Música

“No creo en la vanguardia”: Una entrevista con Daniel Melero

A Daniel Melero se le conoce por ser un tipo demasiado prolífico. Más de 300 producciones a sus espaldas como artista, productor y músico invitado, le dan ese sello de los que llevan tanto tiempo en el ruedo que hoy en día ya son eminencias en su oficio. Melero es pura música y nada más. Un argentino que desde principios de los ochenta no ha parado de crear, y cuyo impulso creativo lo llevó a fundar Los Encargados, una banda de culto en el sur del continente primera en su país en meterse en una corriente de música electrónica como el techno y adaptarla al rock de la época.

Por estos lados se le conoce más por haber sido una de las tantas manos derechas de Cerati y claro, por ser la otra mente detrás de Colores Santos, ese álbum de electrónica completamente adelantado a su tiempo que supo sacudir la escena rockera a principios de los noventa con esos toques de ambient y psicodelia que propone. Aún con todo eso, a Melero nunca le interesó estar en el centro de los reflectores, es un artista que guiado únicamente por su instinto, se ha formado una de las carreras más amplias y extensas del rock latino a punta de creatividad, sin esperar mucho más a cambio que ser escuchado.

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Antes de sus presentaciones en Bogotá y Medellín​, nos sentamos a hablar con él para entender un poco más a fondo su obra, su opinión sobre la cultura rock en la actualidad y una vida de tantos años de creación ininterrumpida.

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NOISEY: ¡Hola Daniel! Hoy en día se habla mucho del estado actual del rock argentino y ese aire legendario que le dejó esa época dorada, de la que claro, tú hiciste parte. ¿Cómo ves tú el género en el país en este momento? ¿qué está pasando?

​Daniel Melero: ​Para mí el rock no es un género, sino que es una cultura. Creo que si hablamos de los ochenta y noventa, hasta esa época todo lo que era la cultura de la música y el rock realmente era diferente. Ahora todo es al revés en el planeta porque antes uno salía a tocar para hacer un disco, ahora haces un disco para poder tocar. En esa inversión las cosas son más visibles debido a que en Internet tienes la gran posibilidad de encontrar cosas con las que te puedes sorprender. Pero si uno es pasivo y cree que Internet es Facebook y Twitter, queda como en una endogamia de unas supuestas amistades sociales. 

Creo que dentro de lo que yo considero rock sigue habiendo muy buena música. Ahora, que después esas bandas y esos solistas no puedan hacer giras, que no involucren a un DJ tocando con gadgets electrónicos, también tiene que ver por ahí con una falta de usar inteligentemente los medios de lo que se puede disponer para estar presente en todo el mundo, sin necesariamente ser parte de esa endogamia de la amistad en las redes sociales. No es un problema que me preocupe demasiado a mí, pero si escucho muy buena música que quizás no tenga la repercusión necesaria y sí noto la ingerencia imperial que hay sobre lo que podríamos decir que es el mainstream impuesto anglosajón. Tampoco me parece que la música más interesante que hay sea la que funcione comercialmente.

Tal vez nos estamos perdiendo de cosas por todas las posibilidades que ofrece internet, ¿no crees?

En la escala de lo que el ser humano siempre ha soportado siempre hemos vivido sobre informados. Tiempo atrás medios como la televisión o la radio, que hoy son más lentos, saturaban a la gente. El desafío ahora es el mismo, pero tiene otro tipos de soluciones que en general veo que no son implementadas. En definitiva, lo que siempre ha estado claro es que un artista tiene que saber ser oportunista.

Para el que no es muy conocedor del tema o no vive en Argentina, a veces es complicado entender el papel que tú has jugado para la electrónica en el continente. Háblame un poco de como fue introducir métodos como el sampleo y las programaciones a la música en los ochenta.

Fue natural para mí. Yo fundamentalmente, como te decía, creo que el rock es una cultura donde la música es una parte y siempre me nutrí de cosas exteriores. Aún así básicamente sigo dedicando muchas horas del día a escuchar música, especialmente música que conservo de toda mi vida y otra a la que me dedico a encontrar. Yo no me veo como un músico electrónico sino más como uno de rock. Siempre me fui por el lado del lenguaje que me pareció necesario, pero después, si en alguna ocasión hice algo de una manera que se consideró una ruptura o de avanzada, no puedo hacerme cargo de la retaguardia porque no creo en la vanguardia. Si el asunto es que hay demasiada música de retaguardia yo intento ser contemporáneo, eso es lo que más me interesa en el mejor de los casos.

Alrededor de tu figura siempre está esta idea del “pionero”. ¿Qué opinas de eso?, ¿realmente se puede ser un pionero en la música?

Hay mentiras que si se repiten mucho terminan siendo verdades. Hay que desconfiar un poco. Yo sinceramente hago la entrega más auténtica que considere en cada momento, tanto como productor como cuando está mi nombre en la tapa de un disco. Nunca he estado involucrado en un proyecto en el cual no me enamore.

Repasando tu discografía, me llama mucho la atención Tecno, un disco que grabaste solo con una Mac en el 2000. Un proceso muy “hazlo tu mismo” para una época en la que los computadores todavía eran un poco precarios…

Yo había dejado de usar computadora 13 años antes de sacar ese disco en una época en la que diseñaba mis propios programas cuando usábamos Basic. Verdaderamente me encontré con que tenía que aprender a hacer música de vuelta y estudiar un software, lo que realmente no me interesaba mucho. Aún con eso me conecté a Internet y empecé a buscar cosas que me permitieran hacer música y que me dieran un lenguaje nuevo con la computadora. No fue muy difícil, pero gané ideas.

¿Cómo fue el proceso?

Siempre me gustó mucho la idea de reducirle completamente las posibilidades al álbum. Creo que cuando uno tiene muchas posibilidades las elecciones que uno hace son más complicadas, en cambio cuando uno sabe cuales son sus límites, es más posible que por algún fenómeno musical o artístico la gran paleta sea fácil de manejar. Nunca me pasó que un disco que venga de esa idea de la enorme disponibilidad me haya resultado impactante excepto a esos en los que habiendo la disponibilidad, se supo acotar al artista. En definitiva uno es lo que señala y lo que uno señala es bien chiquito, no es más grande que planeta jaja.

En ese sentido, ¿cuál dirías que fue la diferencia entre hacer un disco tan minimalista como Tecno y otro que hiciste junto a otra persona como Colores Santos ?

En ese caso Colores Santos se hizo con una tecnología mucho más precaria que Tecno. Lo interesante es que lo que teníamos lo utilizamos con una imaginación y unos conceptos que en definitiva son mucho más importantes que cualquier tecnología. Rescato que se valore que hice Tecno únicamente bajando software y aprendiendo a modificarlo de una manera muy sencilla pero yo no publiqué solamente por eso, lo hice porque consideré que eran interesantes los temas. Lo mismo con Colores Santos.

Me imagino que a más de 30 años está pregunta puede sonar un poco obvia pero muchas personas todavía se sorprenden cuando se enteran que “Trátame suavemente” no es una canción de Soda…

Esa fue una canción que los Soda atesoraron y la hicieron propia. Después el germen de esa canción fue impresionante, pero yo tengo otra visión de lo que es el tema y nunca me pareció un problema que la gente pensara que es de Soda, porque para mí es un halago que mis canciones interesen a otros artistas que admiro. Hay algo muy interesante y es que es la única canción que no está compuesta por ninguno de ellos en toda su trayectoria pero creo que eligieron bien jaja, entre nosotros hay una amistad desde antes que Soda grabase un disco. No fui integrante de la banda porque siempre me pareció que debían ser ese trío. Aunque siempre estuve cerca colaborando.

En cierta medida Soda siempre perteneció a esa parte más comercial del rock de esa época, mientras que lo tuyo con Los Encargados fue mucho más en el under…

Realmente estos últimos tiempos me han hecho demasiadas preguntas alrededor del disco de Los Encargados, que ya tiene 30 años. Pero recuerdo muy bien quienes venían a los shows y entre ese puñado de gente que iban estaban los muchachos de Soda y las supuestas estrellas mainstream de los ochenta como García. Nos venían a ver de una manera muy noble y realmente creo que tanto con Los Encargados y cualquier disco en el que he estado inmerso – como productor tengo más de 300 álbumes – siempre me he sentido muy halagado de encontrarme produciendo a artistas que admiraba. 

Siempre me sentí bien tratado por toda la escena pero nunca compuse pensando más allá de lo que creía. Para mí un disco es una opinión. Me siento muy feliz de haberme mantenido siempre en la vocación y te aseguro que vivo rodeado de amor y tengo una dicha que muchas estrellas envidiarían, entonces el plan de vida no tenía porque concretarse cuando era 30 o 35 años más joven. Hoy siento más o mayor estímulo que antes al respecto de los sonidos, la interacción con gente, la sensibilidad…

¿Y qué te pasa por la cabeza después de tantos años trabajándole a la música?

Nunca trabajé. Siempre me dediqué a mi vocación y creo que soy muy afortunado en ese sentido, sobretodo habiéndome dedicado a algo que parece siempre inadecuado y fuera de lugar. Sin embargo, las cosas no son tan así y muchas veces la vida es más amplia que la estrechez de triunfar fácilmente por un tiempo. Tal vez cuando era más joven soñaba con eso, pero se fue rápidamente de mí porque siento que hubiera perdido la facilidad por ese camino.

Lo tuyo nunca fue ser un rockstar…

No es un plan que me haría feliz. Intentar ser una estrella de rock es todo un plan hasta de marketing que me hubiera impedido concretar muchos de los discos que hice y que para mí eran importantes. Así como he sido parte de la producción de bandas como Soda o Babasónicos, también he trabajado en varios proyectos que quizás no son los más populares de América Latina. De todos lados he salido enriquecido.

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​Este encuentro fue posible gracias a Gotok Music. ​