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Este próximo jueves arranca una nueva edición del L.E.V. (Laboratorio de Electrónica Visual) y una de las actuaciones a priori más atractivas y esperadas del festival es la que ofrecerá Oscar Mulero bajo el nombre de “Monochrome”. Será el domingo, 1 de mayo, en el nuevo emplazamiento de La Colegiata de San Juan Bautista del Palacio Revillagigedo, en el barrio de Cimadevilla de Gijón.
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A estas alturas Mulero no necesita muchas presentaciones. Con más de 25 años de trayectoria en primera línea del techno europeo, lleva ya un tiempo escapándose de la dictadura de la pista con proyectos que le permiten explorar su lado más aventurero y contemplativo. Hablamos con él de esta nueva experiencia, y de muchos otros temas, conectando via Skype con su estudio de la ciudad asturiana, solo unos minutos después de conocer la muerte de Prince.
Además, Óscar nos ha obsequiado con un podcast especial que va en esa línea al margen de los clubs y del techno que también traza con “Monochrome”, con varios tracks de new wave, synth pop y post punk oscuro que ayudan a entender mejor su mundo sonoro. No hay tracklist, pero algunos de los grupos que suenan no cuestan mucho de reconocer.
Se recomienda darle al Play antes de empezar a leer.
NOISEY: No sé si te habías enterado ya de la muerte de Prince…
OSCAR MULERO: ¡¿Qué dices?! Uau… No, no lo sabía
¿Te gustaba?
Pues… nunca fui fan, la verdad. No me he comprado un disco suyo en la vida. La muerte de Bowie si me afectó, de él si he sido siempre muy fan y lo he escuchado mucho. Pero a Prince no.
Dejemos los muertos de lado, pues, y hablemos de lo que estás haciendo ahora mismo, lo más reciente: Monochrome, el show que presentas en el L.E.V. en pocos días…
Es un proyecto audiovisual totalmente nuevo, aunque en el L.E.V. voy a hacer el directo tal cual, sin imágenes. Musicalmente se aleja bastante del techno, es más electrónica de escucha. En el LEV voy a tocar un 60-70% de material nuevo que va a salir publicado el año que viene ya, en 2017.
¿Lo haces solo?
Sí. Esta actuación será sin visuales, lo hago en una especie de iglesia, en un espacio nuevo, y los del festival han montado un set con luces muy bonito. Tengo muchas ganas.
¿Lo ves como el principio de algo nuevo o como una continuación de lo que vienes haciendo desde hace años?
Es más bien una continuación, un paso más en mi inquietud por hacer cosas que se salgan del baile y el techno de pista. Para mi es una necesidad involucrarme en proyectos distintos, tanto a nivel de producción como a nivel de sesiones. Esa es mi principal motivación ahora mismo. Es algo que ya hice con Biolive.
¿Cuáles son las principales diferencias entre Biolive (proyecto audiovisual junto a la pareja de artistas Fium, que se pudo ver en el festival Mira! de Barcelona) y Monochrome?
El concepto es similar, un set audiovisual, aunque esta vez voy a estar yo solo. Y el contenido cambia, tanto de imágenes como música, por supuesto. Las imágenes de Monochrome se han rodado con cámara de cine, súper 8 y 16 milímetros, en blanco y negro. Buscábamos esas texturas cinemáticas, con bastante grano.
¿La música también tiene esa textura?
Sí, va por ahí. IDM a 90-95 bpms, con ese rollo arenoso y angosto, con loops… va todo junto, imágenes y música están trabajadas pensando en un todo.
Fium son asturianos, el LEV tiene lugar en Gijón y tu vives en la ciudad desde hace ya más de seis años. ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que estás en el norte?
El tiempo me cunde mucho más aquí; en Madrid se me escapaba de las manos, no lo aprovechaba como en Gijón. Aquí disfruto mucho más también de las cosas más mundanas, más simples, como salir a tomar un vino tras una larga jornada en el estudio. O ir al fútbol.
¿Te has hecho hincha del Sporting?
Sí, un poco, claro. Soy del Madrid a muerte, aunque estos años está la cosa un poco más jodida; y al mismo tiempo simpatizante del Sporting, por supuesto que sí. Vivir en Asturias me aporta mucho a nivel personal, y esto quieras o no se traslada a la música. Lo que sientes y lo que vives, tu estado de ánimo, afecta a lo que haces. También el paisaje: las costas, los cabos, las rocas… Hay lugares por aquí cerca que son realmente inspiradores.
También has producido “Aullidos Metálicos”, el nuevo disco de Fasenuova (que son de Mieres), lo cual sorprendió mucho al principio a todo el mundo, pero que si te lo paras a pensar tiene mucha lógica, porque compartís un mundo sonoro de base bastante similar…
Sí, mucha gente pensó que lo que ellos hacen no tenía nada que ver con lo mío, y se preguntaban qué tipo de simbiosis o de link se podía dar entre nosotros. Pero estaba claro ya desde las primeras conversaciones que compartimos un espectro sonoro muy amplio, el de la new wave, la música industrial, Cabaret Voltaire, Clinic, etc. Ese es el mundo del que vengo yo, el post punk, la EBM… Así que nos entendimos muy bien y me resultó muy interesante trabajar con ellos. No nos conocíamos personalmente, aunque había oído hablar varias veces de ellos porque tengo amigos aquí en Gijón que son muy fans. Fue uno de ellos el que me dijo que Ernesto quería hablar conmigo y el que nos puso en contacto.
¿Cómo funcionó la relación?
Una de las cosas que más me gustaron del trabajo con ellos y que más me sorpendieron fue la libertad con la que dejaron su material en mis manos. Yo para eso soy muy especial, me cuesta mucho poner mi música en manos de otro, y en cambio ellos han sido muy generosos y han confiado totalmente en mi. Yo pensaba que probablemente lo que buscaban era un trabajo más técnico, pero no, me pidieron que me involucrara más allá y eso me gustó mucho, me hizo implicarme especialmente en el disco. En ese sentido ha sido fantástico trabajar con ellos.
Es posible, entonces, que después de esta experiencia te atrevas más que antes a dejar tu música en manos de otro productor…
Pues quizás sí, fíjate. Aunque a lo que más me ha movido esta colaboración es a seguir metiéndome en este tipo de trabajos con otros músicos y grupos. Mi idea es ir cada vez más en el futuro en esa línea. Ahora por ejemplo he empezado a trabajar con otra banda, Territoire, que están en Madrid aunque su cabeza pensante, Olivier, es francés.
Tienen un vídeo de una de sus canciones, “Blanc”, que es muy bueno. ¿Son estos, no?
Sí sí. Ese vídeo es acojonante, sin duda. También fue de lo primero que vi yo suyo, y de hecho fue el primer detalle que me empujó a trabajar con ellos. Es un grupo muy especial, no sabría muy bien como catalogarlo. Mi aportación en este caso tiene que ver sobretodo con la mezcla y con darle matices a los beats electrónicos. Pero en el disco hay guitarras y bajos también.
Estos días sale un nuevo recopilatorio de tu sello PoleGroup, con temas de Exium, Architectural, Christian Wunsch y uno nuevo tuyo, entre muchos otros. ¿Cómo ha evolucionado la plataforma? Porque creo que ha pasado por distintas fases ¿no?
Sí: al principio fue un sello para sacar mi música, que nació en 2004; pero hace ya cinco años decidí juntarme con varios artistas españoles que estaban en una onda parecida a la mía, como Exium, Reeko, etc. Y la idea fue crear una plataforma más amplia y trabajar juntos en la dirección artística. Cada referencia que sale en Pole la escuchamos los cinco (Valentín y Héctor, de Exium; Juan Rico, que es Reeko; Christian Wunsch y yo), y decidimos qué va y qué no. Hemos apostado por algunos artistas jóvenes para que vayan entrado a la familia, como Kwartz, de Madrid, y otros que vamos cuidando, llevándoles también sus bolos y sus lanzamientos. También hacemos nuestras noches en el Lanna, aquí en Gijón, y hacemos bookings. Al final nos hemos situado en un buen lugar dentro del panorama internacional, aunque nos ha costado mucho. No sé por qué cuesta tanto, la verdad, pero lo cierto es que llegar a Inglaterra o Alemania es muy difícil. A nosotros nos ha costado cinco años. Y si por fin hemos llegado donde queríamos creo que es en gran medida debido a esa familia que hemos formado, al hecho de juntarnos unos cuantos para trabajarlo todo juntos.
Me interesa mucho saber como ves el trabajo de los productores jóvenes de hoy, los que tienen 20-25 años. ¿En qué se diferencia lo que hacen con lo que tuyo por ejemplo, o lo que hacías tú a su edad?
Ahora es todo mucho más inmediato para un chaval joven. Si hace buena música y tienes un pelotazo con uno o dos maxis, en dos años estás ahí arriba. A nivel de herramientas en el estudio también es todo mucho más inmediato, porque hay también mucha más tecnología y es más asequible para todo el mundo.
¿Y a nivel de sonido?
Se nota el cambio también, sobretodo en el hecho de la efectividad. A nosotros nos costaba mucho sonar potentes, mientras que ahora hay chavales muy jóvenes que suenan como un tiro ya desde sus primeros maxis. En Italia por ejemplo hay varios de ellos. El secreto es que saben lo que hacen y lo que quieren, se concentran en sonar bien en la pista. Ahora el techno que se hace tiene menos elementos que antes, pero más potentes cada uno de ellos, así que tienes que afinar más. Y hay chavales que afinan mucho porque saben donde quieren llegar y a donde se dirigen. Son muy conscientes.
Tus dos últimos EPs, “Second Skin” y “Arcade”, son de puro techno pistero, mientras que el álbum del año pasado, “Muscle and Mind”, es más contemplativo y explorador. ¿Es ese tu plan, concentrar el baile en los EPs y la electrónica experimental en los álbumes?
Si, totalmente. Para mi los discos son eso, la manera de quitarme las cadenas que impone el techno, que te limita a sonar de una determinada manera porque está pensado para algo muy concreto, y abrirme a otras narrativas y otros patrones, con cosas ambientales o contemplativas, como dices.
Estuve viendo tu sesión en Boiler Room del año pasado y me llamó la atención lo concentrado y atento al detalle que estás en todo momento. ¿Sigues disfrutando de ello tras 25 años pinchando casi sin parar?
Lo disfruto más ahora, en realidad. Si llevas tanto tiempo en esto el control que vas teniendo con los instrumentos, con todo lo que comporta pinchar, cada vez es mayor, y por tanto estás más relajado y lo disfrutas más. Es verdad que siempre estoy muy concentrado, pero esa es mi manera de pinchar, no soy mucho de “body language” como otros djs (risas). Lo mío es transmitir con la música. Sigo divirtiéndome muchísimo, y me encuentro muy a gusto, cada vez más. Y eso se traduce en precisión, que para mi es muy importante y significa precisamente eso: seguridad, calma y concentración.
Oscar Mulero estará en el próximo LEV. Toda la información sobre el festival aquí.
Carles Novellas conduce el programa de radio Paralelo 3. Escúchalo aquí.