Política global sin verbo. Entrevistamos a Fatima Al Qadiri

Foto de Camille Blake

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Fatima Al Qadiri sustenta cada uno de sus discos sobre un poderoso concepto integrador, que la define tanto a ella misma como a al mundo que la rodea. Primero fueron los prejuicios de género, en Genre–Specific Xperience (UNO, 2011); luego, los videojuegos militares y la guerra del Golfo, en Desert Strike (Fade To Mind, 2012); y más tarde, la visión de Asia que tenemos desde Occidente, en Asiatisch (Hyperdub, 2014). El nuevo capítulo, Brute (Hyperdub, 2016) ya está aquí, y en él Al Qadiri habla otra vez –sin palabras– de un asunto de profundo calado: las protestas ciudadanas y la aterradora represión policial.

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Nacida en Senegal, criada primero en Kuwait y después en Nueva York, y artista visual de reconocido prestigio, Al Qadiri es mucho más que una productora más en el hiperpoblado territorio del grime instrumental y la electrónica avanzada. Al habla vía Skype desde Berlín, donde acaba de trasladarse hace unos meses.

NOISEY: ¿Cuales son las razones que te han llevado a situar el tema de la brutalidad policial en el centro del álbum?

FATIMA AL QADIRI: Bueno, ese es uno de los temas, pero no el único. El disco también habla sobre el control que ejercen los poderes, sean cuales sean; de la libertad de movimientos y su falta de ella; de los derechos sociales, de la rabia y la desesperación que conducen al combate… Creo que la democracia en la que vivimos es ilusoria, un concepto manoseado, falso. Las cargas policiales en Estados Unidos fueron el detonante, el hecho que me hizo reflexionar sobre todos estos asuntos en “Brute”, pero es solo una parte de ello.


¿Hablas principalmente de Estados Unidos?

Hablo en general, aunque he vivido los últimos 16 años en Estados Unidos y por tanto es lo que he visto de cerca. En América es donde me hecho adulta, aunque no me siento americana del todo, solo un poco. En parte porque amo a los americanos; no el gobierno, pero sí las personas. De todas formas, volviendo a tu pregunta: creo que la brutalidad y el control están en todas partes, así que hablo del mundo en general.

No sé si sabes que en España se aprobó una ley hace poco que nos impide protestar en determinadas circunstancias y que permite a la policía realizar cacheos preventivos, por ejemplo…

Sí, me consta. Es increíble que suceda algo así en un país teóricamente avanzado como el vuestro y que forma parte de la Unión Europea. ¿Sabes que hace unos años viví una temporada en España?

¡¿Ah sí?! ¿Dónde?

En Barcelona. 2005 o 2006, no recuerdo muy bien. Fueron solo 7 meses, vine para tomar clases en un curso de arte, algo así como una residencia artística. Mi primera experiencia como alumna en ese campo.

Cuéntame más…

Barcelona me pareció una ciudad muy interesante. La arquitectura es realmente poderosa, y el ambiente, el idioma… Tiene algo mágico. De todas formas recuerdo que ya por entonces había problemas con los alquileres, muy caros para los salarios, y que la globalización se estaba cargando un poco el carácter de la ciudad.

Los alquileres siguen siendo caros, más incluso

Ya me imagino…

¿Siempre tuviste el compromiso y la visión política del mundo que tienes ahora? ¿Dónde empieza?

Todo viene de mis padres, ambos escritores e intelectuales. En mi casa, cuando era niña y adolescente en Kuwait, se hablaba mucho de asuntos como la libertad de expresión o la censura. En el instituto pasaba bastante de política y de estar informada, pero años más tarde se me despertó el interés otra vez, creo que en ese sentido hice un ciclo bastante natural. Recuerdo bastante claramente la primera vez que fui a una protesta importante, en Washington DC, 1998, contra la globalización económica y el poder de los bancos. Nunca había visto tanta policía junta en toda mi vida, era algo de locos. De hecho, en aquél momento tenía 18 años y no acabé de entender muy bien lo que estaba pasando, me sobrepasó. Luego sí lo comprendí mejor. Años más tarde, en el 2003, en Nueva York salí a protestar con miles de personas más por la invasión de Irak, y ahí ya sí que recuerdo ser muy consciente de todo. Recuerdo que mucha gente en Kuwait deseaba la invasión americana, pero yo sabía que no era en absoluto una buena idea. El Estado Islámico viene de ahí.

Foto de Camille Blake

Todo esto está en el disco, pero expresado solo con música, sin letras. Realmente ese es el reto ¿no? Hablar de ciertos asuntos sin usar palabras…

Sí, sin duda. Pero creo en los desafíos, me gustan. Nadie dijo que tenga que ser fácil. Esa es la principal razón por la que la portada (nota: la escultura “Po-po“, de Josh Kline es tan explícita o el hecho de situar un track como “Endzone” al principio (con sonidos de sirenas y megáfonos), para marcar el tono y situar al oyente. Es curioso porque siempre me ha gustado la música de protesta, y es cierto que casi siempre me fijo en las letras de esas canciones. Marvin Gaye, por ejemplo; probablemente mi cantante favorito. Pero el caso es que yo no soy buena escribiendo, a pesar de ser hija de escritores. Me expreso mucho mejor a través del arte y los sonidos. Creo que la música es un instrumento muy poderoso para despertar la emoción y desarrollar la imaginación.

¿Qué música te emociona a ti?

La música religiosa, principalmente. De cualquier tipo. También la música clásica. Me cuesta encontrar esa emoción en la música actual; quizás, a veces, con el r&b puedo llegar a sentirlo.

¿Viajas a Kuwait a menudo?

Voy a veces, pero no mucho. Es difícil para mi estar en Kuwait, me frena el proceso creativo: no hay bares, no hay escena, no hay clubes, no hay casi nada. Yo necesito inspiración constante y en Kuwait es difícil encontrarla. Solo voy para ver a mi familia. El año pasado sin embargo pasé ahí seis meses, porque me lesioné una pierna y tenía que hacer reposo. Ahí empecé a escribir este disco precisamente, al estar quieta y leer periódicos y ver las noticias en la tele.

¿De quien es la voz que aparece en el último track, “Power”?

Es la voz de Cheryl Dorsey, ex-sargento del Departamento de Policia de Los Angeles. Es un trozo de una entrevista en la que cuenta el código de silencio que hay en todos los departamentos policiales, la de barbaridades que se cometen y nunca salen a la luz. Sabe bien de lo que habla porque la echaron al intentar cambiar las cosas y no paraban de desacreditarla. Su testimonio me pareció muy potente, porque además estamos hablando de una mujer de raza negra, algo muy extraño entre los cargos policiales de cierta relevancia.

Tú eres mujer y extranjera en Estados Unidos. ¿Te has sentido agredida por tu condición?

Sí, por supuesto, muchas veces. Pero más por ser mujer que por ser árabe. Es algo que ocurre constantemente. Donde he sentido con más fuerza el racismo ha sido en los aeropuertos, ahí el efecto se multiplica, es algo francamente desagradable. Creo que el tema del racismo y la brutalidad policial contra los negros y los hispanos y otras comunidades es un asunto que siempre ha estado ahí, pero ahora nos llega más gracias a los teléfonos móviles y a internet, se ha vuelto mucho más visible.

¿Como estás viviendo desde Berlín la llegada de los refugiados sirios a Alemania?

Hace muy poco que estoy en la ciudad, aún no he tenido tiempo para saber lo que está pasando realmente. Y, bueno, es un tema realmente complicado para analizar o intentar explicar en una respuesta rápida. Deseo con todo mi corazón que los refugiados estén bien y a salvo, y creo que el conflicto en Siria es quizás el peor infierno que hemos vivido en lo que llevamos de siglo. Abrirles la puerta a los que escapan de ese horror es bueno y necesario, de eso no tengo dudas. Estuve en Damasco en el año 2007 y fue una mala experiencia. En principio tenía que quedarme durante una semana pero me fui a los tres días, no podía soportarlo más. No había guerra, pero el ambiente era irrespirable, realmente deprimente. Imagina como tiene que ser ahora.

Cambiemos de tema. ¿Qué hay de Future Brown?

Pues de momento nada nuevo. Ahora mismo estamos trabajando cada uno de nosotros en nuestras cosas en solitario. Future Brown es un proyecto complicado, grabar el álbum nos costó más de dos años de trabajo. Además ahora estamos todos bastante disgregados, Jamie (J-Cush) en Londres, yo en Berlín, Asma y Daniel en Los Angeles… Espero que lo retomemos en algún momento, pero ya se verá…


¿Es Hyperdub el sitio ideal para tus discos?

Sin duda. En Hyperdub te dan libertad y control total de tu trabajo. Ya sé que es algo que se suele decir mucho, pero en este caso es real, no miento. Y no es muy habitual, créeme. Hay algo que me gusta mucho de Hyperdub, y es que es un sello pequeño, con muy poca gente trabajando, lo cual hace que la comunicación sea directa y sencilla, sin intermediarios. Tienen claro que cualquier decisión que se toma tiene que pasar por mi. Cosa que no sucede con otros sellos, que a veces dan por hechas cosas que no deberían.

¿Estás trabajando ya en algo nuevo?

Aún no, aunque me muero de ganas y tengo ya algunas ideas. De hecho tengo ya mis próximos cuatro discos en la cabeza. Mi sueño sería hacer uno cada año durante los siguientes diez años.

¿Nos avanzas alguna de esas ideas?

Mmmm… bueno, para el próximo disco quiero incorporar nuevo software y más voces, pero no cantadas, si no más bien habladas. También puedo decirte que si todo sale bien será extremadamente gay.

“Brute” estará disponible a partir del 4 de marzo. Edita Hyperdub y podéis hacer el pre-order aquí.