La tatuadora Lee Stewart lleva años cultivado su estilo personal que imita la textura visual de un pincel sobre un lienzo. Dibuja desde simples caligrafías hasta diseños más complejos de animales y flores. Ella los llama "brushstroke tattoos” (tatuajes a base de pinceladas) y están inspirados en el arte urbano de Berlín y en los dibujos monocromáticos en tinta del este de Asia, conocidos como sumi-e.
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Stewart empezó a tatuar en Estonia, donde aprendió los aspectos técnicos y luego pasó a perfeccionar su estilo en el 2007, una época en la que la estética de los tatuajes de Europa del este se basaba en lo que ella describe como “diseños tribales y las fuertes tradiciones de los tatuajes de criminales eslavos”.Durante su época como aprendiz, estuvo estudiando el fluir del cuerpo humano y la importancia anatómica de la ubicación del tatuaje. Stewart dice a The Creators Project que su objetivo es, “no limitarse en reproducir el aspecto de un sujeto sobre la piel, sino crear diseños personalizados que reflejen un espíritu expresionista del sujeto”.
A través de estos gestos dinámicos, Lee recrea el trazo de un pincel sobre el lienzo, lo que le permite no solo insertar una especie de movimiento en sus tatuajes, sino también representar la esencia de su carácter. Le gusta centrarse en el flujo y en el perfeccionamiento de la composición de su trabajo, al tiempo que elimina los detalles innecesarios, una perspectiva que según dice lleva su trabajo hacia lo abstracto.
Una buena ubicación, nos dice, lo es todo: “Los tatuajes cobrarán vida cuando la persona mueva la parte de su cuerpo donde se encuentra dibujado. La obra deja de ser una interpretación inanimada de un objeto figurativo: respira, se mueve y sigue a la persona sobre la que se encuentra”. Stewart ve a los cuerpos tatuados como una exposición de arte contemporánea andante y viva, lo que significa que cuando trabaja con alguien que ya tiene otros tatuajes, se esfuerza por crear un trabajo que encaje con el resto para crear una exposición conjunta.
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