Música

La majestuosa primera vez de Depeche Mode en Colombia

El 10 de octubre de 2009 Depeche Mode pisó por primera vez tierras colombianas. En la voz de uno de los integrantes de la banda que estuvo a punto de abrir ese concierto, recordamos lo que pasó esa noche hace casi 10 años atrás.

Mi relación con la música empezó como la de todos: En casa. Todos tuvimos un hermano mayor, un primo, los papás o un amigo, quien nos metió en el mundo de la música. Por mi lado, en mi casa la mayoría del tiempo mis papás oían música clásica, nunca algo tropical. Pero Juan José mi hermano mayor desde muy chiquito tuvo un gusto por el rock progresivo mientras que Tata, mi hermana, oía más el pop anglo de la época. Muchas veces se iban con mi mamá a hacer vueltas y llegaban con tres o cuatro discos nuevos comprados en El Submarino Amarillo que quedaba en el Pasaje Junín en Medellín.

Videos by VICE

De ahí que descubriera y alucinara de pequeño con bandas como Genesis, Yes, King Crimson, mientras me imaginaba tocando los sintetizadores. Después, más grande, en los 70 vendría Kraftwerk y Blondie, y a finales de esa década, el punk de Medellín.

Pero no fue sino hasta 1983 que, siendo ya todo un adolescente, descubriría la que sería mi banda favorita de todos los tiempos: Depeche Mode.

Yo tenía la maña de hacer que mi Mamá me llevara los lunes a un sitio donde alquilaban películas que se llamaba Beta Video Rio Claro. Allí alquilaba uno o dos cassettes de Betamax con lo que pasaban por MTV por las noches durante el fin de semana.

Era diciembre. Esa tarde llegué a la casa a ver qué sorpresas me traía esta vez MTV. No iban más de tres canciones cuando arrancó una cosa totalmente poderosa. Yo tenía la costumbre de sentarme con lápiz y cuaderno a anotar las bandas que me gustaban. La canción, recuerdo bien, era “Everything Counts”, uno de los mayores éxitos de la banda en el 83. Estaba impresionado. Retrocedía el cassette una y otra vez.

Por esos días el novio de mi hermana llamado Donnie Miranda me había regalado el Upstairs at Eric’s de Yazoo y el 12” con los remixes de “Don’t Go” y a él recurrí para preguntarle quién era Depeche Mode, él me dijo que era la banda de donde había salido Yazoo. Al poco tiempo un amigo llegó al colegio con el Some Great Reward, el cuarto álbum de Depeche. Luego fueron el Black Celebration, el Catching Up With Depeche Mode, el Construction Time Again y el Speak And Spell.

Un par de años más tarde, en 1987, arrancamos en Medellín un proyecto llamado Estados Alterados, hoy en día considerada una banda de culto en la historia de la música colombiana. Con Carlos Guillermo Uribe, el baterista y María Inés, quien fue luego nuestra mánager, nos quedábamos en la sala de su casa fines de semana enteros. Él con su batería y yo con un sinte prestado, tocando “New Life”, “Love In Itself”, “Somebody”, “Black Celebration”, soñando cómo sería tocar en vivo la música que estábamos haciendo y si alguna vez lo íbamos a hacer con ellos, como ellos.

Tuvieron que pasar más de 20 años para siquiera considerar la idea de estar cerca de la banda británica. Después de crear una historia, realizar casi todas las metas que una banda pueda tener, a finales de abril de 2009 ocurrió algo importante: Juan Pablo Ospina dueño de Shows Business & Entertainment me llamó al celular y me dijo sin saludar: “Tato, se acaba de cumplir uno de mis sueños en la vida, cerré el trato con Depeche Mode, vienen en octubre y los propuse a ustedes para abrir el concierto. Mi sueño no es Depeche Mode solo, es ver a las dos bandas juntas”.

¿Depeche Mode y Estados Alterados? ¿Juntos?

Me quedé callado, me senté y reaccioné cuando al otro lado del teléfono oí el vozarrón de Juan Pablo diciéndome “¡decí algo huevón!” sólo pude responderle “Ayjueputaparce”; luego me contó los detalles, me dijo que no fuera a decir nada hasta que se diera la noticia, como tiene que ser. Estábamos en el proceso de pre producción del Romances Científicos, el cuarto disco de Estados Alterados. Los llamé a todos, no lo podíamos creer. A finales de junio volvió a llamar Juan Pablo Ospina a contarme que Depeche Mode no quería que abriéramos su show, enviaron un email que decía: “No aprobamos que toque Estados Alterados, son buenísimos pero suenan como nosotros y queremos abriendo a una banda que marque más la diferencia”.

Hasta ahí llegó el sueño de tocar con ellos. Pero igual iban a venir por primera vez a Colombia y teníamos que estar allí.

Pasaron los días, llegó octubre y no veía la hora de que fuera el diez, ese día arranqué con Elvis, el cantante de Estados Alterados, para el Simón Bolívar. La banda que abría se llamaba Angele Phase, nunca los había oído, tuvieron serios problemas con el sonido lo que además los desconcentró bastante.

Se apagaron las luces. En pocos segundos el corazón y la respiración se iban acelerando. El público entero empezaba a gritar, a silbar, a mostrar sus ansias.

Depeche Mode se subió finalmente. Arrancó como siempre había visto en sus videos en vivo: con una canción lenta pero fuerte, esta vez era “”In Chains”, la pantalla gigante detrás de ellos era impresionante, fueron subiendo, llegaron a “Walking In My Shoes” detrás de ellos, en la pantalla, un cuervo, un hermoso cuervo, no se me va a olvidar. Empecé a llorar de la emoción, no podía creerlo. Varias canciones después vendría “A Question Of Time”. La sensación era de total alucinación, no solo yo sino muchos habían querido escucharla en vivo.

Apagaron la pantalla y hubo luces. La pantalla del fondo era un distractor, de alguna manera. Me preguntaba qué otras del Black Celebration irían a tocar. El sonido era perfecto y “Question Of Time” desembocó en “Precious” y a su vez ésta en “Fly On The Windscreen”, otra del Black Celebration. Todo se volvió rojo.

https://www.youtube.com/watch?v=IgYq2LiEuGg

El video a veces era demasiado pero a la vez todo se volvía realmente inmersivo, la pantalla era del tamaño del escenario y al centro hacia la parte de arriba había una parte circular, una deformidad en las que dependiendo la canción aparecía alguien caminando, un ojo, un planeta, creo que era como un planeta y lo que ocurría alrededor era el universo, todo lo que salía del escenario eran los Sonidos del Universo, era hermoso. Todo se oía tan claro, tan nítido, tan fuerte.

El ritmo del concierto era maravilloso, empezó abajo, fue subiendo, llegaban después momentos calmados a una especie de remanso para luego subir otra vez, era todo un ritual perfectamente planeado, como una misa donde hay que estar parado, luego todos rezan a la vez, escuchan, se sientan, se arrodillan y vuelven a pararse.

Iba un poco más de una hora cuando llegó el momento en el que la todo se dividió en dos con “Enjoy The Silence”. La euforia en ese momento fue de las mayores cosas que haya vivido viendo en vivo a cualquier banda. La pantalla se tornó azul y ellos, Gahan, Gore y Fletcher en el video vestidos de astronautas se veían impresionantes. Miraba alrededor con los ojos llenos de lágrimas de la emoción y veía a mucha gente estaba igual.

No sabía qué más podría pasar después, era ese momento en el que uno cree que nada puede ser mejor y pudo ser mejor… Arrancó “Never Let Me Down Again”. El piso vibraba, todos saltábamos y cantábamos, hacia el final de la canción entraron los bajos arpegiados de la segunda versión que venía en el Music For The Masses, “Never Let Me Down Again (Aggro Mix)”, David Gahan empezó a bailar y luego mover los brazos, lo que todos queríamos desde que vimos el 101, un mar de brazos moviéndose de un lado hacia el otro al ritmo de la canción.

Luego de eso se despidieron. Fueron noventa minutos mágicos pero aún no prendían las luces del parque. Aún faltaba más. Retomaron con dos más del Black Celebration, “Dressed In Black” y la majestuosa “Stripped” (lloré otra vez) y luego “Behind The Wheel”. Todo había sido muy rápido, justo en el momento en el que estaba haciendo cuentas de qué canción podía estar faltando, arrancaron con “Personal Jesus”. Todos nos mirábamos con una sonrisota en la cara, creo que estábamos pensando que si era verdad lo que estábamos viendo, viviendo.

Era perfecto, no faltaba nada más. En ese momento todo bajó como un estruendo para despedir la noche, empezaron a tocar “Waiting For The Night”, una de mis tres preferidas de Depeche Mode. Me quedé quieto, como viendo una aparición, todo a mi alrededor dejó de existir. En ese momento éramos únicamente la banda y yo, fue como si supieran lo que era para mí esa canción y sólo estuvieran tocándola para mí. Ya todo estaba hecho, éramos miles de personas en Colombia que habíamos sido parte de Sounds Of The Universe, sabiendo que todo se había vuelto felicidad pura.

Esta se convirtió en una de las noches más bonitas y felices de toda mi vida.
Al otro día en la mañana abrí el Facebook y empecé a ver fotos de Martin Gore en Mai Lirol Darlin, no lo podía creer, se fueron para allá y nadie me avisó.