FYI.

This story is over 5 years old.

America Incarcerated

Deportes y apuestas en la cárcel según el testimonio de un presidiario

La vida en las prisiones de los Estados Unidos es muy aburrida. Los reclusos necesitan utilizan los juegos, los deportes y las apuestas para matar el tiempo.
Photo via Flickr user Tim Pearce

Sigue a VICE Sports en Facebook para descubrir qué hay más allá del juego:

He pasado tiempo en el Correccional del Condado de Montgomery y en la Prisión del Condado de Chester, en el sureste de Pennsylvania (EEUU), y puedo aseguraros que la prisión apesta. Mucho. El Correccional de Montgomery está literalmente hecho un asco. He estado en celdas en las peores cárceles de Filadelfia y os puedo asegurar que son menos repugnantes.

Publicidad

En Montgomery hay 16 celdas con 16 reclusos cada una. Cada noche hay follón: las peleas son el pan de cada día. Básicamente, cuando estuve allí siempre tuve algo de lo que preocuparme: apenas pasé 10 días en ese lugar y fue como si hubiera transcurrido un año entero.

Fueron 240 horas encerrado: 240 horas de sufrimiento constante. Había hostias todas las noches en mi celda; había hostias todos los días fuera. Cuando salíamos al patio, los reclusos se peleaban con calcetines llenos de jabón. El lugar cumplía todos los estereotipos cinematográficos de la cárcel que os podáis imaginar.

Más deportes: Jóvenes practicantes de parkour en Gaza

No puedes evitar el conflicto racial en la cárcel. En Montgomery hay muchos afroamericanos porque a esa prisión le corresponden barrios de Filadelfia como Norristown, de mayoría negra y uno de los lugares más peligrosos de la ciudad. Afortunadamente, como solía vivir en 'Philly', conozco algunas de las personas que estos tipos conocen, y pude librarme del acoso por ser blanco porque no soy un racista y ellos lo sabían.

Aclaro que en las cárceles, los blancos y los latinos reciben la peor parte; y si hay una comunidad latina lo suficientemente potente, solo los blancos pringan. En EEUU, los blancos quizás manden en la calle, pero en prisión son el centro de todos los ataques. Montgomery es un ejemplo perfecto de ello.

La cárcel del condado de Chester, en cambio, es otro rollo. La prisión es más limpia y segura. La mayoría es blanca, pero la etnia no parece representar un problema; los presos parecen tener otras preocupaciones.

Publicidad

La principal es vencer el aburrimiento.

En la cárcel necesitas algo para matar el tiempo. Algo que hacer. El tiempo libre y el tedio hacen que los presos organicen juegos y apuestas. En Chester pasé mucho tiempo en aislamiento: tuve la suerte de haberme llevado un libro y una baraja de cartas.

En Montgomery, donde la vida es menos tranquila (por decirlo de alguna manera), la mayor parte del tiempo se mata jugando a cartas —Rummy, blackjack, corazones— o practicando deportes más físicos, como el frontón, el tenis o (sobre todo) el baloncesto.

Estos dos últimos no necesito explicarlos: se practican como en cualquier otra parte. Luego hay otros juegos más específicos, que pueden jugarse incluso estando en confinamiento dado que requieren muy poco material. Este tipo de entretenimientos forman parte de la cultura de la prisión: los presos los practican en todos lados.

El tenis de mano es muy popular en Montgomery. Dentro de las celdas suele haber una pared baja; dos tipos se colocan en ambos lados del muro —uno delante, el otro detrás— y simplemente juegan a tenis pero sin raquetas. De hecho, solíamos jugar con algunos guardas en Montgomery… hasta que un novato fue golpeado un día, y se acabó el tenis.

Luego hay otros juegos, como los llamados 'two bounce' y 'four bounce'. Son disciplinas muy simples que sin embargo ofrecen grandes posibilidades a la hora de apostar. Básicamente, se colocan dos botes de basura a una cierta distancia y se intenta meter una pelota dentro logrando que antes bote dos veces en el suelo (o cuatro, o las que sean).

Publicidad

¿Sabéis el típico bote de desodorante 'roll-on'? Pues rompimos uno y le sacamos la pelotita. Tuvimos que sacrificar un desodorante (tampoco fue demasiado terrible, la verdad), pero compensó: las bolas de plástico que hay dentro rebotan muchísimo. A veces usamos las gomas de los calzoncillos para hacer pelotas; en otras incluso utilizamos páginas de libros arrugadas, aunque no haya forma de hacerlas rebotar más que unos pocos milímetros.

Sí, el aburrimiento es terrible allí dentro.

El Palacio de Justicia de Montgomery, en Pennsylvania. Imagen vía WikiMedia Commons.

Todos los presos de la celda se apuntan al juego y casi siempre se pone un límite de puntos; si eres el primero en alcanzarlos, ganas. Los demás siguen jugando hasta ver quién es el último. Normalmente, quien pierde paga una apuesta tonta, como algo de café o el postre del día.

Hay que tener en cuenta que allí dentro todo tiene valor. Si tienes algo de dinero, puedes apostarlo, o apostar algo de comida o bebida de las máquinas expendedoras. Los panecillos de miel y las latas de Coca-Cola son también artículos valiosos, igual que el café, que es casi como tener dinero contante y sonante. De hecho, si tienes café cuando los guardias no están, puedes hacerte el amo de una sección.

Bueno, y si tienes tabaco de contrabando, entonces eres el jodido rey y puedes apostar lo que te dé la gana.

También se puede pagar la apuesta con flexiones. Digamos que un tío y yo apostamos y nos jugamos 50 flexiones; podemos hacerlo 'al momento' o 'cuando se ordene'. Al momento significa que quien pierda deberá hacer las 50 flexiones justo al acabar; si es cuando se ordene, entonces quien gane podrá mandar al otro que haga flexiones cuando le venga en gana durante la estancia en la cárcel. La única condición es que no excedan las 50 acordadas.

Publicidad

Si el perdedor no obedece al ganador cuando éste le encarga hacer flexiones, habrá repercusiones. Casi siempre son de tipo violento, pero eso es otro rollo.

Lo que debéis entender sobre las apuestas en la cárcel es que no son tan distintas de lo que ocurre en Wall Street, porque al final en la prisión lo que importa es esto: saber quién tiene qué, quién quiere esto o aquello, y quién está dispuesto a cambiar algo por algo.

Los presos son personas, y jugamos por las mismas razones que la gente de fuera: consumir tiempo, dar emoción a la vida y socializar. Los juegos ayudan a romper el hielo; así es como haces amigos, te ganas bandejas de comida, te respetan. Como más juegues, más te van a cuidar.

El tema del respeto quizás sea un tópico, pero en la cárcel es absolutamente cierto. Un día, un tipo se metió con nuestra sección y la cosa estuvo a punto de acabar muy mal. Puede que en la sección nos jodamos entre nosotros, pero ese tipo era un desconocido y por eso nos unimos contra él. Cuando estás allí dentro tienes pocas cosas; la lealtad a 'los tuyos' es una de ellas.

En la cárcel, compartes estancia con muchos otros presos. Estás en el mismo lugar, participas en los juegos, y todos terminan involucrándose. La gente que no se involucra… bueno, esos suelen ser los que no duran mucho.

Según el testimonio recogido por [B. David Zarley](Según el testimonio recogido por B. David Zarley).