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Cultură

Por qué el voyerismo es cosa de tíos

Por lo que parece el problema lo tienen mucho más ellos y que ellas.

Este tipo no es un voyer. Imagen vía usuario de Flickr Dargie Lynch

Existe un mundo fantástico repleto de cascadas de oro líquido donde bellas criaturas aladas de un color que aún nunca ha sido percibido por el hombre campan a sus anchas ayudando a todos los seres vivos que lo necesiten. Los árboles son tan altos que sus copas se alzan hasta tocar la luna y en ellos habitan unos divertidos monos que dedican su vida entera a escribir —entre todos— la mejor novela jamás escrita; ya llevan unas doce páginas, todas ellas cojonudas. En este sitio se vive eternamente y los humanos pueden volar y enviar correos electrónicos con la mente.

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Evidentemente en este mundo perfecto no existe el género masculino porque entonces dejaría de ser perfecto y todo, absolutamente todo (incluso lo de los mails), se iría a la mierda. El hombre —esas cosas con pene— es destructor, si no, ¿cómo se explica esto? Y esto. Y esto. Y esto.

Todos estos links —os lo cuento por si sois tan vagos como para no haber abierto los enlaces— muestran varios casos de hombres que han colocado cámaras en vestuarios femeninos para obtener material —presuntamente— masturbatorio de primera. Hombres, todos ellos hombres. Y claro, esto no es lo único. ¿Violaciones en Pamplona? Hombres. ¿Violencia de género en Dos Hermanas, Sevilla? Hombres. ¿Hitler? Hombres. ¿Por qué no son las mujeres las locas? ¿Por qué siempre algunos hombres nos tenemos que sentir avergonzados por nuestro género? Nosotros queremos leer esa novela perfecta escrita por monos que viven en árboles gigantes, no queremos un mundo de mierda. ¿Somos los hombres los únicos seres vivos que hacen cosas jodidas?

Tras pasarme varias noches sin dormir pensando en esos hombres que graban a mujeres desnudas con viles estratagemas decidí ponerme manos a la obra e investigar si el voyerismo era cuestión de género. ¿Son solo los hombres los que no pueden evitar intentar captar imágenes de culos y tetas de señoras?

El 59% de los hombres dentro de una comunidad afirmaban tener fantasías hacia al menos una actividad parafílica. Las fantasías que implicaban actividades cercanas al voyerismo representaban un 35% del total de fantasías

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Primero tendríamos que intentar definir qué es el voyerismo e intentar dilucidar si se trata de una parafilia o no o qué coño. Según Wikipedia una parafilia "es un patrón de comportamiento sexual en el que la fuente predominante de placer se encuentra en objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos" pero claro, la historia no es tan sencilla.

Carme Sánchez Martín es codirectora del Instituto de Sexología de Barcelona, psicóloga clínica y sexóloga y, según ella, habría que diferenciar entre varios niveles de voyerismo. El DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, quinta edición) —la Biblia sobre psiquiatría en EE. UU.—, es el manual que, entre otros trastornos mentales, define y concreta las distintas parafilias que existen, desde el exhibicionismo hasta la pedofilia.

Este tipo sí parece un voyer, aunque no estamos asegurando que lo sea. Imagen vía usuario de Flickr Change'r

Según Sánchez Martín, "cuando utilizamos la palabra voyerismo la utilizamos de una manera muy coloquial; podríamos decir que todos somos un poco voyers porque miramos desde el ¡Hola! hasta lo que hace la gente a través de las redes sociales". Este uso de la palabra voyerismo haría referencia a lo que podemos entender como, simplemente, una filia. Para la sexóloga, una filia sexual sería "la vertiente sexual más suave, esas preferencias sexuales diferentes —un poco raras— que las personas tenemos para complementar y enriquecer nuestra sexualidad normativa".

Por otra parte, si una persona se excita solamente a través de este acto sexual (como por ejemplo con los vídeos que graba esa cámara que oculta en el vestuario de las empleadas de un Taco Bell), lo hace de forma continua y, además, está poniendo en riesgo su propia salud o la salud de otras personas, entonces sí que ya estaríamos hablando de un trastorno parafílico. Por lo tanto, es muy distinto cómo utilizamos el término a nivel coloquial y cómo lo clasifica el DSM-5.

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Los hombres —sin contar la orientación sexual— tienen menos repulsión (o más excitación) ante determinadas actividades parafílicas que las mujeres

Un estudio reciente titulado Paraphilic Interests: An Examination of Sex Differences in a Nonclinical Sample (Intereses parafílicos: Un examen de las diferencias sexuales en perfiles no clínicos), en el que se estudiaba el comportamiento de rechazo o excitación de 305 hombres y 710 mujeres frente a distintos tipos de parafilias, ha demostrado que hay más más hombres con trastornos parafílicos que mujeres, incluyendo, evidentemente, el voyerismo.

Antes de adentrarnos más en esta selva de perversiones es necesario saber diferenciar entre la fantasía y la realización de una parafilia. "Mirar nos gusta a todos y a todas, incluso cuando miramos una marquesina de un autobús en la que sale Beckham en calzoncillos estamos teniendo una filia voyerista" comenta Sánchez. "Otra cosa es cuando estamos hablando de un trastorno parafílico, en estos casos la otra persona no ha dado su consentimiento y podemos estar haciéndole daño. Pero tener fantasías no sería ni penal ni éticamente reprobable".

El estudio citado hace referencia a otra investigación de 2011 en la que se vio que el 59% de los hombres dentro de una comunidad afirmaban tener fantasías hacia al menos una actividad parafílica. Las fantasías que implicaban actividades cercanas al voyerismo representaban un 35% del total de fantasías. Recordemos, estamos hablando de FANTASÍAS.

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Otro tipo mirando. Imagen vía usuario de Flickr Lian Chang

En cuanto a las parafilias, tanto la sexóloga como el estudio citado coinciden en que los hombres —sin contar la orientación sexual— tienen menos repulsión (o más excitación) ante determinadas actividades parafílicas que las mujeres. Joder, ¿y eso por qué? Yo no he escogido ser un pervertido, yo no levanté el dedo cuando Dios dijo eso de "bueno peña, ¿quién quiere ser un hombre y destruirle la vida a las tías?".

Pues se ha llegado a esta conclusión a partir del análisis de varios factores del comportamiento humano, como el deseo sexual —que evalúa la compulsión sexual y la hipersexualidad— y el esfuerzo en los apareamientos —este concepto se refiere a la energía gastada localizando, cortejando y manteniendo parejas sexuales—. Según el estudio sobre intereses parafílicos estos dos elementos parecen ser la clave a la hora de detectar parafilias. En ambos casos resulta que los hombres muestran unos valores más elevados que las mujeres (bueno, los tíos tienen más testosterona), por lo tanto, parece que estos están más motivados a la hora de buscar la novedad en otras oportunidades sexuales.

Aparte, tanto hombres como mujeres con parafilias tienden a haber tenido más parejas sexuales y más apetito y preocupación sexual (por lo general, lo que se podría llamar un comportamiento general hipersexual), por lo que un nivel intenso de todos estos factores puede influir en el desarrollo de actividades sexuales poco comunes.

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Muchas veces las personas tienen a la vez distintas parafilias, de hecho este mismo estudio muestra cierta convivencia entre unas parafilias concretas, como el sadismo, el masoquismo o el exhibicionismo, con el voyerismo

En general, las personas que tienen un bajo deseo sexual se limitan a experimentar un ejercicio erótico concreto (su preferido) y demuestran un mínimo interés y motivación para realizar otras actividades o fantasías sexuales. Por lo contrario, las personas que tienen un deseo sexual alto no sólo se centran en sus deseos y actividades preferidas sino que también buscan otro tipo de experiencias sexuales, incluyendo las más atípicas —en fin, sienten menos aversión por las parafilias—. Esto también explicaría por qué muchas veces las personas tienen a la vez distintas parafilias, de hecho este mismo estudio muestra cierta convivencia entre unas parafilias concretas, como el sadismo, el masoquismo o el exhibicionismo, con el voyerismo.

Según la sexóloga, aparte de estos factores meramente sexuales, los hombres también son más impulsivos; tienen más propensión a tener conductas de riesgo y a buscar sensaciones nuevas. Muchas parafilias van ligadas a comportamientos que pueden violar leyes o generar una grieta social y cultural, por lo que esta tendencia de los hombres a realizar actividades ilegales y que comportan cierto peligro con el fin de encontrar nuevas sensaciones, podría relacionarse con el desarrollo de conductas sexuales atípicas. "Esto no quiere decir que no puedas encontrar a mujeres voyeristas" aclara Sánchez Martín, "pero este trastorno en concreto [el voyerismo] afecta a un 12% de hombres y a un 4% de mujeres". En fin, que los hombres son tres veces más voyeristas que las mujeres.

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Un porcentaje de los hombres tiende a cosificar y a utilizar el cuerpo de la mujer para satisfacer sus deseos y, por lo tanto, la distancia emocional es muy grande

Dentro de las parafilias también se han detectado ciertas tendencias que dependen totalmente del género. Por ejemplo, los hombres tienden a realizar parafilias que suponen un cierto grado de dominancia, fuerza y control, mientras que las mujeres se decantan por actividades masoquistas, que representan receptividad, debilidad y entrega. Esto contrasta directamente con esa idea de una dominatrix zarandeando fuertemente su látigo contra los testículos descubiertos de un señor embutido en látex que cuelga de unas cuerdas atadas al techo. Supongo que habrá de todo.

Le pregunto a Sánchez si la influencia del entorno social y cultural afecta a la consolidación de estas parafilias y si la extrema cosificación del cuerpo de la mujer en nuestra sociedad podría ser uno de los motivos que hacen que algunos hombres tengan esta necesidad de observar y grabar el cuerpo desnudo de una fémina cuando menos se lo esperan. "Aparte de la cosificación, las mujeres tienden a tener más empatía, nos ponemos en el lugar del otro, más a menudo que los hombres. Un porcentaje de los hombres tiende a cosificar y a utilizar el cuerpo de la mujer para satisfacer sus deseos y, por lo tanto, la distancia emocional es muy grande".

"Sigue habiendo muchas diferencias entre los hombres y las mujeres y es evidente que en la educación afectivo sexual, todavía hay muchos sesgos". Existe mucho sexismo en la sociedad y, claramente, el ámbito sexual no queda exento.

Ahora que ya sabemos que a la hora de desarrollar parafilias la diferencia de género es un punto vital, real y muy destacable —atribuido por componentes fisiológicos—, lo único que podemos hacer los hombres vivos para que todo vaya mucho mejor es encerrarnos dentro de nuestras casas y llorar, llorar mientras deseamos que nunca nadie abra la puerta y libere a la bestia. Joder, estoy exagerando pero ya me entendéis.