Llegaron cuatro tipos a NOISEY en punto de las 11:30 AM. Cada uno parecía pertenecer a una banda de otro género. Como si no vinieran juntos. O como si los hubieran mandado como muestra poblacional de la escena independiente portuguesa. Uno de ellos, el más grandote de todos, llevaba el pelo muy corto, como cuando piden en la peluquería que los rapen “del dos”. Traía una barba larga muy negra, como de rabino y una camiseta con tie dye de colores opacos. Un buen espécimen de banda de hardcore californiano del siglo pasado. “Quim”, me dijo. Y me dio un beso en cada lado de la cara. “En Portugal se dan dos besos”, me dijo mientras se presentaba un híbrido euro-japonés con un look medio Johnny Depp en película de piratas. Vestía todo de negro, traía el pelo largo, muchos anillos grabados y brazaletes de chapa de oro. Fácil lo pondría en una banda de black metal japonesa. Se presentó como Makoto. Me dejé besuquear doble por todos. Hélio, que parece como de boy band europea, traía una camisa de diseñador, el pelo bien peinado y la barba arreglada. Por último me presenté con Fabio. Traía ese corte hipster de Brad Pitt en los Oscares, todas las mangas tatuadas con colores y expansiones en las orejas. Podría tocar en una cosa como Phoenix, por ejemplo.
Les pasé unas cervezas y nos soltamos a platicar mientras esperaban a quien fuera que estuvieran esperando. Me contaron que antes del 2,000 no se había música muy auténtica en Portugal. “Se hacían malas copias de Nirvana y de Pearl Jam” me dijo Quim viéndose las manos y negando con la cabeza. “Los noventas fueron un periodo terrible para la música portuguesa.” Me hablaron de Lisboa. De la comida y de la gente. Me dijeron que hay muchas bandas y mucho público, pero que no hay muchos lugares para tocar. “O son muy pequeños o son muy grandes”, decía Makoto. “Eso tiene que ver con que a penas se está reactivando la escena local” explicó Quim. “Los últimos quince años ha habido un aumento de confianza en los músicos portugueses como para hacer algo propio, que no sea una mala copia de algo que ya existe.”
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Hélio se puso a describir la situación actual de la escena portuguesa. “En los noventas la gente le dio la espalda a la música local porque eran puras copias de lo que venía de fuera. Entonces las bandas empezaron a hacer cosas desde sus diferencias. Se dieron cuenta de que la distancia con lo que se hace en el resto del mundo no son desventajas, sino distinciones, que bien usadas son herramientas para generar cosas autenticas. Empezaron a cantar en portugués, y ahora los locales están muy clavados en la música local.” Cuentan que no solamente empezaron a hacer cosas con el idioma, sino con el sonido. Portugal es un punto de convergencia de muchas culturas, y la propia tradición nacional es muy rica. Todo eso confluye de manera que se puede hacer algo original.
Les pregunté cómo se llamaba su banda, o qué. “Paus” dijo alguien. Todos se rieron. “¿Cuál cantan?” dije. Se rieron más. “Paus es una banda de rock para bailar” dijo Quim. Tienen dos bateristas, un bajo, sintes, guitarra y cuatro voces. Les pregunté cómo era un ensayo. Nomás por hacer plática porque nunca los había escuchado. “El cuarto de ensayos no es un lugar habitual para nosotros. Más bien los ensayos son para aprendernos las canciones que hicimos en el estudio. No nos gusta ensayar. Es muy aburrido estar tocando lo mismo todo el tiempo”. Me gustó esa idea como de un proceso al revés. Fabio explicó que componer en el ensayo es difícil porque las cosas se les olvidan. Prefieren grabar sesiones y después ponerse a tocar lo que ya quedó. Quim cerró el tema con una idea que me pareció interesante sobre el proceso creativo para cualquier cosa “Nuestro proceso es muy espontáneo. Siempre que podemos privilegiamos la inmediatez de la primera idea.” Me gusta la idea del draft o el primer take como material en bruto. Cuando se trabaja sobre un bosquejo, esos primero trazos luego se convierten en otra cosa. Eso no está bien ni está mal. Sólo me gusta pensar en que se puede obtener un buen resultado sin pulir tanto una idea.
Me contaron que vinieron a hacer un Showcase del Nrmal con el Primevera Sound en el Caradura, y que también van a tocar en el Nrmal de Monterrey. Nos pusimos a ver qué se nos antojaba del cartel del festival. Hablamos de Death, Dj Rashad, Extraperlo, No Zu, Perfect Pussy y Matias Aguayo. Salimos a la azotea para poder fumar. Alguien sacó una cajetilla de Lucky Strikes. Les dije que mejor les daba a probar de mis Alitas. “Perfecto. Tabaco fuerte, aguardiente fuerte, todo lo que me gusta” dijo Makoto muy en serio. Fabio dice que le gusta tomar tequila, pero Makoto me contó que prefiere un aguardiente destilado del sedimento del vino. Luego me contó que alguna vez estaban esperando a que dejara de llover antes de un show. Abrieron una botella para esperar. Luego otra. Después de un rato de estar destapando botellas dieron las cuatro de la mañana y les dijeron que era hora de tocar. Makoto puso una cara de teporocho y dijo: “Si no puedo ni hablar”. Salieron a tocar de todas maneras. No se acuerdan de cómo les fue. “Lo bueno es que el publico estaba más borracho que nosotros” dijo alguien.
Les pregunté si tenían alguna buena anécdota de gira hasta ahora. Sólo me dijeron que la mierda que sale de los extintores es muy difícil de limpiar después. Les dije que la próxima vez usaran champaña. Vi el reloj. Ya había pasado una hora y no llegaba nadie por ellos. “¿A qué vinieron aquí a NOISEY?” les pregunté. “Veníamos a una entrevista”, respondió Makoto, “pero ya nos tenemos que ir. Tenemos un horario medio apretado”. Los acompañé a la puerta. Hubo ronda doble de besos a la salida. Regresé a mi escritorio, abrí mi e-mail y en el inbox había un mensaje que decía: “Entrevista con Paus a las 11:30”.
Pueden ir a verlos tocar al Caradura el Viernes 6 de Marzo.
Vayan a su Facebook para más info.
Lee nuestra entrevista con Acidandali.