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El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sigue cosechando enemigos políticos. Ahora, está enfrentado con uno muy poderoso: el Papa Francisco.
En un comunicado oficial, la Secretaría de Estado de El Vaticano lamentó la “radicalización y el agravamiento de la crisis” en Venezuela y pidió que sea suspendida la Asamblea Nacional Constituyente, un parlamento sin representación de la oposición que reescribirá la Constitución en contra de la voluntad de millones de disidentes venezolanos y de buena parte de la comunidad internacional.
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“La Santa Sede pide a todos los actores políticos, y en particular al Gobierno, que se asegure el pleno respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales, como también de la vigente Constitución; se eviten o se suspendan las iniciativas en curso como la nueva Constituyente que, más que favorecer la reconciliación y la paz, fomentan un clima de tensión y enfrentamiento e hipotecan el futuro”, pidió la vocería del Papa Francisco.
La policía de Venezuela regresa a casa a un líder opositor y deja a otro en prisión. Leer más aquí.
Además, la Santa Sede pidió que el gobierno venezolano tenga en cuenta el grave sufrimiento del pueblo a causa de las dificultades para obtener alimentos y medicamentos, y por la falta de seguridad.
“La Santa Sede dirige, finalmente, un apremiante llamamiento a toda la sociedad para que sea evitada toda forma de violencia, invitando, en particular, a las Fuerzas de seguridad a abstenerse del uso excesivo y desproporcionado de la fuerza”, finaliza el comunicado.
En octubre de 2016, el presidente Nicolás Maduro acudió a El Vaticano y tuvo un encuentro con el Papa Francisco, quien —según la versión oficial— le manifestó su preocupación por la crisis que aún atraviesa el país latinoamericano.
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