Paquín Estrada y el chiste del mexicano que bateó .500 en Grandes Ligas

El chiste no se desgasta nunca. Paquín Estrada suele bromear con que es el único mexicano que ha bateado .500 en Grandes Ligas, y a ver quién es el valiente que lo supera. Y es que Paquín jugó un solo día en el mejor beisbol del mundo, y en dos turnos, pegó un sencillo. Su porcentaje de bateo: .500.

Junto a Memo Luna, Paquín pertenece al grupo de mexicanos que jugaron un sólo día en Grandes Ligas. De los clubes selectos, ese podría ser el más agridulce. Podrán presumirles a sus nietos que llegaron a lo más alto, pero a la vez queda el sabor amargo de que había talento para más. Que si pudieron jugar un día, bien pudieron haber jugado más.

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Con Paquín, ciertamente no estamos hablando de falta de calidad. Se trata del mejor receptor en la historia del beisbol mexicano, una posición que ha entregado ocho mexicanos a las Grandes Ligas. En su plenitud, Paquín era un extraordinario receptor defensivo, con buen manejo del pitcheo, buen brazo y gran inteligencia. Con el bate, podia pegar .300 y tenía poder que en ciertas fases de su carrera, fue más que ocasional.

Los Mets de Nueva York lo compraron en diciembre de 1970 a los Diablos Rojos del México. Esa temporada había bateado para .303 con 18 jonrones y 85 producidas. Había sido clave para que los Diablos llegaran a la Serie Final que perdieron frente al Águila de Veracruz. Fue la mejor temporada de su carrera, y solo tenía 22 años. Según la prensa, los Mets pagaron a los Diablos una cantidad de dinero no especificada, y les mandaron los derechos del cubano Orlando McFarlane.

Las razones para que Estrada no hiciera huesos viejos en Estados Unidos, quizás pasaron por otros temas. El idioma, tal vez. Y es que Paquín debía reportar a los entrenamientos primaverales de los Mets el 17 de febrero, junto con los lanzadores y los catchers. Pero Paquín fue el único que no reportó. Una semana después, la prensa informó que el también pelotero de los Mets, Ted Martínez, se encontró a Paquín deambulando en el aeropuerto de Miami. El mexicano estaba perdido, no encontraba a los Mets. Martínez lo llevó al campamento del equipo en St. Petersburg.

¿Qué había pasado? ¿Estuvo Paquín una semana perdido en el aeropuerto de Miami? ¿Qué hubiera pasado si Ted Martínez no se lo hubiera encontrado? Los Mets decidieron no correr el riesgo y unas semanas después anunciaron un convenio con la escuela de idiomas Berlitz para que sus jugadores latinos aprendieran inglés. Una agencia de noticias hizo circular una foto de los jugadores tomando clases. En la imagen, por supuesto, aparecía Paquín Estrada entre los más atentos.

Paquín Estrada, sentado en la cabecera derecha de la mesa, toma clases de inglés junto a otros jugadores latinos. Foto de AP que circuló en la prensa de Estados Unidos

El director de operaciones de Ligas Menores de los Mets, Joe McDonald, aseguraba que el de Paquín era el predicamento que más preocupaba a los Mets. “El único inconveniente que tiene, según los scouts con los que hablé, es su falta de habilidad para comunicarse. Siendo receptor eso es algo muy importante. Pero es un muchacho que se ve bien, y todos siempre están buscando receptores. Así que bien podría hacerla. Sentimos que, si lo vamos a probar, tenemos que hacer todo a nuestro alcance para darle una verdadera oportunidad”.

Además, Paquín recibió un diccionario que tenía que llevar siempre consigo.

Paquín Estrada con los Mets en ese 1971

Tras el campamento primaveral, Paquín Estrada fue asignado a la sucursal Doble A de los Mets en Memphis. Para el 25 de abril, Paquín ya lideraba la liga en bateo con .556 con 2 jonrones y 4 impulsadas. El sonorense llevaba prisa. A finales de junio fue ascendido a la sucursal Triple A en Tidewater, donde pegó dos jonrones en sus primeros dos partidos.

Paquín Estrada siguió con su buena actuación y el 13 de septiembre de 1971, el gerente general de los Mets, Bob Scheffing, anunció que el receptor sería subido pronto al equipo grande. La realidad es que, para ese momento, Paquín ya iba en camino. El mismo día que la prensa publicó las declaraciones de Scheffing, apareció en la misma página el box score que registraba que Paquín había debutado en Grandes Ligas. 14 de septiembre de 1971, el primer y único juego en su carrera.

En el partido más importante de su vida, Paquín Estrada no salió como titular. El novato tuvo que entrar en el sexto inning, cuando los Mets ya perdían 12 a 0 frente a los Expos de Montreal. El primer turno al bat de Paquín llegó con dos outs en el séptimo inning, y Estrada disparó un sencillo al jardín izquierdo. Posteriormente, Paquín fue el último out del partido al conectar un roletazo a la primera base.

Un hit en su primer turno en las Grandes Ligas. El mundo parecía abrirse ante los ojos de un muchacho de 22 años. Si eso había pasado en su primer partido, el futuro parecía gigante para Paquín en los próximos partidos. Pero no hubo próximos partidos para Estrada, quien vio el final de la temporada desde el banquillo de unos Mets que no lograron pasar a la postemporada.

En diciembre de ese año, Nolan Ryan fue cambiado de los Mets a los Angels por Jim Fregosi. En el paquete de jugadores de los Mets rumbo a Anaheim iba también Paquín. Sobre el cambio, Dee Fondy, ejecutivo de asignación especial de los Mets, aseguraba que Estrada era uno “de sus más prometedores jugadores jóvenes”. Por el otro lado, el gerente general de los Angels, Harry Dalton, aseguraba que Estrada era un “buen receptor con un buen brazo y agregará profundidad a nuestro catcheo”.

Foto autografiada de Paquín en 1971

Paquín no duró mucho en los Angels. En mayo de 1972 se anunciaba en la prensa que Paquín podría ser ascendido al equipo grande, pero en vez de eso, vino otro cambio. Estrada fue cambiado a los Orioles por un lanzador, y asignado a la principal sucursal en Rochester, donde pelearía el puesto con otro legendario receptor mexicano, Sergio “Kalimán” Robles. En el choque de titanes entre quienes bien podrían ser los dos mejores receptores mexicanos de la historia, fue Paquín quien ganó la partida. El manager de Rochester, Joe Altoblli, consideraba a Paquín como “un catcher Grandes Ligas detrás del plato”.

Pese a eso, tampoco llegó una nueva oportunidad. En noviembre de 1972, Paquín fue cambiado a los Cachorros de Chicago. Su cuarta organización en dos años. Los Cachorros tampoco lo subieron. Al año siguiente estaba de regreso en México, donde haría una carrera que lo llevó al Salón de la Fama del beisbol mexicano, como jugador y como uno de los manejadores más laureados de la historia.

Y así, el enorme futuro de aquel receptor de 22 años que pegó un hit en su primer turno en Grandes Ligas, se cerró de un portazo. El futuro terminó convirtiéndose en un chiste: el del mexicano que bateó .500 en las Grandes Ligas.