FYI.

This story is over 5 years old.

Noisey

Carla Dal Forno está mejor sola

Guitarras susurrando desde la distacia, sintetizadores cargados de reverb y cajas de ritmos que suenan como una tos seca. Carla dal Forno acaba de sacar nuestro disco de este otoño.

Todas las fotos de Tonje Thilesen.

Síguenos para descubrir tu música favorita

Una persona menos racional habría culpado a los fantasmas. En diciembre de 2015, tras pasar una breve temporada viviendo en Berlín, Carla Dal Forno regresó a su ciudad de origen, Melbourne, y se mudó a una casa que un viejo amigo acababa de abandonar. Vivía sola y dormía en un colchón en el suelo, rodeado de polvo y recuerdos de la relación que su amigo acababa de dejar. Entonces empezaron a suceder cosas inexplicables: los enchufes de la pared soltaban un zumbido de forma irregular y las lámparas parpadeaban sin control. Ella atribuyó estos hechos a "algún cable suelto" y a un casero descuidado que se negaba a hacer toda reparación en la casa, pero según una reciente conversación vía Skype desde Berlín, parece que nunca llegó al fondo de la cuestión: "En ocasiones era bastante terrorífico" .

Publicidad

Pronto encontró otro sitio para vivir en Melbourne. Pero antes de hacerlo, se puso a trabajar en su música, creando grabaciones de post-punk con un ambiente espectral que la distraían de su entorno a la vez que reflejaban esa atmósfera enigmática. Puedes escuchar ese temor taciturno en el lento repicar de las líneas de guitarra en "Better Yet", la cara B de un single que publicó a principios de este año en Blackest Ever Black.

Dal Forno grabó su LP de debut en solitario, You Know What It's Like —que salió el 28 de octubre en Blackest Ever Black— antes de "Better Yet" y antes de mudarse a esa casa. Casualmente, cuando empezó a trabajar en el disco a finales de 2014, había estado viviendo en otra casa de Melbourne que también estaba, según su propia descripción, "cayéndose a trozos" . Tenía un baño exterior y no había espacio para un verdadero estudio, así que montó un equipo de grabación de andar por casa sobre la mesa de la cocina. "Podía ver el cielo a través de las grietas en la pared y durante el invierno hacía un frío espantoso" , recuerda. Crear estas piezas meditativas —normalmente compuestas de guitarras susurrando desde la distacia, sintetizadores cargados de reverb y cajas de ritmos que suenan como una tos seca— le sirvieron para pasar el tiempo y salir de su propia cabeza.

Aunque estudió chelo clásico durante su infancia y adolescencia, la relación de Dal Forno con la música, hasta el momento, se ha basado sobre todo en colaboraciones. Después de ir a la universidad en Australia, donde se licenció en Bellas Artes con una especialización en dibujo, empezó a tocar la guitarra en "grupos de pop con guitarras saltarinas" de Melbourne. "[Los grupos pop de guitarras son] una forma fácil de empezar a tocar si no tienes muchas habilidades técnicas con un instrumento", explica. Según dice, las canciones sencillas que componía no tenían nada que ver con las grabaciones solemnes que crea bajo se propio nombre. "Podía escribir una canción tocando solo dos acordes simples y sentirme realizada con bastante rapidez", dice.

Publicidad

Después de la universidad pasó por varios proyectos con diferentes niveles de éxito y seriedad. Uno de los grupos que lideró, Mole House, grabó un casete bajo el mismo nombre con un sonido adorablemente destartalado que sacaron con el reconocido sello DIY de Minnesota, Night People, antes de que el grupo se separara a principios de esta década. Pronto empezó a explorar en varias direcciones, tocando diversos instrumentos y cantando con los grupos de Blackest Ever Black, Tarcar y F ingers, que acabarían sacando discos que resultaron más austeros y con canciones menos definidas que en sus trabajos previos. Nunca trabajaba con más de un par de personas a la vez y so colaborador más fiel, el también multiinstrumentista de Melbourne Tarquin Manek, todavía sigue ayudándole con la producción de su trabajo en solitario. Según dice, todos estos proyectos anteriores fueron resultado de una alquimia única entre los músicos con los que trabajaba. "La estética de proyectos en grupo siempre queda marcada por todos los miembros", me dice cuando le pregunto sobre la diferencia de tono entre Mole House y lo que hizo después. "Fue algo que sucedió de forma natural según la gente con la que trabajaba".

Dal Forno empezó a trabajar con su disco en solitario en 2014, básicamente porque quería probarse a ella misma que tenía la habilidad para hacer las cosas a su propio modo. "Siempre he creído que todo el mundo [con el que he hecho música] tenía más experiencia que yo", explica. "Sabían más sobre técnicas de grabación e incluso sobre cómo montarlo todo para un concierto en directo". Necesitaba aprender a hacerlo todo ella sola. Y eso es lo que hizo, refugiándose en esas casas medio derruidas en Melbourne y Berlín, y resurgiendo con canciones bellamente fracturadas.

Publicidad

Las primera dos canciones que creó en solitario fueron "Fast Moving Cars" y "What You Gonna Do Now?", que no coincidieron con los dos primeros singles que salieron de You Know What It's Like . Ella las describe como "pop" —"lo que quiera que eso signifique", añade bromeando— pero solo porque incluyen guitarras y letras, a veces, inteligibles. Las canciones que mejor podrían sonar en la radio son las que recuerdan al frío post-punk de Young Marble Giants, pero en la mayoría de ellas todavía está presente la abstracción de F ingers y Tarcar. En el disco, las cajas de ritmo que suenan como persianas aporreando una ventana medio abierta predominan sobre los verdaderos ganchos.

You Know What It's Like tiene solo ocho canciones, incluyendo una breve intro sin voz y otras composiciones que también son básicamente instrumentales. Del Forno describe la mayoría de las letras como un intento de "[comunicarse] con alguien", pero sea lo que sea lo que intenta transmitir a esa persona está siempre distorsionado con eco. Con su casi ausencia de voz y guitarras acentuadas, "The Same Reply" recrea la experiencia emocional de encontrarse un mensaje en una botella donde la tinta ha quedado corrida de forma irremediable a causa del agua salada; el mensaje sigue ahí entre los manchones de tinta, y es muy triste porque no conseguimos adivinar lo que nos estaba intentando decir la persona que lo escribió.

Publicidad

A pesar del frío extremo y los problemas eléctricos que tuvo que soportar durante los meses que pasó grabando su nuevo material, Dal Forno dice que encuentra algo gratificante en la soledad de su proceso. Aunque empezó a trabajar ella sola para poder aprender todo lo que necesitaba para crecer como artista, hacerlo también le ha permitido acceder a algo más allá de las abstracciones alquimistas de su trabajo anterior.

Cuando le insistimos, le resulta difícil decirnos que será lo que viene ahora y simplemente acaba diciendo que "algunas personas necesitan [estar solas] más que otras". Pero al volver a escuchar "Fast Moving Cars", una de las canciones del disco cuya letra resulta más fácil de entender, podríamos pensar que ya nos ha dado una especie de pista, aunque puede que en forma de pregunta. Es una pista que transmite esperanza, puede que por la forma que tiene de cantarla: "Ahora que estamos solos, ¿qué es lo que haremos?"

Artículo publicado originalmente en Thump.

Traducido por Rosa Gregori.