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Identidad

Asistí al culto de una iglesia evangélica del Besòs

Bienvenidos a la Iglesia de Filadelfia, la iglesia de los gitanos.

Iglesia Evangélica de Filadelfia “La Paz”

Entre la peluquería “Los Hermanos” y un colmado de barrio se levanta la Iglesia Evangélica de Filadelfia “La Paz”, en el barrio barcelonés del Besòs. Los niños van entrando y saliendo para ir al cyber que hay en frente, donde juegan al ordenador y comen chuches. Delante de la puerta de la iglesia hay unas señoras gitanas sentadas orando al Todopoderoso. Una de ellas me invita a entrar y al ver que la ceremonia ya ha empezado le pregunto si no molestaré. “Será un orgullo que entres en la casa de Dios” me contesta. Dentro está todo oscuro, hay dos filas de bancos y sillas. Me siento en un banco al azar y el gitano que me estaba acompañando me dice que me levante y me siente al otro lado. No soy un hombre religioso, lo reconozco, y desconocía que a la derecha se sentaban los hombres y a la izquierda las mujeres. “El culto”, como lo llaman los gitanos ya ha empezada y por los pequeños altavoces suena, extremadamente fuerte, una guitarra española mientras el pastor predica su sermón. El tono va subiendo poco a poco hasta llegar al grito absoluto. La música suena cada vez más fuerte y el pastor empieza a golpear el altar donde predica con violencia y pasión. Los asistentes lloran y gritan “¡gloria!”, “¡amén!” y “¡aleluya!”. Después, las mujeres de la primera fila se unen todas en un coro y empiezan a cantar al ritmo de la guitarra española. El volumen es descomunal y entre gritos y palmadas incluso yo entro en un extraño trance inexplicable, es una carretera directa hacia el cielo, un subidón imparable hacia el clímax. De repente se encienden las luces. Estoy en un local comercial del Besòs de unos 40 metros cuadrados, un sitio muy humilde, las paredes verdes apenas tienen decoración. Parece imposible que apenas unos segundos antes este sitio fuera la mismísimo puerta de entrada hacia el cielo. El local está lleno de gente y el pastor empieza a predicar de nuevo, con tranquilidad y soltura.

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La Iglesia de Filadelfia es una organización religiosa evangelista creada en Francia el 1957 por el pastor Clément Le Cossec. Fue en el año 1950 cuando empezó a evangelizar a esta comunidad que llegaba a Francia para trabajar en la vendimia y fundó la que por aquel entonces se llamaba la “Misión Evangélica Gitana”, ofreciendo la posibilidad de que los propios gitanos se convirtieran en pastores. Estos nuevos pastores, influenciados por Le Cossec, volvieron a España a mediados de los años sesenta y enseñaron el evangelio a los suyos, esta vez bajo el nombre de "Movimiento Evangélico Gitano Español". En 1969 el gobierno español admitió la inscripción del culto en el Registro de Entidades Religiosas al cambiar su nombre a “Iglesia Evangélica de Filadelfia”. En los años 80 hubo una conversión masiva a la Iglesia de Filadelfia, sobre todo en Cataluña, y supuso uno de los avivamientos espirituales más intensos que ha vivido España en los últimos años. La Iglesia Evangelista de Filadelfia tiene actualmente 200.000 miembros (entre el 10 y el 15 por ciento de los gitanos son evangélicos), 3.000 pastores y se calcula que hay más de 1.000 iglesias en toda España.

Alejandro, el pastor de la Iglesia Evangélica de Filadelfia “La Paz”

Como en otros centros evangélicos, lo que más llama la atención a los no iniciados es todo el espectáculo que rodea al “culto”: los cánticos, los gritos, las canciones y el esperpento en general. Precisamente este es uno de los factores clave para entender la presencia gitana en la Iglesia de Filadelfia. En los cultos los fieles se comportan con libertad, no hay unas pautas regladas, se canta, se dan palmadas, se llora y los fieles participan activamente en la celebración del culto, gritando por encima de las oraciones del pastor, quien utiliza un lenguaje accesible y comprensible para que el mensaje llegue a los gitanos. Las palabras se improvisan, los pastores no se limitan a leer salmos o recitar discursos, es una iglesia absolutamente pasional, los discursos se expulsan desde el corazón, la dramatización es extrema. De hecho es habitual que en el altar hayan cajas de pañuelos que tanto el pastor como los asistentes utilizan para secarse la frente. La naturalidad y espontaneidad es tal que incluso los niños campan a sus anchas, entrando y saliendo de la iglesia, gritando y corriendo entre los banquillos.

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La humildad y el culto a una vida sencilla se respira por todas partes. La naturaleza iconoclasta del movimiento no permite imágenes ni representaciones de Dios, así que, al contrario que en la iglesia católica, en estas iglesias no hay ni un ápice de ostentación ni riqueza, ni lujos ni ornamentos. Todo el dinero recaudado con las donaciones se destina a pagar el local, el agua y la luz.

Dadas las características del local de la iglesia evangélica “La Paz” –una planta baja como podría ser una papelería o una peluquería-, me pregunté qué era lo que hacía falta para abrir una iglesia de estas características. ¿Hay algún órgano que regule estos locales? Según la Oficina d’Afers Religiosos de Barcelona es difícil hacer un seguimiento exacto ya que no todas disponen de un local propio. Algunos cultos son acogidos en las sedes de otras iglesias u operan en hoteles u otros locales. Las iglesias pueden inscribirse en un registro de entidades religiosas a nivel estatal gestionado por el Ministerio de Justicia. Esta inscripción no es obligatoria ya que la libertad religiosa y de culto es un derecho reconocido en la Constitución Española, aun así para existir legalmente (y poder recibir asesoramiento y ayudas) sí que tienen que inscribirse en ese registro. Las únicas exigencias relacionadas con la apertura de una nueva iglesia responden a una normativa municipal referente a los espacios de concurrencia pública, que tienen en cuenta las condiciones técnicas del local, como seguridad, evacuación, accesibilidad, higiene e insonorización para evitar molestias a los vecinos. Por otro lado, La Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) cree que precisamente existen demasiados problemas al respecto, pues cada ayuntamiento establece requisitos distintos a las iglesias evangélicas. Sin ir más lejos recientemente en Bilbao se ha aprobado una nueva ordenanza que dicta que ningún centro de culto podrá establecerse en los bajos de una vivienda. Según el secretario ejecutivo de FEREDE, Mariano Blázquez,esta decisión afecta directamente a la libertad religiosa y de cultos.

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Es curioso ver como ciertos centros evangélicos tienen este tipo de problemas más cuando éstos hacen, en muchos casos, una labor social importante. De hecho, lo más destacable de la Iglesia Evangélica de Filadelfia es sutrabajo por la integración social, la escolarización y el progreso de la situación de la mujer así como la prevención de la marginación, delincuencia y drogadicción. Como dice el pastor de la Iglesia de Filadelfia de Bellvitge, “he visto jóvenes dejar la droga y coger la biblia”. Hablando con los fieles de la iglesia muchos eran conscientes de este problema y me impresionó la sinceridad con la que hablaban del tema y sobre su situación, “el pueblo gitano es analfabeto y muchos gitanos se han metido por el camino del dinero fácil y la droga. Están equivocados, estos gitanos llevan cruces colgadas e imágenes de Jesús. Nosotros hemos comprendido que esta no es la verdad” dice Félix, aspirante a pastor.

Asistentes al culto en la Iglesia Evangélica de Filadelfia “La Paz”

Las nuevas generaciones de gitanos suponen un cambio importante para esta comunidad ya que al tener un mayor nivel de educación y unas aspiraciones más cercanas a las de los payos –siempre manteniendo el orgullo de ser gitanos- pueden hacer peligrar la asistencia al culto. Algunos chavales se quejan de ciertas ideas un poco retrógradas dentro de este movimiento evangelista, como cuando se refieren al camino de Dios como la única vía.  “Dicen que el destino ya esta marcado y que la única Universidad es la del cielo, porque lo terrenal no es para ellos. No sé, paranoias de ese tipo" dice un joven en un estudio sobre la juventud gitana de la Fundación Secretariado Gitano.

Desde fuera, la Iglesia de Filadelfia, como tantas otras iglesias protestantes, pueden verse con cierta extrañeza, ya que, en el fondo, nuestra idea de religión está dictada por la idea de la iglesia católica que se implantó como única vía religiosa al terminar la Guerra Civil. Es evidente que hay un prejuicio en nuestra sociedad y podemos llegar a tildar de sectas a estas congregaciones, pero lo que debemos tener claro es que la mayoría de estas iglesias evangélicas están legalizadas y sobre todo tenemos que aprender a respetar el derecho constitucional a la libertad de religión y cultos. Visitando la Iglesia de Filadelfia no me sentí más cerca de Dios ni planteé convertirme al señor, pero sí que vi a una gente reunida en un local muy humilde donde lo único que hacían era apasionarse por un idea y creer firmemente en ella, siendo ésta el centro de su vida. Llamadlo Dios, llamadlo esperanza, llamadlo amistad, no lo sé, pero en los tiempos materialistas en los que vivimos, esto algo extremadamente escaso de ver.