Si crees que tu ciudad, tu pueblo o tu barrio merece salir en 'Ser joven en…'escríbenos a esredaccion@vice.com.Ceuta es una ciudad singular por muchos motivos, empezando por su condición de ciudad española en África y por su riqueza cultural (conviven ciudadanos de origen cristiano, musulmán, hebreo o hindú), pero también por los problemas de acceso al empleo y la vivienda, dos cuestiones que afectan de forma muy especial a los jóvenes.
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La existencia de una importante población funcionaria y de un sector privado mermado por la crisis dificulta el acceso a un empleo estable y a una casa, cuyos precios de alquiler se elevan por encima de los 500 euros debido, fundamentalmente, a la escasez del territorio y a la inexistencia de un parque de vivienda adecuado para acoger a una población que ha crecido durante los años de la crisis, y que asciende a 84.519 personas en 18,5 kilómetros según los últimos datos del INE de 2016.Hemos querido conocer cómo viven los jóvenes de Ceuta y qué percepción tienen sobre el trabajo, la posibilidad de independizarse y el futuro. Cristina, Rahma, Bilal, Juan, Damián y Begoña nos lo cuentan.
Cristina Morales tiene 24 años y ha estudiado el grado de Educación Primaria en Ceuta, a pesar de que le hubiera gustado hacerlo en Málaga. “No me dio la nota”, afirma resignada y convencida de que se ha perdido muchas cosas. “Me hubiera encantado salir fuera, conocer gente nueva, vivir sola”, experiencias que otras de sus amigas sí han tenido y que le da pena no haber experimentado. Esta es una de las espinitas que tienen clavadas muchos de los jóvenes ceutíes, la de estudiar fuera de la ciudad.
Así me lo cuenta también Rahma Mohammed, de 19 años, que asegura que optó por seguir estudiando un ciclo superior de Integración Social como “puente para poder acceder a una carrera”, después de no poder hacer selectividad, o Bilal Abdel, de 26 años, que no pudo marcharse a estudiar a Granada por problemas familiares, “mis padres no trabajaban y si estudiaba, tenía que hacerlo con beca. Una beca no da para mantenerte en Granada”. Bilal optó por el mismo ciclo que Rahma, Integración Social, que le sirvió para acceder posteriormente al Grado de Educación Social y para seguir estudiando a día de hoy el Máster de Secundaria.
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Para Begoña Hernando, de 24 años, salir fuera es “una experiencia casi obligatoria”. Ella estuvo un par de años entre Cádiz y Jerez cursando un ciclo superior de Guía Información y Asistencia Turística. Me cuenta que empezó a estudiarlo en Ceuta pero que desapareció del panorama formativo y optó por continuarlo fuera de la ciudad, aunque ahora ha vuelto y estudia Educación Especial. A pesar de este retorno, Begoña no duda a la hora de pensar en su futuro fuera de Ceuta “yo preferiría irme a otro sitio, vivir una serie de experiencias que aquí no hay”.El acceso a un empleo es uno de los principales retos con los que se encuentran los jóvenes de Ceuta. La crisis ha reducido mucho las opciones, con las tasas de reposición de las administraciones a cero y la merma del sector comercial, el principal motor del sector privado de la ciudad. Un 61 por ciento de los ceutíes menores de 25 años no logra acceder a un empleo según la Encuesta de Población Activa correspondiente al tercer trimestre de este año, una cifra que sitúa a la ciudad entre las más afectadas por el paro juvenil no solo de España, sino del conjunto de la Unión Europea.
Los jóvenes con los que hablado no son una excepción. Tanto Cristina como Rahma trabajan de vez en cuando, la primera en animaciones de cumpleaños o bodas y la segunda como azafata de eventos. Son trabajos esporádicos y, tal y como me cuenta Cristina, es más un hobby que otra cosa, “me sirve para aprender, para trabajar con niños y tener una experiencia de cara al futuro, cuando pueda trabajar como maestra”. La emancipación así, dice Rahma, “está cruda, sin un trabajo uno no se puede emancipar. No queda más remedio que vivir en casa de los padres, seguir viviendo de sus ingresos, y eso no es bueno para la familia”.
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Bilal sí trabaja aunque lo suyo tampoco es algo fijo. Lo hace para una asociación sin ánimo de lucro, Intercultura "y mi puesto de trabajo depende de una subvención de la administración”, es por ello que los retrasos en los pagos, las variaciones anuales y demás circunstancias ajenas a la propia asociación le impiden tener una seguridad sobre la que empezar a construir su futuro en solitario “tengo 26 años y sigo en casa de mis padres pero no les pido nada, todo me lo pago yo con los 650€ que cobro, la matricula de la universidad, los materiales que necesito, mis cosas… bastante es que viva bajo su techo”.
Lejos queda la independencia para Juan Mora y José Damián Martín, ambos tienen 21 años y comparten equipo de fútbol sala. Aún no piensan en ello aunque son conscientes de las dificultades que supone el acceso a un empleo en la ciudad. “Es verdad que, hoy en día, trabajar aquí en Ceuta está complicado en todas las áreas, hay muchas personas esperando para conseguir un trabajo”, lamenta José Damián. Juan, por su parte, ha montado “una miniacademia de clases particulares para niños por las tardes y lo que saco es para mis caprichos”, dice.
La diversidad cultural es otra de las características que define a Ceuta y, en consecuencia, a sus jóvenes. Jóvenes de origen cristiano, musulmán, hebreo o hindú conviven en la que se ha dado en llamar la ciudad de las cuatro culturas. También los definen las zonas en las que viven, con diferencias notables, así lo creen parte de ellos, entre los jóvenes que viven en el centro y los de la periferia.
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“Yo soy de Varela, un barrio de la periferia, pero siempre me he juntado en el centro y mis amigas son del centro”, nos cuenta Cristina, “es muy diferente todo, los estudios, el estilo a la hora de vestir…”. En eso coincide con Bilal, que vive en el barrio periférico de El Morro, afirma que “los jóvenes del centro son más pijos” y asegura que mientras en el centro casi todos los jóvenes tienen estudios superiores, en la periferia es más complicado, "sobre todo porque normalmente los padres de los jóvenes del centro ya han estudiado y en los barrios un elevado porcentaje de los padres tiene unos estudios muy básicos, saben leer y escribir como mucho”.La forma de vida también es distinta, asegura Bilal, “la gente de la periferia no se va de vacaciones fuera de Ceuta, como mucho a Marruecos y a veces ni eso”. También los percibe diferentes Begoña, aunque matiza, “no es tanto dónde vives como dónde has estudiado”. En Ceuta no hay colegios privados pero sí concertados y “especialmente en secundaria y hay quien cree estar por encima de otro por estudiar en un centro educativo determinado”.
Una opinión con la que no coincide Juan “yo creo que eso es un tópico, que se dice de siempre que los del centro son más pijos y ese tipo de cosas, pero ahora que estoy dando clase en el extrarradio soy más consciente de que hay gente excelente, no tiene nada que ver dónde vives”.
Cuestión a parte es el tiempo de ocio de los jóvenes ceutíes. La mayor parte de ellos coincide en que lo que más hacen es pasarlo con los amigos. “Yo me divierto estando con mis amigas de cervezas, hablando con ellas, saliendo” me dice Cristina. A Rahma le gusta salir los sábados, ir a tomar algo “aunque a discotecas no, porque en Ceuta no hay variedad”.
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Juan y José Damián Martín dedican su tiempo libre al deporte. Entrenan a diario de nueve a once de la noche, el mejor horario para poder compatibilizar fútbol sala y estudios, y juegan cada fin de semana, alternando los partidos en Ceuta con los de fuera de casa. "El deporte limita un poco nuestro ocio pero los sábados, después de los partidos, salimos a cenar y a estar con los amigos”. José Damián me cuenta que hay veces que los amigos dan envidia, “especialmente cuando mandan al grupo de WhatsApp imágenes de la fiesta y ves lo que te has perdido”.
Este es un asunto que también genera debate. Begoña reconoce que en Ceuta no hay muchas opciones de ocio para los jóvenes pero asegura que desde el tejido asociativo juvenil, con el que está muy comprometida, se realizan muchas actividades.“A veces los jóvenes se quejan por vicio, se organizan cosas, se informa sobre ellas y no tienen repercusión” lamenta, a la vez que asegura que “muchas veces vienen conciertos, mucho más baratos que en la península, y la gente no va, porque dice que no se va a gastar el dinero para ir a un concierto en Ceuta”.
Pese a las dificultades y las peculiaridades de la ciudad los jóvenes de Ceuta son optimistas respecto a su futuro. Preguntados por cómo se ven dentro de unos años, cuando lleguen a la treintena, todos ellos dibujan un futuro con empleos bien remunerados e incluso familia.
Tan solo Begoña escapa a esto último “entra en mis planes ser independiente, tener mi casa, pero a los 30 ser madre no es una opción”. La mayoría asegura que preferiría quedarse en la ciudad pero que si fuera necesario para encontrar trabajo, no tendrían problema en moverse. No está el mercado laboral, aseguran estos jóvenes, para desperdiciar oportunidades.