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La vaquita marina tiene una cerveza artesanal y tomarla ayuda a su conservación

Se estima que quedan menos de 30 vaquitas marinas.

Artículo publicado por VICE México.

En Ensenada, Baja California, quieren tanto a las casi extintas vaquitas marinas, que les hicieron una cerveza artesanal. La bebida lleva el mismo nombre y es una american pale ale de color dorado intenso, con 5.2 grados de alcohol, que a cualquiera le daría gusto tomarse con tal de aportar a la conservación del cetáceo.

Sus creadores son la cervecería artesanal Wendlandt, y la idea surgió al poco tiempo de abrir su primer local en el centro de la ciudad. Todo ocurrió cuando empezó a visitarlos un hombre de lentes rojos. Siempre llegaba y pedía lo mismo: la cerveza de la casa sin nombre, la única que se producía entonces.

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“Siempre lo veíamos llegar y tomarse varios vasos. Nos emocionamos, porque pensábamos que ya teníamos por lo menos un fan. Luego un día me acerqué a platicar bien con él y me contó que se dedicaba a la protección de la vaquita y que, en efecto, nuestra cerveza le gustaba mucho. Nos hicimos amigos y decidimos ponerle así a la chela”, recuerda Eugenio Romero, dueño del lugar.

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El hombre de los lentes rojos era Lorenzo Rojas, un biólogo que se ha vuelto eminencia mundial por sus investigaciones y activismo para salvar a la vaquita marina. Es el más importante de México. Con el tiempo, él y Eugenio se hicieron más cercanos, y le regaló al establecimiento una litografía de la última vaquita que había sido avistada en el mar de Baja California.

Luego ambos acordaron que en la cervecería se harían fiestas periódicas para recaudar fondos, así como que un porcentaje de las ventas totales sería destinado a la causa. Y así fue. Desde entonces, el dinero se aporta a fundaciones ecologistas como WWF, con las que colabora Rojas. Lo que buscan es que cada vez haya más personas especializadas en pescas responsables que no dañen al ecosistema, ni contribuyan a que haya más bajas de vaquitas.


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“Muy pronto, la Vaquita Marina se hizo icónica en Ensenada. Luego, en todo el estado. Las primeras producciones eran de decenas de litros y, después de seis años ahora son cerca de 4 mil al mes; hasta exportamos lotes de barriles a San Diego, California”, cuenta Romero. Sus inicios, asegura, fueron difíciles, pero lograron posicionarse en el gusto de quienes toman cerveza en ese punto de Estados Unidos que actualmente es considerado como la meca de la chela artesanal.

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Wendlandt se diversificó. Experimentaron con otros estilos de cerveza luego de dominar el de la pale ale, y hoy tienen ocho de línea y varias ediciones especiales de temporada. Hacen saison, amber ale, IPA, outmeal stout, american wheat, red ale y baja PILS. Pusieron su planta productora a la orilla del mar, así como un brewpub con comida bajacaliforniana en el centro de la ciudad.

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Por desgracia, la vaquita real no ha corrido con la misma suerte en las aguas frías de la península, donde solía habitar antes de que barcos pesqueros orientales las alcanzaran con sus redes, al buscar peces llamados totoabas. De ellos se vendía el buche como si fuera un artículo de lujo más caro que la cocaína. En subastas privadas, el kilo costaba hasta 100 mil dólares. El negocio era redondo, pero cada que iban en busca del animal las vaquitas se atoraban en las redes y morían.

Un cálculo del mismo Lorenzo Rojas asegura que hace 20 años, cuando empezó a alertar sobre la pesca incidental y letal del cetáceo, había unos 500 ejemplares. Hoy estima que son menos de 30. La disminución ha sido de cerca del 94 por ciento. Verlas asomarse en el agua es algo que a contadas personas en el mundo les ha tocado experimentar.


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No obstante, quienes las protegen no bajan la guardia. Rojas es coordinador del programa Vaquita CPR, de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), y tiene implementadas medidas permanentes para su búsqueda y protección.

La cerveza que hace alusión a la especie a punto de extinguirse ya se ha ganado varias medallas consecutivas en competencias nacionales y del extranjero. Cada vez más gente la conoce y, sabiéndolo o no, contribuye de alguna forma a a que el animal siga existiendo.

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Lorenzo Rojas sigue yendo eventualmente a tomar cerveza a Wendlandt. Se toma con nostalgia la american pale ale con la imagen de lo que ha sido su motivo de lucha en la vida. Todo sea por la vaquita marina.

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