Orgías, desenfreno y sudor en las pinturas de Dan Witz

Este artículo contiene material explícito. 

Dan Witz pinta cuerpos sudorosos retorciéndose en momentos acalorados. En sus pinturas realistas de pogos, raves y orgías vemos a masas de gente en su estado más eufórico, salvaje e intenso. Aunque hasta ahora los sujetos de sus pinturas habían sido principalmente gente que había fotografiado en pogos de conciertos de hardcore, en su última serie, titulada Mosh Pits, Raves, and One Small Orgy, amplía sus escenarios con raves y una pequeña orgía.

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Para conocer más de cerca su proceso y su relación con los pogos y la pintura, The Creators Project nos pusimos en contacto con Witz justo antes de su exposición en la galería Jonathan LeVine de Nueva York y nos habló de sus escapadas a museos mientras estaba de gira con su grupo de hardcore, de los míntines de Donald Trump y de Walt Whitman.

Byronesque 3

The Creators Project: En primer lugar, ¿puedes contarnos cuál es el origen de tus pinturas de pogos?

Dan Witz: No me gusta mucho admitirlo, pero la mayor influencia en mis pinturas no es ninguna gran teoría estética artística, sino que vienen de la música con la que crecí. Los artistas que más he admirado casi siempre han sido músicos, y la mayoría de mis mejores ideas vienen de la energía transgresiva del rock’n’roll.

Cuando tenía veinte años solía tocar en grupos ruidosos de post punk de Nueva York, nunca fui un buen músico pero me lo pasaba muy bien y tocar era una parte tan importante en mi educación como la escuela de arte. Mientras estaba de gira por Europa, durante el día me escapaba para visitar museos de arte, solía ir de resaca y medio dormido tras unas noches salvajes en las que intentaba copiar el estilo de vida punk, pero en ese estado el extraño sentido del espacio y la presencia que observaba en esas obras maestras me rompió los esquemas, me dejó completamente pasmado. Hubo un largo proceso hasta que esos dos mundos se encontraron, pero en algún momento se me ocurrió ponerme a pintar conciertos de hardcore con un estilo realista.

¿Puedes hablarnos de tu proceso, desde el concierto hasta tu estudio?

Todo empieza mucho antes de que ponga el pincel sobre el lienzo, en el momento en que voy a un buen concierto de hardcore (abarrotado, sin normas), donde fotografío el pogo para utilizar las fotografías como base. La pintura vive o muere según el nivel de caos y abandono que encuentre en el concierto y mi habilidad para llegar hasta allí y captar todo eso, por eso prefiero bandas de la vieja escuela como Agnostic Front o Vision of Disorder, el público se vuelve loco y se deja llevar con esos tipos.

Desde que empiezo a fotografíar me sumerjo en el momento y se para el tiempo par a mí, que es algo que me flipa, un estado de fluidez similar a lo que me imagino que un atleta puede sentir. Agotado y en ocasiones un poco magullado, me arrastro hasta casa y me pierdo en Photoshop, que para mí es otro mundo maravilloso para perderse.

Puedo tardar meses en construir una composición, cada una de ellas está creada a partir de diferentes grupos de fotos, lo que requiere mucha precisión y paciencia hasta conseguir algo que parezca natural, y luego viene la larga y ardua tarea de crear la pintura, un periodo de gestación que, si te soy sincero, es frustrante y difícil pero sin llegar a convertirse en una rutina.

En algún momento durante mi juventud, tuve la desgracia de aceptar el cliché de que el buen arte no se consigue sin sufrimiento. Me resulta difícil aceptar que me he expuesto al sufrimiento de forma consciente, pero eso es exactamente lo que hago con este proceso, aunque resulta muy gratificante.

Esos conciertos pueden durar varias horas, ¿cómo escojes los momentos que quieres representar?

Después de fotografiar los pogos durante un rato, el músico que hay em mí empieza a familiarizarse con los patrones de las canciones y en algún momento llego al punto en que puedo advertir el movimiento que se va a generar cuando llega el crescendo y el público pierde el norte. Sujeto la cámara con un trípode, así que tengo que contar siguiendo al bajista y luego levanto la cámara por encima del pogo con la esperanza de disparar en el momento óptimo. Es básicamente cosa de suerte, pero cuando doy con el clavo resulta tan satisfactorio como tocar en directo.

Sick of it All  

En tu obra se ve una clara influencia barroca, tan natural como teatral. ¿Ves una relación entre las imágenes violentas de las pinturas barrocas y la agresividad contenida del pogo?

Aunque me he fijado mucho en artistas barrocos y he utilizado muchos de sus métodos, no soy un gran fan de su obra (con excepción de Caravaggio y algunos de sus seguidores). El otro día estaba observando algunas fotos de esos murales de grafiti de estilo salvaje y rebelde, y se me ocurrió que podrían ser un excelente corolario visual de la experiencia de un concierto de hardcore (y de esa agresión contenida a la que te refieres). Rubens y todos esos pintores barrocos se preocupaban en primer lugar por su narrativa y siempre volvían a ella. Los pogos desafían toda convención, por definición son algo donde la gente pierde completamente el control.

En cuanto a mi técnica de pintura, tengo que decir que mi actitud es mucho menos dramática que la de los pintores barrocos y más similar a la de las pinturas académicas del siglo XIX. No sé exactamente por qué, pero he descubierto que con una observación con calma se capta mejor los gritos e histeria del pogo que si trabajo de forma precipitada dando pincelazos aquí y allá.

Entre el caos, tu obra también representa al ser humano en varios estados de vulnerabilidad, entre la agonía y el éxtasis. ¿Puedes hablarnos un poco de esta paradoja?

Sí, nunca me canso de ello. He estado mirando vídeos de esos mítines violentos y fanáticos de Donald Trump y me encantaría poder fotografiar uno. Por supuesto, me parece que están completamente fuera de lugar, pero creo que si los explorara de forma similar a esos conciertos podría crear algo revelador en varios sentidos.

Cuando dejé de tocar música y decidí dedicarme exclusivamente a la pintura, me preocupaba perder habilidades, pero crear arte ha resultado ser una vida bastante loca y llena de retos. Cada vez que pienso que ya he exprimido esto del caos y que ha llegado la hora de pasar a otro tema, me encuentro con algo como lo de Trump y vuelvo a sentir que todavía me queda mucho por explorar.

A Small Orgy

Por último, ¿en qué estás trabajando ahora mismo?

En el estudio estoy trabajando en unos grandes lienzos de raves, basados en unas fotos muy locas que hice, y estoy a punto de embarcarme en un proyecto para unas importantes instalaciones artísticas urbanas.

Brite Nite I

Encontrarás más información sobre Dan Witz, en su página webMosh Pits, Raves, and One Small Orgy se puede visitar en la galería Jonathan LeVine hasta el 30 de abril de 2016.  

Trad. Rosa Gregori.

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