China a finales de octubre, después de que fuesen interceptados al otro lado de la frontera, en la ciudad de Mong Cai, al noreste del país. Su último paradero conocido fue un cuartel militar chino muy cercano a la frontera con Corea del Norte. A día de hoy, se les ha perdido el rastro. China intentó, igualmente, bloquear a principios de diciembre una sesión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La cumbre, que China no logró impedir, abordó la tétrica situación de los derechos humanos en Corea del Norte.

Los desertores norcoreanos van sobrados de motivos por los que huir. Naciones Unidas, por ejemplo, estima que en el país asiático la desnutrición afecta a más de 2 millones de personas. El gobierno de Kim, sin embargo, parece estar mucho más concentrado en invertir cantidades astronómicas de dinero en perfeccionar sus misiles y en engrosar su arsenal nuclear, antes que en alimentar a sus ciudadanos. Ni que decir tiene que tales comportamientos le han granjeado ya sanciones internacionales y amenazas de nuevos boicots. Claro que nada de ello impidió que el pasado 10 de octubre el pequeño dictador desplegara un fastuoso desfile militar en Pyongyang para celebrar el 70 aniversario de la fundación de su formación política, el Partido de los Trabajadores.

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En imágenes: Kim Jong-un visita el nuevo y lujoso complejo científico de Corea del Norte. Ver aquí.

Y pese a todo, 2015 no ha sido un año tan nefasto para Corea del Norte. A principios de verano la severa sequía que atravesaba el país despertó el temor a que se produjera una nueva hambruna. En los años 90, decenas de miles de norcoreanos murieron bajo un suelo resquebrajado y un cielo desprovisto de nubes. Por suerte, en julio las nubes cubrieron el cielo del dictador y cayeron con fuerza suficiente como para disolver la inminente catástrofe. Además, 2015 ha sido también el año en que los rumores de que la economía norcoreana, proverbialmente moribunda, podría estar en alza gracias a una serie de medidas adoptadas el año pasado por el régimen de Kim.

"Las reformas, que parecen aplicar los principios de la economía de mercado en determinados sectores de la agricultura y de los negocios norcoreanos, han posibilitado el crecimiento económico en el empobrecido país", escribió en julio el servicio de investigación del congreso de Estados Unidos. "En algunas ciudades, prácticas como la de permitir que los jefes establezcan los salarios de sus trabajadores y tengan la potestad de despedirles, han sido autorizadas. En el campo, la reforma de la agricultura ha posibilitado que los agricultores puedan quedarse con gran parte de sus cosechas, lo que ha relajado un poco el riguroso sistema de cuotas fijas. Además, se ha recortado el tamaño de las agrupaciones agrarias, muchas de las cuales se han convertido en iniciativas domésticas, para incrementar los incentivos para la producción".

Pero por mucho que el régimen de Kim esté avanzando a paso de tortuga en la dirección adecuada, Corea del Norte sigue siendo un país en que la riqueza y los privilegios siguen siendo patrimonio exclusivo de una élite. De hecho, conforme se acercaba el final de año, la página web DailyNK ha asegurado que fuentes de Pyongyang han proclamado que hordas de donju — el término que designa a los nuevos ricos norcoreanos — están acudiendo en tromba a la capital para sobornar a los funcionarios de turno para impedir que les cierren sus negocios, y para "despilfarrar su dinero como si no hubiese mañana" en hoteles de lujo y restaurantes. A menudo, los donju comen por 400 dólares, una cantidad suficiente para alimentar a una familia entera a base de arroz durante un año.

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