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Copa America

Fabian Johnson, el futuro de las barras y las estrellas

El mejor jugador de Estados Unidos comparte su nacionalidad con Alemania. Nació y creció en Múnich, pero su corazón está con las barras y las estrellas.
Photo by Bill Streicher-USA TODAY Sports

Artículo publicado originalmente en la revista Eight By Eight

Cuando Fabian Johnson se presenta utiliza dos idiomas. El seleccionado estadounidense de 28 años pronuncia su nombre en alemán ("Fah-be-un"), pero inmediatamente transforma su acento al inglés para decir su apellido. Cuando le dicen a Johnson, en Escandinavia, que su apellido es bien conocido en el norte de Alemania, donde las personas lo pronuncian algo diferente, Fabian se sorprende. Por supuesto, no hay forma de que lo supiera. Fabian Johnson nació y creció en el profundo sur: en Múnich, donde también jugó futbol desde los 4 años hasta los 21. Es bávaro de los pies a la cabeza.

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¿En realidad lo es? Nos encontramos con el fascinante tema de la doble nacionalidad en el futbol. Es un asunto interesante, empezando por el obvio problema de la lealtad y, como los jugadores con dos pasaportes tendrán que tomar la decisión algún día, se vuelve también un asunto de incertidumbre.

Tomemos en cuenta que Johnson representó a Alemania en todos los niveles junior y fue titular del cuadro sub-21 que ganó la Eurocopa en 2009. No menos de seis jugadores que jugaron aquel día con Johnson ganarían la Copa del Mundo en Brasil cinco años después. Johnson también participó en el Mundial…pero jugando para la selección estadounidense, y no para la triunfante Alemania.

"Por supuesto, a veces pienso en lo que pudo ser", Johnson admite en una entrevista para Eight by Eight. "Pero cada quien busca su camino. Quién sabe en dónde estaría ahorita si no hubiera participado con la selección estadounidense. Los partidos que he disputado me han aportado mucho, y han ayudado a mi crecimiento. No los cambiaría por nada".

La razón por la que Johnson pudo jugar para el cuadro de Estados Unidos es su historial familiar. Su padre, Charles Johnson, es de Chicago. Fue parte del ejército estadounidense y vivió uno tiempo en Mannheim, al sur de Frankfurt, donde conoció a su esposa Sylvia. Ella también tiene raíces estadounidenses; su padre es de Boston. Otra posibilidad es que Fabian pudo haber nacido en la unión americana. "De hecho mis padres vivieron en Estados Unidos un tiempo antes de que decidieran regresar a Alemania", comenta. "No sé porqué no se quedaron y regresaron a Múnich. Nunca le he preguntado".

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Charles fue un buen atleta. Jugó basquetbol para el Bayern de Múnich, aunque al parecer no en la Bundesliga como se suele escuchar. "No jugó como profsional", dice Fabian. "No sé con exactitud en qué nivel el Bayern jugaba en ese entonces, pero no era la Bundesliga. Fue mucho antes de que armaran el gran equipo". (En 2010, los miembros del Bayern votaron para destinar más dinero a la división de basquetbol del club. En 2011, el equipo ascendió a la Bundesliga y finalmente ganó el campeonato nacional tres años después).

Pero Fabian y su hermano mayor, Stephan, fueron atraídos por el deporte nacional: el futbol. Los Johnson no era una familia bávara tradicional. "Mis padres hablaban inglés cuando platicaban entre ellos", dice Fabian (se alcanza a distinguir un sutil acento alemán de Múnich). "Mi padre ya entienda alemán a la perfección, pero sigue siendo más fácil para él mantener una conversación en inglés. Siempre estuve consciente de la cultura estadounidense. Desafortunadamente, nunca íbamos a Estados Unidos de vacaciones para conocer a la familia. Nunca me había preguntado qué tan alemán o estadounidense era. Nunca lo vi de esa forma".

La oportunidad para jugar en el cuadro de las barras y las estrellas llegó en un momento crucial de su carrera. Poco tiempo después de haber ganado el trofeo con la sub-21, dejó al 1860 Múnich de segunda división por el Wolfsburgo, donde su carrera prometedora se estancó. "No funcionó en lo absoluto", rememora, "no jugué muchos partidos, y aunque aprendí mucho, no me sentía contento".

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Johnson, quien maneja los dos perfiles, había sido utilizado en el medio campo para su club y selección: en la banda izquierda para el 1860 Múnich, y en la banda derecha para la Sub-21, donde jugaba delante de Andreas Beck del TSG 1899 Hoffenheim. Johnson se había unido a un equipo que había levantando el trofeo la temporada pasada y había gastado una cantidad considerable de dinero en mediocampistas experimentados. Se convirtió en varias ocasiones como el remplazo de los jugadores populares como Macerl Schäfer y Sascha Reither. Desafortunadamente, fracasó en su transición hacia el primer equipo.

Lo que Alemania desperdició, el entrenador de Estados Unidos, Jürgen Klinsmann, lo aprovechó. En el verano de 2011, Johnson dejó al Wolfsburg para reanimar su carrera con el Hoffenheim. Se pensaba que sería el remplazo de Beck, quien según estaba siendo cortejado por la Juventus. El acuerdo se cayó, pero Johnson siguió en el equipo. "Estaba contento por la oportunidad para jugar en el Hoffenheim. Me recuperé y pude ganarme un lugar en el equipo". Semanas después, Klinsmann lo contactó.

"No fue sólo una llamada", explica Johnson. "Tuve que viajar a la federación con todo el equipo —los jugadores, el equipo de fisioterapeutas, y el cuerpo técnico—. Me gustó la idea y decidí jugar para el equipo".

En el camino se le presentó otra posibilidad tentadora: ya que su carrera empezaba a carburar de nuevo, ¿qué habría pasado si Johnson hubiera optado por esperar unos meses antes de comprometerse con la selección de Estados Unidos para ver si podía ser parte del cuadro alemán? ¿Se vio tentado? "Para nada", responde. "Nunca lo medité. Me sentí cómodo desde el principio. Tomé mi decisión y estoy muy contento".

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Johnson jugará un papel importante para Estados Unidos en la Copa América. Foto por Bill Streicher-USA TODAY Sports

Seis meses después, en febrero de 2012, Markus Babbel en ese entonces entrenador del Hoffenheim, regresó a Johnson a la posición de lateral izquierdo en la que jugaría hasta dejar el club por el Borussia Mönchengladbach en el verano de 2014. Fue, por supuesto, la posición que le dio severos dolores de cabeza al entrenador de Alemania, Joachim Löw, por la que se vio forzado a poner un central, Benedikt Höwedes del Schalke, durante la Copa del Mundo.

Es sorprendente lo rápido que Johnson se convirtió en un miembro indispensable del equipo de Klinsmann. Desde que debutó a finales de 2011, Johnson ha sido capitán en 42 ocasiones. En diciembre, quedó en segundo lugar de la lista para el premio al jugador del año de la federación estadounidense. Un mes después, ESPN lo colocó como el mejor jugador de Estados Unidos, por encima de Michael Bradley y Geoff Cameron.

Jugar para la selección estadounidense no siempre ha sido fácil para Johnson. "El único problema son los viajes", dice. "Ir de Europa a Estados Unidos está bien, pero regresar siempre altera tus horas de sueño. Es muy difícil acostumbrarse. Tomo pastillas para dormir porque me ayuda a recobrar mi ritmo".

Otro problema es que Johnson es demasiado versátil. Los fans constantemente debaten si es más útil en la defensa o en el medio campo. Cuando se unió al Gladbach en 2014, su entrenador Lucien Favre no sabía en donde colocarlo ante que decidió ponerlo en el medio campo del lado izquierdo. Ahora, bajo el mando del sucesor de Favre, André Schubert, han surgido nuevas preguntas: ¿Johnson es un jugador defensivo u ofensivo? En el descanso de invierno, Johnson apareció en la clasificación de los jugadores de la Bundesliga realizada por la revista Kicker. La publicación, a veces referida como "la biblia del futbol alemán", describió su crecimiento como algo "sorprendente". Johnson quedó en el séptimo lugar entre los jugadores atacantes.

Hace dos años, Jürgen Klinsmann dijo que la ambición de la selección estadounidense era "llegar a la semifinal del Mundial". Incluso con un Johnson en forma, la idea suena un poco descabellada para un equipo que terminó en cuarta posición de la Copa Oro el verano pasado, una de sus peores actuaciones en dicho torneo desde el 2000. "El año posterior a la Copa del Mundo fue difícil para nosotros, y no cumplimos las metas", admite Johnson. "Pero ahora veo que nos dirigimos en la dirección correcta de nuevo. En el futbol todo es posible. Aunque nadie esperaba que sobreviviéramos a un grupo tan difícil, pudimos haber llegado a la semifinal en Brasil. El partido contra Bélgica fue muy apretado. Nos perdimos dos oportunidades al final del partido. Si las hubiéramos concretado, habríamos llegado a los cuartos de final".

Johnson, alemán y estadounidense, concluye con una idea muy alemana: "Tenemos que trabajar arduamente. Hablar no nos llevara a ninguna parte".

Este artículo se publicó originalmente en la revista Eight By Eight. La octava entrega, "The Summer of Football", ya puede ser comprada en su tienda en línea. Puedes seguir a Eight By Eight en Facebook, Twitter, e Instagram.