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Sexo

'Perdí mi virginidad en menos de dos minutos': tener eyaculación precoz con 19 años

¡Hablar sin tapujos de ello con mis amigos y mi familia me ayudó más que cualquier médico'.
Alba Carreres
tal y como se lo contó a Alba Carreres
chico sonriendo eyaculación precoz
Víctor

El tiempo que dura de media un polvo entre personas heterosexuales son 19 minutos contando los preliminares y el coito en sí. Mis relaciones en cambio duraban bastante menos de cinco minutos. Había días que más, otros que menos, pero era algo que se había vuelto habitual. Estuve dos años sufriendo eyaculación precoz casi cada vez que tenía sexo con mi novia.

Mi nombre es Víctor, tengo 26 años y cuando me pasó esto tenía 19. Ella era mi primer amor y mi primera vez. Perdí la virginidad en menos dos minutos. Aquel día pensé que había durado menos por mi inexperiencia, pero el tema persistió durante bastante tiempo.

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Ella me decía que no pasaba nada, que me relajara, que estuviera tranquilo, pero estaba tan cachondo que me acababa corriendo antes de lo deseado. A veces paraba de golpe para no eyacular y así poder continuar. No siempre podía hacerlo.


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Era algo realmente jodido porque tenía unas ganas enormes de complacerla. Por suerte aún me quedaban las manos y la lengua para que ella pudiera acabar, aunque el hecho de que yo ya me hubiese corrido, y no por gusto, cortaba bastante el rollo.

Me empecé a rallar sobre el tema y me llegó a afectar anímicamente y psicológicamente. La situación llegó a un punto que tanto mi pareja como yo decidimos que debía hacer algo al respecto. Pedí cita al urólogo y ella me acompañó.

Existen dos factores que pueden llevar a un hombre a tener eyaculación precoz. El primero es algo funcional, algo que no funciona bien dentro de tu organismo, y el segundo es psicológico. En el 90% de los casos el origen del problema es psicológico. El estrés, la mala educación sexual, la falta de autoestima, la sensibilidad extrema o la poca experiencia pueden influir en la precipitación a la hora de eyacular.

"Cuando expliqué a mis amigos lo que me pasaba, uno de ellos me confesó que a él le había pasado lo mismo en varias ocasiones e incluso se había llegado a correr sin apenas contacto físico"

Después de descartar que fuera un problema fisiológico el urólogo me recetó una crema que debía aplicarme en el pene media hora antes de las relaciones sexuales. Era algo muy deprimente tener que prever cuándo tendría sexo con mi novia para antes aplicarme la maldita crema anestésica.

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El ritual de aplicación de crema duró bastante poco porque los resultados quedaban totalmente desproporcionados respecto la incomodidad que aquello representaba. No me sentía a gusto tampoco untado en aquel ungüento, por lo que busqué una válvula de escape alternativa que me ayudara a sentirme mejor: hablar de ello.

Primero se lo comenté a mis amigos, pero me aseguré de hacerlo en el momento oportuno y en una situación de intimidad. Sabía perfectamente que si estaban en grupo y soltaba la bomba aquello podría provocar más de una carcajada, y era lo que menos necesitaba en aquellos momentos, así que se lo dije uno por uno.

Cuando expliqué a mis amigos lo que me pasaba, uno de ellos me confesó que a él le había pasado lo mismo en varias ocasiones e incluso se había llegado a correr sin apenas contacto físico. No era el único al que le ocurría aquello y me reconfortó saber que no estaba solo.

Después de hablar con ellos llegué a la conclusión de que uno de los problemas que más me afectaba cuando me comparaba con mis amigos era el tamaño de mi pene. No es que tenga un micropene, pero nunca he estado contento con él y creo que esto también ha influido en que yo mismo me haya creado esta olla.

"Destapar mi problema me sirvió para concienciarme de que todo estaba en mi cabeza y que lo podía controlar"

Creo que en parte todos estos miedos y traumas que he tenido han sido por culpa del porno. Nos influye demasiado a la hora de tener relaciones sexuales y nos perjudica. Ves lo que pasa allí, que todos los hombres que salen tienen un pene enorme, aguantan mucho y hacen posturas casi imposibles. Se te mete en la cabeza como un hito a conseguir y piensas que si no lo haces eres pura mierda.

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En la búsqueda del origen de mi bloqueo psicológico le expliqué también a mi hermana lo que me pasaba. Ella me dio buenos consejos para poder satisfacer a mi novia aunque no fuera con mi pene. Tenemos una cultura en la que los hombres heterosexuales creemos que no somos suficientemente hombres si no utilizamos nuestro pene para satisfacer a una mujer cuando a veces ella puede llegar antes al orgasmo estimulando sus genitales con las manos.

Hablar con mi abuelo también me ayudó muchísimo. Cuando le dije que cuando estaba con mi novia me corría demasiado pronto me contestó que eso seguro que era porque me gustaba muchísimo y la quería un montón. Era así. Me excitaba mucho cuando estaba con ella y físicamente me atraía hasta el punto que me corría en nada.

Destapar mi problema me sirvió para concienciarme de que todo estaba en mi cabeza y que lo podía controlar. De hecho había observado que las veces que más aguantaba eran porque iba borracho. Cuando esto sucedía a veces incluso pasaban 40 minutos y aún no me había corrido. Se lo comenté al urólogo en otra de mis visitas y me dijo que eso era normal, que el alcohol podía provocar o bien problemas de erección o bien llegar a retrasar la eyaculación.

Aunque ir al médico me ayudó, el momento en el que cambié el chip en mí fue cuando me dije a mí mismo que aquello no podía ser. Pasó el tiempo y las cosas con la que fue mi primera novia no fueron demasiado bien. Hacia el final de nuestra relación las veces en las que me bloqueaba y acababa demasiado pronto eran más bien pocas, justo al revés que cuando empezamos y la eyaculación precoz no tuvo nada que ver en nuestra ruptura.

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"A mí me hubiese gustado que alguien me hubiese dicho que todo estaba en mi cabeza, que es algo normal que puede pasar"

Después de ella he tenido otras relaciones y esporádicamente sí he vuelto a tener algún problema, pero nada comparable con aquellas primeras veces. Ahora estoy soltero y he desarrollado la capacidad de reírme de mí mismo. Cuando conozco alguna chica le suelto en plan coña dos cosas: que la tengo pequeña y que he tenido eyaculación precoz. Las que sobreviven a este ataque de sinceridad no han tenido nunca ninguna queja.

Nunca he tenido pudor al hablar de sexo. Empecé a estudiar Psicología porque quería acabar siendo sexólogo, aunque lo acabé dejando porque había hecho el bachillerato social y había asignaturas como Biología de las que no pillaba nada.

He decidido explicar la historia de cómo superé tener eyaculación precoz a los 19 años porque a mí me hubiese gustado que alguien me hubiese dicho que todo estaba en mi cabeza, que es algo normal que puede pasar y que cuanto más relajado estés y menos preocupado por el tema, más sencillo es superarlo. Visibilizar el tema y no tratarlo como algo tabú ayuda a no sentirte un bicho raro.

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